La segunda publicación es “El universo de Ibáñez. De 13, Rue del Percebe a Rompetechos”, dirigido a un público que quiera recordar los inicios de Francisco Ibáñez en la editorial Bruguera y en los tebeos que ésta publicaba como el inimitable Tiovivo. Personajes como Don Adolfo, Mortadelo y Filemón, Rompetechos, El doctor Esparadrapo y su ayudante Gazapo, Kinito, La familia Trapisonda y otros más, nos imbuirán en un universo divertido y nostálgico de un tiempo en el que los niños pasaban sus mejores ratos con la lectura de unos entrañables tebeos. Publicación ideal para aquellas personas que fueron niños en los años cincuenta y sesenta.
Según Ibáñez, en los últimos años “hay unos dibujos animados llamados “Bob Esponja”, con ciertos tintes surrealistas y pueden significar que no se ha acabado el gusto por lo sencillo y que quizá se esté acabando eso de los videojuegos complicadísimos”. En su opinión “a los niños cuesta arrancarlos de la televisión que se lo da todo resuelto y le tienen pánico a esos bichitos que se llaman letras”. Pese a ello, siempre ha dicho que no tendría que desaparecer el cómic, porque es un primer escalón para que ese niño se empezara a acostumbrar a leer esos bichitos con esos bocadillos de la historieta, que es atractiva, y de ahí pasar a otros libros. Ibáñez recuerda que en sus tiempos “pasábamos de “las aventuras de Guillermo” a Salgari y así íbamos subiendo en dificultad. Era un camino a seguir. Ahora nadie hace nada, se deja esto de lado y no se hace fuerza para que le pierdan el terror a esos bichitos negros”. También señala que “nosotros, con que de vez en cuando una buena parte de niños coja un tebeo o un libro, nos damos por bien pagados”. En un pequeño aparte de la presentación respondió a unas preguntas que pudimos hacerle.
¿Han evolucionado sus personajes a lo largo del tiempo?
Sí, pero en las historietas casi no se aprecia. Antes había mucha censura y ahora se trabaja con más libertad. Se pueden tocar temas de actualidad y no ocurre nada. El personaje habla como la gente de la calle y sucede también al revés, que es la gente de la calle la que habla como el personaje.
¿Por qué cree que ha funcionado tan bien “La rue del percebe y ha llegado a tantas generaciones?
En “La rue del percebe” no hay un solo personaje, sino unos catorce o quince, y los puedes ver a todos a la vez. Esto fue una novedad.
¿Alguna historia de las que se cuentan en esas historietas le ha ocurrido a usted o a alguien que conozca?
El personaje que vive en el ático existió de verdad. Era realmente así, y aún me quedaba corto.
¿Cree que se hará una película sobre usted algún día?
No, porque mi vida es la más aburrida del mundo. Es aburrido ver a una persona que se levanta y, hasta que se acuesta, si se acuesta, todo el día en el tablero dale que te pego, es lo más aburrido del mundo. A veces me dice mi mujer que en las viñetas puedo ser divertido, pero que soy como un pavo, todo el día trabajando.
En sus primeros tiempos de Bruguera, ¿pagaban mejor las novelas del oeste que las historietas?
No lo sé. Ellos decían que pagaban a todos lo mismo, para que no hubiese piques.
¿Ve internet como una buena vía de hacer llegar el cómic?
Sí, internet sí que puede ser otra vía. Se había hablado de que igual que los libros pueden pasar a ser electrónicos, pasar también la historieta, incluso llegó a hacerse alguna cosa, pero entonces no tuvo mucho éxito. Creo que ahora sí que podría tenerlo. Sería una vía de difusión muy rápida. Obligar al niño a leer una historieta a través de la pantalla, para mí sería magnífico.
La serie de TV “Aquí no hay quien viva” a mí me recordaba mucho a “La rue del percebe”, ¿le pasa a usted lo mismo?
Sí, pero era algo diferente, aunque tenía puntos de similitud. También, hicieron una serie sobre “El botones Sacarino”, que no duró nada, afortunadamente, y que no me gustó nada. Otra muy parecida a “Pepe Gotera y Otilio” fue la que se llamaba “Manos a la obra” pero que según ellos no tenía nada que ver con mis historietas.
¿Qué le parecen las películas de “Mortadelo y Filemón?
A mí me han gustado, están entretenidas.
El libro es una preciosidad, es casi para tenerlo como una casa de muñecas en casa. ¿Usted en quién ha pensado al hacerlo, en niños, en mayores, o en alguien que no sabía que existía esta casa?
Para los niños es un juguete imponente, si les sirve para acercarse a las historietas y leer un poco, para mí será suficiente.
¿Han visto el libro sus nietos?
Sí, han estado jugando con él.
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