“La sociedad sigue necesitando las enseñanzas de Sampedro, que fue un referente moral para muchas personas, parte de las cuales se han reunido en
La vida perenne, una obra que es un antídoto contra la prisa", ha señalado la viuda en el acto de presentación de este volumen donde se recogen los pensamientos y sentimientos de Sampedro mezclados con las voces de los sabios de Oriente y Occidente de los que aprendió, desde San Juan de la Cruz a los maestros sufíes o del taoísmo.
Olga Lucas ha recordado su emoción al leer tras el verano el borrador del libro que el editor de Sampedro, Ángel Lucía, que no pudo estar presente por problemas de salud, le presentó después del verano. "Tuve una sensación como si él resucitara y estuviera hablando conmigo como lo hacía", dijo en el acto.
Su viuda recordó que en sus últimos tiempos (Sampedro falleció a los 96 años), el escritor catalán, que vivió cierto tiempo en Aranjuez y de esa experiencia salió uno de los libros más evocadores de los suyos, El río que nos lleva, estaba preocupado por la pérdida de valores, por la crisis financiera y por la crisis global de la humanidad que padecemos en la actualidad y tenía mucho interés en poder transmitir todas sus reflexiones a los jóvenes porque, decía, "él ya había visto la función".
Olga Lucas considera que es muy difícil hablar del libro; ha recalcado que hay que leerlo "muy despacio" ya que "apela de una forma equilibrada al cerebro y al espíritu". "No tienes que devanarte los sesos, sino que aquieta el espíritu". De ahí que su principal preocupación haya sido que el texto no resultase demasiado denso, por eso que decidiesen ilustrarlo con la obra del Chema Madoz, al que no llegó a conocer personalmente pero que en sus últimos libros fue el encargado de realizar las portadas.
"Casi se le oye", refirió la viuda en referencia a Sampedro y a este libro, la segunda obra póstuma que se presenta tras su fallecimiento, después de que el 8 de abril del pasado año se publicara
Sala de espera. Y es que Sampedro dejó 50.000 notas, un legado con el que se han realizado estos dos libros y con los que en el futuro "se hará lo que se pueda", ha indicado Olga Lucas.
No es su intención ser "la viuda que quiere estrujar al autor" sino que lo que le interesa es que el pensamiento, el legado de Sampedro, siga vivo: "Siempre que pueda sacar un libro de calidad que ayude a que no se olvide, lo haremos. No sólo porque le sigo queriendo sino porque creo que es necesario", afirmó con el riesgo que supone este tipo de libros que muchos no llegan a entender.
"Fue un referente moral para mucha gente y la sociedad no ha ido evolucionando tan para bien como para que podamos olvidarnos de sus enseñanzas. Ojalá no lo necesitáramos, pero lo seguimos necesitando", opinó con descernimiento. Su legado sigue estando muy actual, desde siempre estuvo preocupado con el humanismo de las ciencias, le dio una dimensión nueva y más humana a una disciplina tan árida como es la economía.
Chema Madoz, Premio Nacional de Fotografía, es el autor de las ilustraciones, tanto de la portada como del libro. Y pese a no conocerle en persona siempre ha sentido una gran afinidad con su obra aunque hayan trabajado en universos tan diferentes y le ha recordado como una persona que, cada vez que hablaba, "ponía las cosas en su justo sitio". "Era una bocanada de aire fresco", ha señalado en su intervención.
"Mientras que Sampedro hace en este libro una especie de homenaje a los sabios y los místicos que marcaron su forma de entender la vida yo hago un homenaje a alguien que ha servido de referencia ética y moral", señaló el artista gráfico que ha sabido acompañar con sus imágenes el pensamiento del escritor.
El editor David Trías ha señalado que “el libro es inclasificable y creo que acerca de manera distinta la obra de José Luis Sampedro” y añadió que “es un proyecto muy singular y de una enorme valía, que da una imagen menos conocida o inédita” del autor de Octubre, octubre, una obra inclasificable que le costó 19 años de arduo trabajo y donde dejó una obra maestra de la segunda parte del siglo XX.
“En cierta forma,
La vida perenne se puede considerar la trastienda de “Octubre, octubre”, ha concluido su viuda.
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