El primer libro de Yahya Hassan ha sido objeto de atención de la prensa de todo el mundo y ha originado polémicos debates en torno a la inmigración. Con tan solo 19 años, ha protagonizado uno de los debuts literarios más sorprendentes de Europa.
Escritos en letra mayúscula, en verso libre y sin puntuación, los poemas de Yahya Hassan no son nada convencionales. Por encima de todo, los mueve la ambición del poeta por explorar su escritura. Según explica en varias entrevistas, Hassan se interesó desde pequeño por el lenguaje. Leía todo aquello que se prestaba a ser leído y descifrado: desde las lecturas obligatorias de la escuela hasta los anuncios de las vallas publicitarias.
Tras flirtear con el rap cuando tenía 13 años, Hassan encontró que las estructuras que este le imponía eran demasiado rígidas, y se fue abriendo hacia la poesía, aunque nunca había soñado con ser poeta. Lo que necesitaba era expresarse en libertad, no depender de nada. Y así son sus poemas: si quiere describir una situación concreta, lo hace de manera detallista con poemas narrativos; si quiere expresar un sentimiento, explora su parte más lírica con poemas abstractos. Siempre sobre sus propias vivencias.
En los primeros poemas de su libro, Hassan habla de su educación, de sus experiencias, de sus emociones y estados de ánimo, y lo hace con un amplio abanico de registros: desde la rabia hasta el dolor, la ternura, la alegría y el humor. Un original Bildungsroman en primera persona y en verso, que describe a la perfección el pulso de la Europa de principios de siglo XXI.
Hassan lo pone todo al servicio de la poesía para hablar de una infancia difícil llena de violencia, tanto por parte de su padre como de las instituciones de un país teóricamente ejemplar como Dinamarca. Una adolescencia marcada por la criminalidad vivida con amigos de los bajos fondos o con otros miembros de su familia. Negligencias familiares e institucionales que acaban en desgracia. Una crítica incesante al sistema y a la hipocresía de la sociedad.
Hipocresía, la de unos padres musulmanes que, tras huir de un país donde la vida es dura y difícil, llegan en busca de ayuda a otro lugar al que se atreven a señalar como «infiel». Y mientras se aprovechan de sus ayudas sociales rechazan la integración en un Estado que consideran lleno de personas que irán al infierno por no seguir las órdenes de la religión que ellos practican.
Yahya Hassan nació en 1995 en el seno de una familia de palestinos que emigraron desde un campo de refugiados a Dinamarca en los ochenta. A los 13 años abandonó el colegio, después de que una infancia marcada por el miedo y la violencia le empujara a delinquir y a llevar una vida al borde de la marginalidad. Tras reiteradas acciones criminales, entró en Solhaven, un internado que fue denunciado por la administración en 2011 por malas prácticas y en el que dos años después se acusaba a 12 de sus empleados y antiguos trabajadores de ejercer la violencia contra algunos de los jóvenes que habían residido allí.
Hassan desarrolló por sí mismo el amor a la literatura que le ha llevado a publicar su primer libro de poemas con solo 19 años, y su debut ha sido el más exitoso de la historia de Dinamarca, con 100.000 ejemplares vendidos en apenas dos meses. Entre sus referentes, él mismo ha citado a Dostoyevsky, Michael Strunge y Stieg Larsson. Poco después de empezar a escribir, sus textos llamaron la atención de una de sus profesoras, la escritora Louise Østergaard. Aquello desembocó en una relación que inspiró la primera novela de ella y algunos de los poemas de él.
Cuando salió del centro de menores, Hassan volvió a delinquir, pero siguió escribiendo y logró entrar en la universidad. Según ha explicado en varias entrevistas, Hassan había flirteado con el rap, pero los temas que se trataban y la manera de hacerlo le parecían demasiado ostentosos e hicieron que se alejara de él y encontrara en la poesía la libertad que necesitaba.
En su primer libro, Hassan habla de sus propias vivencias. Describe su infancia en el gueto de inmigrantes de Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca. Critica el Estado de bienestar danés y acusa a su familia y al colectivo de inmigrantes musulmanes de hipocresía religiosa y de vivir de las ayudas sociales. Su obra ha provocado muchas críticas en la comunidad islámica y le ha valido hasta 30 amenazas
de muerte e intentos de agresión. La historia de Hassan y su poesía han sido objeto de atención de la prensa de todo el mundo independientemente de su línea editorial, desde el periódico inglés The Guardian hasta el estadounidense The Wall Street Journal.
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