En las últimas fechas se ha reavivado el gran debate al respecto de si están disponibles o no en el mercado los tratamientos más avanzados que existen para la cura del cáncer, la enfermedad que en 2013 mató a 105.432 personas en España y a más de 7,2 millones de personas en el mundo.
Los defensores de la conspiración argumentan que, debido a que erradicar el cáncer supondría eliminar el 30% de las muertes que se producen en los países desarrollados1, que ya tienen poblaciones muy envejecidas, existen intereses políticos en contra para evitar el colapso de los sistemas de protección social. Además, argumentan que los tratamientos más avanzados contra el cáncer lograrían controlar la reproducción celular de modo que ralentizarían el envejecimiento. Se trata de la existencia de un supuesto tratamiento que permitiría incrementar la esperanza de media de vida en la población en 50, 60 años o más.
Los argumentos de los defensores de esta teoría se basan en los descubrimientos ya disponibles sobre la reproducción celular. La Administración Bush prohibió las investigaciones con células madre embrionarias en 2001 y no fue hasta 2009, ya con Obama, cuando se levantaron algunas de las restricciones. Ese mismo año, la bioquímica australiana Elisabeth BlackBurn23 recibió el premio Nobel de medicina por sus estudios sobre los telómeros junto a John Gall y Jack Szostak.
Los telómeros son los extremos de los cromosomas de las células eucariotas, necesarios tanto para la división celular como para mantener la integridad y la estabilidad de los cromosomas. La enzima telomerasa, que forma y repara los telómeros durante la duplicación del ADN, es quien pauta la vida de las células: cuanto menor sea la segregación de telomerasa, más cortos serán los telómeros, hasta llegar a un momento en que la división celular sea imposible y las células terminen muriendo. Por lo tanto, los
telómeros están relacionados con el envejecimiento celular.
Blackburn y Greider también descubrieron que las células cancerosas, sin embargo, son capaces de seguir produciendo mayor cantidad de telomerasa, provocando la aparición de tumores.
Esta polémica ha coincidido con la salida al mercado del thriller
El caso Galenus de Alberto Curiel, una novela que describe la supuesta conspiración y los intereses que impiden que lleguen al mercado los tratamientos relacionados con los telómeros y la telomerasa que curarían el cáncer y alargarían la vida, acabando con el arma más eficaz del siglo XXI para controlar la población.
Esta controversia viene a sumarse a la actual polémica en torno a los intereses políticos y económicos alrededor de los tratamientos y vacunas contra el ébola en África, que también inunda las redes sociales.
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