David Safier cambia el humor por el horror del nazismo en su nueva novela "28 días"

El discurso que dio en la catedral de Varsovia fue el punto de partida para investigar sobre los acontecimientos acaecidos en el gueto durante la Segunda Guerra Mundial. “Lo que más me ha fascinado de esta historia es que en el gueto de Varsovia se pudo vivir lo peor y lo mejor del ser humano”, afirma. Allí se pudo ver que hay personas que hicieron todo lo posible para salvar a los demás, que les acompañaron hasta el último momento cuando los encerraban en los vagones de tren camino a los campos de concentración. Pero hubo otro tipo de personas que fueron capaces de hacer todo lo posible para alargar su propia vida. Se aprovecharon de los demás hasta llegar a traicionar a sus propios padres para alargar su vida.

“Hay casos como el de Januscz Korczak, pedagogo y director de un orfanato de Varsovia que, pudiendo haber salvado su vida, decidió quedarse en el gueto de Varsovia para no abandonar a los niños de su orfanato”, cuenta con pasión, siempre con una sonrisa perenne en los labios. Por otra parte, estaban algunos policías judíos que apoyaban a las SS con la esperanza de salvar su vida. “Tenían la orden de llevar a cinco personas cada día a los trenes de deportación porque si no morirían ellos mismos”, señala y añade que ante la misma calamidad “todos los judíos fueron víctimas de los nazis, pero no todo el mundo reaccionó igual”.

De ahí que la pregunta que se plantee la protagonista de la novela y que sólo tiene 16 años sea: ¿qué clase de persona quieres ser? Cada persona tiene su propia respuesta, pero Mira, la adolescente protagonista, lo tiene claro. Su lugar estaba con los suyos y aunque se ganaba la vida como estraperlista, su vida da un vuelco y decide luchar contra los nazis aún sabiendo que su vida podría acabar en cualquier momento. Unos 1.400 jóvenes, entre 13 y 29 años, resistieron durante 28 días a los nazis que los querían sacar del gueto para llevarlos a los campos de concentración. “Ellos mismo no creían que pudieran resistir más de un día, pero aguantaron casi un mes. Con armas en la mano, con las mujeres disparando, aguantaron el ataque de unos soldados experimentados”, relata el autor de Maldito Karma.

“La dramaturgia que he utilizado para la novela es parecida a la de la serie de los años setenta, Holocausto, o como en la película Titanic. Me inventé unos protagonistas, pero todos los hechos son reales, al igual que algunos personajes históricos”, apunta con la seguridad de saberse uno de los escritores más leídos en Alemania. Por lo que se muestra muy satisfecho por la acogida que ha tenido el libro en su país, cuando él es un escritor conocido por escribir obras divertidas.

12 semanas entre los libros más vendidos, según la revista Der Spiegel, numerosas lecturas de su libro que lleva a cabo por todo su país, con aforos que van de los 100 a los 700 oyentes y con un público bastante diferente al que le suele seguir y que no le había leído hasta ahora.

En su próxima novela, que tiene previsto publicar en Alemania a finales del año que viene, volverá al género de comedia, pero no descarta, si encuentra una historia interesante, escribir un libro de las características de 28 días y más ahora que ha conseguido un cierto crédito con él. “Si uno es capaz de hacerlo una vez, lo puedo intentar con cualquier otro género”, reconoce orgulloso. Aunque cree que en sus comedias también ha tratado temas serios.

También reconoce que muchas personas en Alemania están cansadas del tema del Holocausto. “En el colegio nunca se cuenta lo que ocurrió a las víctimas, no se cuentan las experiencias emotivas de las personas. Por eso he querido hacer una novela emocionante, que te agarre, porque creo que nunca se ha narrado la historia de ese modo. Lo he escrito con mucha intensidad y ha supuesto para mí una confrontación psicológica”, explica.

A preguntas de si estos crímenes contra la humanidad se pueden volver a cometer, es taxativo cuando dice que “en cierto modo esto se está repitiendo en el mundo en estos momentos. El ser humano es capaz de cometer este tipo de cosas. Quizá no se plantee la cuestión de una forma sistemática, pero basta oír las declaraciones del presidente de Irán sobre Israel para darse cuenta de que esto podría volver a suceder cuando dice que habría que hacer desaparecer del mapa a Israel”, dice el escritor que abandonó la religión judía hace veinte años.

En cuanto a su forma de escribir, cuenta que suele hacerlo por la tardes durante 3 a 5 horas, Bien en una cafetería o ante la pantalla del ordenador en su casa. “Por la mañana corrijo durante ese mismo tiempo. En total, unas 7 ó 8 horas al día y un día a la semana repaso y corrijo todo lo escrito. Cada página la reviso del orden de 40 ó 50 veces”, detalla con precisión y concluye diciendo que dependiendo de los días, “escribo entre 2 y 5 páginas”. Un escritor cuidadoso y preciso.

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