En un día lluvioso y gélido, en claro contraste con el calor reinante en la sala repleta de público de la segunda planta de La Central del Reina Sofía, se presentó "Culturas del erotismo en España 1898-1939" de Maite Zubiaurre, publicado por editorial Cátedra dentro de su colección Grandes Temas. En el acto participó también la profesora de Arte Contemporáneo Estrella de Diego.
Este libro, traducción versionada por la propia autora de su obra
Cultures of the Erotic in Spain, 1898-1939, es el estudio académico más extenso y profundo que se ha publicado hasta el momento sobre un tema tan atractivo y sugerente, como poco abordado hasta ahora: el erotismo en la literatura española del primer tercio del siglo XX.
En sentido estricto, el primero y puramente académico fue su versión en inglés, pues el que ahora se publica en castellano está a caballo entre el academicismo del original y la divulgación, al haber sido despojado del pesado aparato de notas a pie de página que ralentiza la lectura. Dividido en ocho capítulos, precedidos por una larga introducción y seguidos por una breve conclusión, va aderezado con profusión de ilustraciones a todo color, un total de trescientas catorce entre las que se encuentran fotografías, tarjetas postales, portadas de libros y revistas, páginas de publicaciones, ilustraciones y dibujos, algunas muy inocentes, pero otras que sonrojarían incluso al lector más avezado en la frivolidad sicalíptica de la Edad de Plata.
Todos los tesoros eróticos que se estudian en este libro y muchos más que superaban el espacio del que
Maite Zubiaurre disponía para el mismo se albergan en una web,
http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/, cuyo archivo está en constante crecimiento, y abierto a aportaciones externas, pues desde el principio ese museo virtual del erotismo patrio surgió como un proyecto plural, colectivo y compartido, ávido de recibir cuantos materiales eróticos fueran apareciendo.
Esa “cultura de latido rápido y con frecuencia irreverente y transgresora, altamente visible, exhibicionista y pertinazmente callejera” surge en paralelo a la alta cultura canónica de la Edad de Plata, cultura popular frente a generación del 98, del 14 y del 27, en clara convivencia temporal, pero muy distinta de la elitista por su apertura a lo foráneo y a la tecnología, aunque ese aperturismo no le impide mezclar con esa modernidad extranjera, repleta de productos de consumo, la tradición nacional que generó objetos castizos. De ahí que majas y jamonas peninsulares luzcan con orgullo peinetas, mantillas y mantones de Manila, mientras enfundan sus piernas en modernísimas medias de seda importadas de Europa, o que señoritas muy españolas luzcan sus formas insinuantes montadas en bicicletas o frente a máquinas de escribir; e incluso las falsamente inocentes colegialas y “tobilleritas” se dejan pervertir por institutrices extranjeras y lecturas prohibidas procedentes de Francia.
Los tres ejes de
Culturas del erotismo en España 1898-1939 son encontrarle la cara erótica, sonriente y desfachatada a la Edad de Plata, escudriñar el tesoro de su cultura popular, y, finalmente, resaltar las múltiples formas en que ésta dialoga con la “alta cultura”.
Se podría pensar que aquel aperturismo, que se vivió en los años locos y que luego cesó bruscamente con el final de la guerra civil, se habría retomado tras el fin de la dictadura y la apertura de la transición. Craso error, tanto dentro como fuera de España el erotismo sigue siendo subrepticiamente censurado, y más en la era de lo políticamente correcto, con las justificaciones más rocambolescas y descabelladas que se puedan imaginar. Aquella apertura y libertad erótica se perdió con las guerras que cambiaron el mundo a finales de los 30 y principios de los 40. No obstante, la censura sigue siendo mayor fuera que dentro de nuestra Península, en especial en EE.UU.
Zubiaurre relató los avatares editoriales que, derivados de esa censura tácita, demoraron la edición de su libro. La editorial americana Vanderbilt University Press le ofreció la siguiente justificación para su retraso: “We have not been able to find a printer willing to print your book, “on grounds of indecency.” (“No hemos podido encontrar una imprenta en este país dispuesta a imprimir su libro, por motivos de indecencia.”), lo que motivó que finalmente el libro se imprimiera en México.
También resultó insólitamente rocambolesca la elección de fotografías para la portada. Maite había pensado seleccionar una del gran fotógrafo de la burguesía catalana de fin de siglo Antoni Esplugas, pero el comité editorial se negó rotundamente: a la primera de las propuestas con una negativa absoluta sin ahondar en mayor justificación, y en el caso de la segunda alegó la siguiente explicación surrealista: “bare breasts are very expensive to print” (“sale muy caro imprimir pechos desnudos”).
Frente a eso, la portada de la edición española, sugerida por Raúl García Bravo, fue aceptada sin la menor dificultad: un lienzo de Zuloaga titulado “La Oterito en su camerino”, (1936).
Confiemos en que este profundo estudio genere escuela y no se quede en un texto aislado. Esperemos que los investigadores continúen esta línea de acercamiento riguroso al erotismo del primer tercio del siglo XX y logren descubrir tantos libros que permanecen ocultos en la memoria de aquel tiempo, sepultados en bibliotecas y librerías de viejo, y desvelárselos y ofrecérselos a nuevos lectores actuales, como fue el caso de
La Novela Sugestiva, estudiada, catalogada y antologada por la propia Maite Zubiaurre, en colaboración con Eilene Powell y Amanda Valenzuela, dentro de la colección Literatura Breve del CSIC, libro al que tuve el honor de ponerle un breve prólogo.
Puede comprar el libro en: