Colección A la Mínima: los Aforismos en la Editorial Renacimiento

Crear una colección dedicada exclusivamente al aforismo tiene una lógica fundamental según su director Manuel Neila: evitar que esos libros más breves se pierdan diluidos en colecciones genéricas, generales, amplias, si se incluyen entre otros géneros de mayor extensión como novelas, poemas, ensayos, a no ser los títulos de algún nombre imprescindible.

El aforismo, además de ontológico, filosófico, o estético, es una propuesta ética, un dardo contra la moral dominante cuando la moral se equivoca. En esta época de estetización de la sociedad, de fragmentación, fenómeno ya genérico iniciado hará unos veinte años y favorecido por lo virtual, el aforismo mantiene esa fuerza ética con lo moral. Ya decían los clásicos aquello de “no hay estética sin ética”, aunque en nuestra sociedad la ética se haya perdido por el camino y sólo nos haya quedado la estética.

Existen tres tipos de aforismos: filosóficos (discusiones del conocimiento), estéticos (greguerías) y moralistas, aunque según Neila el buen aforismo incluya las tres líneas. Al aforismo se le pide que sea una especie de “breverdad” dicha con agudeza y arte de ingenio: “breverdad” realmente es una palabra que no existe, creada por el propio Neila como neologismo necesario para expresar un concepto básico que encierra cualquier aforismo y que alberga matices que no están en la ya existente “brevería”.

Dos de los mejores aforismos leídos por Neila fueron: “Todo empezó con el impacto de un meteorito sobre la tersa superficie marina, luego vino lo peor” y “En algún momento la eternidad saltó hecha pedazos, desde entonces el poeta se ocupa de recogerlos”.

Entre los autores incluidos en la colección se encuentran Antonio Machado, Vauvenargues, Tagore, Dionisia García, Ramón Eder, Pessoa, cuyo libro ha merecido una segunda edición ampliada, el propio Manuel Neila, Rafael Barrett, Gibran y Oscar Wilde. No obstante, Miguel Losada señaló dos ausencias importantes: Baltasar Gracián y Cervantes, que debería aparecer con una serie de aforismos extractados de El Quijote.

Ángel Guinda, autor de libros de aforismos como Breviario (1992) y Huellas (1998), reunidos en el volumen Libro de huellas, recién publicado por la editorial Tigre de Papel en 2014, será incluido en la Colección A la Mínima con un libro escrito expresamente para la misma: Versos aforísticos.

Realizó una perfecta definición aforística del género: “El aforismo es una gota de la destilación del pensamiento”. Y recordó que el propio Neila ha teorizado sobre el mismo para diferenciarlo de géneros próximos como proverbios, sentencias, axiomas, de manera muy sucinta y muy ilustrativa, aguda y acertada. Nos deleitó con la lectura de textos suyos iniciada con estos dos aforismos basados en contradicciones sensoriales: “El pensamiento es la voz mayor, la que mejor se oye a pesar de ser muda”, “No mires lo que ves, sino lo que te ciega”.

Ricardo Virtanen, autor tanto de haikus como de aforismos, dos géneros fronterizos pero que se diferencian porque el primero es plasticidad y el segundo materialidad, acaba de publicar hace escasos meses su primer libro de aforismos líricos, Laberinto de efectos (Amargord, 2014) y tiene pendiente un segundo volumen, La idea en el hecho que saldrá el año que viene.

Virtanen recordó definiciones del término como la de Eugenio D’Ors, “las golondrinas de la dialéctica”, o la de Umberto Eco, “el arte de la agudeza” muy a lo Pascal o a lo Gracián; e incluso las de otro de los autores de la Colección A la Mínima, Ramón Eder: “relámpagos en la oscuridad”, ”filosofía cristalizada” y “una flecha que da en el blanco y si no da en el blanco, tampoco pasa nada”. Según Wilde son la obra artística como el resultado singular de un temperamento único.

Incluso Virtanen se aventuró a darnos su propia definición: los aforismos nos retratan, retratan nuestros gestos, nuestras luces y sombras, retratan con el pensamiento la belleza inválida que nos rodea. Son pensamientos mundanos, inteligentes, profundos, breves. Son breverías que nos hacen reformularnos la vida a cada paso sin mantener nunca la certeza de lo absoluto, eso quizá es lo positivo, una manera de posicionarse ante las cosas y la vida que gira a nuestro alrededor.

Se definió a sí mismo como un aforista de lo cotidiano, sin la intención de apuntalar un sistema filosófico a lo Pascal y a lo Nietzsche y al margen de las grandes verdades. Y destacó que sus aforismos son líricos, como indica el subtítulo de su libro: entró en ellos desde la poesía porque de otra manera no podría, desde la reflexión, el humor, la paradoja. Esos aforismos son un síndrome del yo en nosotros y rebosan influencia de filósofos pero también de Ramón Gómez de la Serna, Carlos Edmundo de Ory, Pérez Estrada. Comenzó su lectura con el que inicia su libro: “No nos engañemos, el mundo está hecho aposta” y nos deleitó con una amplia selección de sus textos más greguerísticos para acabar con “Te has dormido en mi mano. Y mi corazón te piensa”.

Por último y antes de dar paso al coloquio, cerró el acto Miguel Losada con la lectura de algunos aforismos extraídos de la colección A la Mínima de autores como Tagore, Gibrán, Oscar Wilde (“La amistad es mucho más trágica que el amor, dura más”) y Pessoa (“Comienzo a conocerme, no existo”).

Tras cinco años de andadura, diez títulos publicados, y varios en preparación, auguramos un magnífico futuro a la Colección A la Mínima de la Editorial Renacimiento, que siempre nos deleita con la edición de libros magníficos y muy cuidados en cuanto a la edición, tipografía, bellas portadas y lo fundamental, contenidos y títulos de gran calidad, muchas veces rescatados del injusto olvido (Colección Rescate) en ediciones rigurosas con prólogos ilustrativos.