La Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado está muy ocupada investigando los crecientes y brutales ataques contra los productores de cannabis vietnamitas a manos de una nueva banda rival. Mientras tanto, el detective Aector McAvoy, un poco al margen, sigue su instinto y está ocupado con el aparente suicidio de Simon Appleyard, un joven homosexual habitual de las fiestas sexuales con su mejor amiga, la extravagante Suzie Devlin. McAvoy cree que Suzie puede ser el próximo objetivo de un asesino, y que sus peculiares tatuajes son la pista.
Sin embargo empiezan a aparecer más cadáveres y todos están conectados de una manera u otra con las webs de encuentros sexuales y los clubs nocturnos de la zona. El detective Aector McAvoy comienza a sospechar que el asesinato de Simon es solo la punta del iceberg. McAvoy pondrá a prueba su temple y su honestidad cuando la investigación lo lleve a acercarse peligrosamente a la élite política local, gente poderosa que mataría por mantener ocultos sus secretos y con las conexiones suficientes como para arruinar su carrera.
Me gustaría comenzar mencionando que si algo bueno tiene David Mark por encima de todo es su habilidad para crear un ambiente de novela negra, como ya consiguió en El oscuro invierno, desde la primera página. La atmósfera de incertidumbre, intriga, suspense y miedo flota a nuestro alrededor desde que iniciamos la lectura y no nos abandona nunca, manteniéndose en todos y cada uno de los hilos argumentales que forman la trama de La otra piel.
La combinación que realiza con todos estos hilos es sencillamente genial, ya que va relacionándolos de forma progresiva pero también con pequeños giros inesperados que logran mantener aún más nuestro interés en la novela. Algunos de ellos conciernen al pasado de McAvoy en relación con su mujer, y destaco éstos sobre todo porque consiguen aportar a este personaje aún más profundidad y complejidad que en la primera novela y nos permiten comprenderle bastante mejor.
Por otro lado, y como también demostró en su novela anterior, la aproximación a cómo trabaja la policía británica en la realidad sigue siendo excelente. A David Mark le gusta que sus tramas sean tan realistas como sea posible en todo lo relacionado con los métodos de la policía, sus procedimientos, horarios, organización… y en esta ocasión vuelve a conseguirlo.
En definitiva, David Mark nos envuelve en La otra piel en una trama múltiple pero precisa, brillante y enigmática en la que pocas cosas son las que parecen y en la que hasta los detalles más nimios y aparentemente distintos están relacionados.
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