El libro, dividido en once capítulos, aborda primeramente las citas clásicas sobre el azabache y sus inquietantes poderes, especialmente señalados desde autores romanos como Plinio. También las numerosas referencias medievales en las culturas europea y oriental y los problemas derivados de la persecución religiosa, deteniéndose con cariño en la figura de Alfonso X el Sabio. En sendos capítulos se presentan temas novedosos como el Azabache en la Prehistoria y en los siglos de la Romanización.
Especial importancia tiene el completo repaso del gran boom y reconocimiento universal del azabache por el Camino de Santiago, al convertirse en el amuleto del mismo durante cinco siglos. Ello llevó a la fabricación y venta de millones de pequeñas piezas para los peregrinos de a pie y de unos cientos de piezas maestras más grandes, para nobles y dignatarios de la Iglesia, que están hoy en los museos de Europa y América (Valencia de don Juan, Pontevedra, de las Peregrinaciones de Santiago, Spanish Society, Brithis, Cluny…). Toda esa poderosa artesanía provocó que en Santiago la fachada norte de la Catedral y los últimos 100 mts. del Camino se llamen Azabachería y que durante siglos fuese el gremio más importante de la ciudad junto con los plateros . Por ello se estudian los sencillos métodos artesanales de los azabacheros asturianos, que realizaban las piezas pequeñas (al estar allí las minas), y los poderosos talleres de Santiago, así como la clasificación de las distintos trabajos producidos.
Este arte miniaturista y difícil fue reconocido durante siglos, en alguna de sus piezas, como la mejor defensa ante la creencia más extendida del mundo que es la del “mal de ojo”. Por ello, en cuadros de Velázquez y de Pantoja de la Cruz aparecen los hijos de los reyes de España con hermosas higas de azabache colgando del cuello para su protección.
Otros capítulos novedosos son los de la presentación de los estudios físicos, químicos y atómicos hechos para desentrañar qué es este rarísimo y escaso material, así como investigar la palabra azabache, de origen árabe, que se impone en las seis lenguas peninsulares de la época sobre la primitiva palabra griega y romana gagates, que aún existe en todas ellas como arcaísmo. Hay una curiosa investigación, a la luz de la física moderna, que valida la práctica medieval de “tomar la palla” para distinguir el azabache bueno del malo por su carga eléctrica.
En resumen, un apasionante libro bien escrito con numerosas fotografías, dibujos y grabados, que ilustran la historia de esta piedra semi-preciosa tan valorada en Oriente y Occidente durante siglos.
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