El estremecedor relato cuenta la experiencia brutal y traumática de ser acosada sexualmente primero, y perseguida laboral, profesional y personalmente después, a modo de escarmiento, por aquellos que tendrían que haberla protegido. Después de diecisiete años de servicio, la comandante Zaida se ha visto obligada a abandonar las Fuerzas Armadas tras sentirse represaliada por los amigos y compañeros de promoción del Coronel José de Lezcano-Mújica , al que consiguió que condenaran a dos años y diez meses de prisión por acoso sexual y laboral, como se cuenta en este libro.
UPyD ya pidió al ministro explicaciones por el caso de Zaida en noviembre de 2013 en la Comisión de Defensa del Congreso. Entonces Irene Lozano exigió a Morenés –que ni siquiera acudió a la Comisión– que tomara cartas en el asunto ante las agresiones sexuales sufridas por la entonces capitán Cantera. Morenés ni siquiera atendió las llamadas personales de la diputada.
El teniente coronel José de Lezcano-Mújica salió en libertad provisional en febrero tras haber cumplido 23 de los 34 meses a los que fue condenado. A raíz de su puesta en libertad, UPyD presentó una lista de preguntas para saber "qué criterios habían llevado al Ministerio de Defensa a tomar esta decisión y en qué informes se había basado". También preguntaba si el acosador "había mostrado arrepentimiento" o "había pedido perdón a la víctima".
Ante la ausencia de respuesta, la formación a la que pertenece Irene Lozano, acaba de registrar en el Congreso una nueva batería de preguntas para conocer más a fondo la situación de las mujeres en las Fuerzas Armadas. Una de las cosas que quieren saber es "el número de mujeres que han presentado denuncia, parte o queja contra sus superiores por acoso sexual o acoso laboral y cuántos casos han terminado en sanción administrativa o penal".
Zaida Cantera de Castro ingresó en el ejército español en 1997, donde ha desarrollado una carrera ejemplar reconocida por una brillante hoja de servicios. En 2008, tras regresar de una misión internacional en Líbano bajo mandato de la ONU, se reincorporó a su puesto en el Ejército de Tierra y dio comienzo una terrible historia de acoso por parte de uno de sus superiores, el teniente coronel Isidro José de Lezcano-Mújica. Durante un largo año aguantó sus miradas lascivas, sus insinuaciones y tocamientos. Después de sufrir una agresión física, y desalentada por la pasividad de sus superiores, se decidió a denunciarlo para poner fin a tan grave situación de desamparo.
Tras un durísimo juicio, consiguió una de las pocas sentencias condenatorias por abuso de poder (el acoso sexual no está tipificado en el código penal militar) dictada por un tribunal militar: dos años y diez meses de prisión. A pesar de su triunfo, la pena supuso una victoria agridulce para ella: faltó valor para condenarle a una pena superior a los tres años, que hubiera supuesto la expulsión definitiva del ejército para su acosador.
A pesar de todo, Zaida decidió pasar página y se reincorporó a un nuevo destino confiando en recuperar su vida. Lo que no intuía es que los amigos y compañeros del Teniente Coronel condenado la perseguirían en cualquier destino que ocupara hasta que aprendiera la lección: no se puede denunciar a un superior y proseguir su carrera sin consecuencias.
Zaida Cantera de Castro se encuentra de baja médica desde febrero de 2014. El 14 de julio de 2014 solicitó la incoación de un expediente de insuficiencia de condiciones psicofísicas para determinar si todavía posee las facultades para continuar en el Ejército de Tierra. En marzo de 2015 sigue esperando la resolución del informe.
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