Luis Eduardo Aute es un animal creator, un espíritu creador total, un renacentista del siglo XXI que reflexiona sobre las vicisitudes del ser humano inmerso en su cotidiana y contradictoria realidad hasta convertir ese proceso en categoría de obra de arte. Además, es un trabajador infatigable que aúna una considerable obra pictórica, diversos poemarios, varias películas y, sobre todo, cientos de canciones que ya forman parte de nuestro acervo personal y, por extensión, del patrimonio cultural común.
De tal manera es cierto lo que anteriormente se afirma, que cada uno de los lectores puede asociar los temas que aparecen en el índice de este libro con los acontecimientos o vivencias más personales. Porque Aute ha escrito e interpretado la banda sonora de nuestras vidas, convirtiéndonos, con nuestra aquiescencia, en letra de canción, en música, en arte, en poesía.
Sus canciones, muchas de ellas convertidas en auténticos iconos de la llamada canción de autor, han acompañado a sucesivas generaciones desde 1967, fecha en la que edita su primer disco.
Claroscuros y otros pentimentos configura el corpus de la obra musical autiana, clásica y renovada a la vez, que nos descubre los complejos itinerarios del alma humana a través de los avatares sociales y políticos vividos a lo largo de las cuatro décadas que cerraron el siglo XX y lo que llevamos de este tercer milenio. Un libro imprescindible para conocernos mejor y, sobre todo, para querernos un poco más.
Luis Eduardo Aute (Manila, Islas Filipinas, 1943). Su discografía consta de más de treinta discos de larga duración. Por el álbum doble Entre Amigos le conceden en 1983 el Premio Nacional del Disco en España. En 1978 decide dar conciertos después de doce años de simultanear su actividad como pintor con la de autor-intérprete exclusivamente en discos. Tiene editados tres libros de poemas, La matemática del espejo, La liturgia del desorden y Templo, todos ellos recogidos en el poemario Volver al agua (Sial). También ha editado cinco libros de poemigas: AnimaLuno, AnimaLdos, AnimaLhada, animaLhito y No hay quinto animaLo. Desde el año 2004, una muestra retrospectiva de su obra plástica, Transfiguraciones, se ha mostrado de forma itinerante por diversas ciudades españolas y en La Habana (Cuba), Bogotá (Colombia), Quito (Ecuador) y Roma (Italia). Su último disco, El niño que miraba el mar, se complementa con un mediometraje, El niño y el basilisco, dirigido, dibujado y musicado por el autor.
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