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"En presencia de un payaso" de Andrés Barba

miércoles 31 de diciembre de 2014, 11:36h
'En presencia de un payaso' de Andrés Barba

Andrés Barba ha escrito una novela que te cautiva desde el primer momento, con unos personajes muy bien trazados, en una atmósfera mágica, que siempre parece ocultar algo, con tensión. Una lectura excelente.
En presencia de un payaso” nos habla de lo que sabemos de nosotros mismos, de lo que nos ha marcado, de lo que somos capaces de asumir y de lo que ocultamos, de quién somos en realidad, de la influencia de nuestros padres, del amor, del deseo.

Marcos Trelles, un investigador, va a ver cumplido su sueño de publicar un artículo en la más importante revista científica del mundo. Pero desde la revista le piden una pequeña biografía, en trescientas palabras, subjetiva, que le defina como persona. Y esta búsqueda recorre toda la novela. La necesidad de saber quienes somos. La dificultad de hacerlo. La necesidad de reconocernos, de saber qué nos ha marcado, qué acontecimientos podríamos contar para explicarnos. Seguramente la relación con nuestros padres sea una de las claves. Y eso también recorre la novela.

Marcos está casado con Nuria, un extraordinario personaje, construido magníficamente por Andrés Barba, una mujer de la que te enamoras. Nuria es la hermana de Abel Cotta, un personaje televisivo, un payaso que se convirtió durante un tiempo en el hombre más influyente de los medios, el más agresivo también, una especie de genio del humor y de la crítica. Éste es otro personaje extraordinario, inolvidable, de la novela. Abel se fue de España después de una polémica salvaje.

Después de que la madre de Nuria y Abel muera, Abel vuelve de Colombia para con la intención de vender la casa de la madre, en la sierra, y Nuria le pide a Marcos que le ayude a convencer a su hermano de que no la venda. Abel llega acompañado de una joven mujer, su novia colombiana, de la que nada sabía su hermana. Las dos parejas se van a la sierra a pasar los días de Navidad, rodeados de nieve y de recuerdos.

Y en ese ambiente amable, misterioso, melancólico, emocional, los cuatro van encontrándose con su pasado, con las viejas fotografías que descubrirán vidas insospechadas, con recuerdos dolorosos, con objetos que van construyendo a los personajes, y también se descubrirán en el presente. En qué se ha convertido Abel, el famoso e influyente payaso, en Colombia, las relaciones entre ellos, las relaciones con sus padres, con sus recuerdos, y los pasos dados hasta llegar hasta allí. Quién era la madre, otro personaje magnífico, y complejo. La relación de sus hijos con ella. Las idas y las vueltas.

Y mientras, Marcos seguirá intentando construir esas trescientas palabras que le definan. Y conoceremos sus pasos como investigador y la relación con su aventajada becaria, y sobre todo, la relación con su padre, la vergüenza que pasaba Marcos cuando todos pensaban que era homosexual. Para acabar en un final inhóspito y extraño que termina de definir a Marcos, que termina de contarnos su historia.

No sé si influye en cómo sentimos las novelas la forma en la que nos las hemos leído. Yo guardo grandes recuerdos de novelas leídas de cabo a rabo, sin descanso. Así me he leído esta novela de Andrés Barba, sus apenas ciento ochenta páginas. Tal vez porque no he podido parar, desde la primera línea. Me ha cautivado su atmósfera, sus personajes, la forma de contar sus historias, esa forma de enseñarnos una parte de sus vidas y darnos la clave para entender el resto. Los personajes llenos de matices. Las relaciones complejas, llenas de aristas. La sensualidad. El dolor. La soledad. El deseo.

A mí me ha parecido una novela que no hay que perderse.

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