En nuestro imaginario, cuando pensamos en Irlanda, pensamos en el terrorismo del IRA y las imágenes de películas como “Michael Collins” de Neil Jordan o “El viento que agita la cebada” de Ken Loach asaltan nuestras retinas. Imágenes de atentados, de muertes, de sangre, que tiñen las ciudades y las campiñas de un rojo casi negro. “
La canción del bardo” de la escritora
Úna Fingal, también el seudónimo de
Isabel Laso, nos evoca a la verde Erin, nos trae a la mente esas imágenes pero de forma más reposada.
Los hechos que narra la autora catalana ocurrieron antes que esas dos películas. Son los sucesos de la Pascua de 1916 de los que trata. El comienzo de unas hostilidades que se resolverían seis años después con una Gran Guerra por medio. Gran Bretaña estaba luchando en Francia para parar el avance alemán. Mientras sus soldados luchaban en las trincheras contra los alemanes, pero también contra las enfermedades, las ratas, los gases, el hambre, etc. Los irlandeses luchaban en las calles por su independencia. Con dos posturas radicalmente diferentes, algo que les ha ocurrido siempre.
Los británicos, mejor pertrechados, consiguieron dominar la situación y muchos patriotas fueron encarcelados, entre ellos nuestro protagonista y narrador Olcán Finnegan, maestro, persona culta y con ciertas tendencias musicales, de ahí el título del libro, con el que Úna Fingal se ha hecho con el I Premio Narrativa Playa de Ákaba. ¡Qué gran labor está haciendo esta editorial!
Finnegan consiguió que le conmutasen la cárcel por alistarse en el ejército británico para luchar en Francia. Algunos lo entendieron, otros no.
Olcán Finnegan luchó en Francia de manera valiente. Su cometido era ser enlace entre las tropas y jefes. Sus carreras llevando mensajes, en un tiempo en que las comunicaciones estaban comenzando a despegar, le valieron el respeto de sus jefes y compañeros. Hasta que es herido y le tienen que evacuar a un hospital. Es allí donde conoce al amor de su vida. ¡Cuántas veces se ha repetido en la historia esta historia de amor! Soldado conoce enfermera. Y cada una de esas veces, la historia es diferente y merece la pena ser contada. Más como la cuenta la autora. Con sentimiento, sensibilidad y pasión.
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La canción del bardo” está narrada en primera persona con un gusto exquisito. Que la narradora sea mujer da una especial sensibilidad a las descripciones y a la propia narración. En un tiempo en que las mujeres sólo desarrollaban cometidos auxiliares en las guerras, los ojos de Úna Fingal atemperan las escenas dolorosas y nos hace que nos fijemos más en los detalles, en lo que rodea a una guerra, que en las acciones bélicas en sí mismas. Son los ojos de la narradora en los que vemos reflejados la acción de los hechos y los vemos de manera detallada y diferente a los de los ojos masculinos.
La autora ha escrito una novela con sentimiento, con precisión y con una visión diferente. Con metáforas ciertamente poéticas, como lo son los poemas del narrador. Ha escrito una historia de amor bélico desde una perspectiva femenina y feminista con un final, ciertamente, sorprendente y que deja abierta a las próximas entregas de esta trilogía sobre el proceso independentista de Irlanda. Uno de los personajes del libro emigró a Cataluña hace ya casi un siglo ¿fue esa la historia que le llegó a la autora?
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