Con esta historia el escritor jienense
Juan Eslava Galán ha construido una novela a medio camino entre la novela histórica y la policíaca. “Una novela de intriga” como le gusta calificarla a su autor y que se titula “
Misterio en casa de Cervantes” con la que ha conseguido el XIX Premio Primavera de Novela que otorga la editorial Espasa y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, dotado de 100.000 euros y que le hace ser uno de los mejor remunerados del panorama literario español.
El jurado, conformado por Antonio Soler, Ángel Basanta, Ramón Pernas, Fernando Rodríguez Lafuente, Ana Rosa Semprún y, como secretaria sin voto, Miryam Galazcomo, ha tenido que escudriñar entre más de 900 obras para seleccionar a la ganadora y no puede ser más oportuna la concesión del premio, casi al tiempo de la aparición, en el convento de las Trinitarias, de los huesos de Cervantes en una fosa común junto a los de su mujer y casi una veintena más de personas.
“Ha sido una casualidad afortunada y no he tenido que sobornar al equipo que ha realizado el hallazgo”, refiere entre risas Juan Eslava al escritor
Javier Sierra. Ahora tendrán que continuar las verificaciones de dicho huesos para lo cual se necesitarán nuevas partidas presupuestarias pero “como los políticos necesitan hacerse fotos”, casi con toda seguridad continuarán para que el año que viene, celebración del cuarto centenario de su fallecimiento, se puedan realizar los fastos pertinentes.
Precisamente, el escritor turolense ha sido el encargado de charlar con el afortunado ganador del Premio Primavera en el acto de puesta de largo de la novela sobre Cervantes. La amistad de ambos escritores se cimenta en sus muchas conversaciones, que mantienen asiduamente en sus paseos por el Retiro madrileño, parque cercano a sus respectivos domicilios. “Cervantes quiso ser enterrado en ese convento ya que las monjas Trinitarias fueron las que rescataron al escritor alcalaíno de sus años de prisión en Argel”, recuerda
Juan Eslava en la charla. Cinco largos años padeció encerrado.
Misterioso asesinato en casa de Cervantes es “una intriga muy bien construida, escrita con una riqueza de lenguaje extraordinaria y por un autor que conoce a la perfección el mundo de Cervantes”, señala en fallo del jurado. En la época que recrea la novela, vivía en Valladolid, año 1605, había fracasado como escritor teatral, aunque la primera parte de El Quijote le había procurado un relativo éxito. La novela parte de ese hecho cierto referido anteriormente. Y es precisamente ahí donde se inicia la ficción del libro, cuando la duquesa de Arjona requiere los servicios detectivescos de la joven Dorotea de Osuna, personaje que el autor extrae de una obra cervantina y que comienza la investigación disfrazada de hombre.
Con esta añagaza literaria, el lector comienza un recorrido por la sociedad española del Siglo de Oro. El país vivía esquilmado por guerras sin fin en Flandes e Italia, además de las conquistas al otro lado del Atlántico. Una visión de un país donde la picaresca era el denominador común tanto desde las altas jerarquías, duque de Lerma, hasta las clases más humildes.
"Cervantes tuvo una visión de la mujer muy adelantada para su época y apuesta por mujeres independientes, inteligentes y que saben valerse por sí mismas", explica
Juan Eslava Galán, y que cuenta cómo pensaban y actuaban las hermanas de Cervantes, actúan así y que por eso, despreciativamente, las apodaban "las Cervantas". Unas mujeres cultas e instruidas que sabían leer y que la única que desentonaba un poco era la hija de Cervantes, que tuvo con una tabernera.
“Miguel de Cervantes fue una persona adelantada a su época y un hombre muy feminista, mucho antes de que esa palabra existiera, contó Juan Eslava en su coloquio con
Javier Sierra, y es la protagonista Dorotea, un símbolo de ese feminismo “que no se dejaron manejar como era corriente por una sociedad y una Iglesia que las consideraba poco menos que prostitutas”, recuerda el autor de Almafiera, sólo por el hecho de ser instruidas y versadas.
Una de las debilidades de
Juan Eslava Galán es la comida. Junto a su hija Diana escribió un libro sobre gastronomía titulado "
Cocina sin tonterías" y aquí ha querido reflejar, además de la vida cotidiana y la vestimenta de la época, la gastronomía y para ello ha usado un léxico propio de la tradición literaria española como gran conocedor del mundo cervantino, al que ya dedicó una novela: “El comedido hidalgo”, con la que obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla.
Javier Sierra señaló que lo que más le llamó la atención al leer la novela fue "que el protagonista fuera una mujer que juega a ser hombre”, y añadió que “el lector va aprendiendo cosas muy llamativas sobre la liberación de la mujer en sus páginas".
Para finalizar, el autor de "
Últimas pasiones del caballero Almafiera" dijo haber sido "muy exigente en las descripciones de la novela para recrear fielmente la época". Además, cree que Cervantes le ha traído "mucha suerte". Por ello ha ganado dos prestigiosos premios literarios españoles.
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