A un mes de su muerte, y treinta y dos años después de la batalla de Barcelona del 11 de septiembre de 1714, Felipe V, el duque de Anjou recuerda ante su biógrafo, cómo fueron los años que transcurrieron entre el de su llegada al trono de España en 1700 y el del fin de la guerra de Sucesión.
En esta entrevista el escritor
Fernando Mollá nos desvela los intereses, oscuros unos y descarados otros, que llevaron a las hermanas británicas Ana y María Estuardo, al emperador Leopoldo de Austria y a Luis XIV de Francia a intentar repartirse lo que hasta ese momento fue el imperio español, y cual fue el auténtico papel jugado en estos asuntos por personajes tan significativos como Rafael de Casanova o el general Antonio de Villarroel.
¿Por qué este libro?Porque la deriva soberanista adoptada por el gobierno de la Generalidad de Cataluña ha desvirtuado en su práctica totalidad todo lo histórico de estos hechos, por esto me he sentido movido a reseñarlos como parece que fueron, a fin de ayudar a que las posturas que se adopten se ajusten a opiniones fundamentadas.
¿Por qué este título?Lo de la fecha es obvio, y la
1714. Palabra de Rey se debe a que a lo largo de las páginas de la obra, será el propio monarca Borbón quien nos explique las circunstancias que se dieron en cada momento y en cada corte de los países con papeles más singulares en la guerra.
¿Cómo definiría usted el reinado de Felipe V en su totalidad?Para empezar fue el reinado más longevo de la historia de la monarquía española. Además, a lo largo de los casi cuarenta y seis años que duró, España, en su totalidad alcanzó unas cotas de desarrollo y bienestar, que ya estaban casi olvidadas.
¿Y en lo referente a Cataluña?Igual que para el resto de España, sin excepciones ni nada especial que mencionar, ya que el gran éxito de aquella gestión estuvo en cohesionar la nación de modo que los avances fueron prácticamente los mismos y paralelos para todas las partes de España.
¿Podría aclarar sucintamente el concepto de sucesión o secesión?Desde algunos entornos nacionalistas e independentistas se ha insistido en el concepto de secesión para reforzar el rechazo global de la sociedad catalana al reinado de Felipe V, y por ende al propio concepto de España, pero en realidad aquello no fue sino la sucesión en el trono a Carlos II por Felipe V por expreso deseo del monarca saliente.
¿Hay algo de verdad en lo que se dice de que Cataluña perdiera con esta guerra su independencia?Nada en absoluto, ya que al comienzo de la guerra Cataluña era un estado dependiente de la Corona de Aragón y ésta, una parte de la que se conocía como Monarquía Compuesta Española, por lo tanto es imposible que se perdiera lo que nunca se tuvo.
¿Qué supuso verdaderamente aquéllo de los Decretos de Nueva Planta?Sencillamente un relanzamiento de la idea de España como Estado.
¿Pero entonces Rafael de Casanova era o no era independentista?En absoluto, de hecho inmediatamente después del desembarco del pretendiente al trono de Felipe V (el Archiduque Carlos de Austria) por parte de la Generalidad de la que él era miembro, aunque no todavía Consejero Jefe, se le nombró Rey de España, y no Rey de Aragón y mucho menos de Cataluña.
¿La guerra de Sucesión fue o no fue una guerra civil?Evidentemente llegó un momento en que sí, pero no nació como tal, sino como la represión de una invasión del territorio español por una alianza de potencias extranjeras a la que se unió la Corona de Aragón ejecutándose así el delito de traición a la patria.
¿Cómo se encaja la pérdida de Gibraltar en esa guerra?Como consecuencia del primer intento fallido de ocupación del puerto de Barcelona por la flota compuesta por ingleses y holandeses, la flota invasora se retiró hasta alcanzar el Estrecho de Gibraltar, donde vieron la oportunidad de hacerse con el control del Peñón, que era una vieja apetencia de la corona británica.
¿Tuvo algo que ver Cataluña en lo de Gibraltar?Lamentablemente sí, porque la fuerza militar que ocupó Gibraltar contaba con trescientos cincuenta catalanes.
¿Fue Cataluña, o fue la Corona de Aragón la que se opuso al reinado de Felipe V?Ya hemos dicho que en principio fue la Corona de Aragón, pero una vez caída Valencia en manos borbónicas, el resto de los territorios de la Corona de Aragón, excepto cataluña, aceptaron enseguida al rey Felipe V
¿A qué se debió esa oposición?Se les asustó con la idea de que el nuevo rey siguiendo el ejemplo de su abuelo Luis XIV unificaría conceptos en España, perdiendo fueros y derechos.
¿Y no fue así?Sí que fue así, y lo fue para la mejora global de la nación ya que se igualaron los derechos y las obligaciones, excepto para el País Vasco al que el Rey premió por su apoyo incondicional desde el inicio, lo que falta por explicar a la gente es que del régimen anterior, el de los fueros aquellos vivían unas cuantas familias, no el pueblo catalán.
¿Por qué una vez abandonada la causa por ingleses y holandeses decidió Casanova continuar la guerra?Ese es para mí el gran misterio. Sin opciones de victoria se reafirmó en la idea de combatir hasta el final, pero no supo mantener el tipo y parlamentó para claudicar un día después, habiendo sufrido la pérdida de dos mil hombres. Realmente da la impresión de que si no vas a pelear hasta dar la vida disparando el último cartucho, no tiene sentido ese día de guerra extra.
¿Ve usted alguna relación real entre aquéllo y las reivindicaciones independentistas actuales? Ninguna en absoluto, ya que creo que el argumento histórico del 1714 no ha sido sino una pata más en la que apoyarse para hacer más fuerte y ruidosa la reivindicación independentista.
¿Una comida de coco, como se suele decir?Ni más ni menos. Una comida de coco para reforzar un sentimiento que se ha hecho germinar desde las escuelas a los más jóvenes y desde los medios, televisión, radio y prensa escrita para los más mayores.
¿Cree que esa parte de la historia de España se explica adecuadamente en los colegios catalanes?En absoluto, la prueba está en que todos los “recién educados” salen del instituto con la idea equivocada de que efectivamente a Cataluña, a la derrota de la guerra, se le arrebató “su” independencia.
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