La vida en obras desgrana catorce relatos escritos desde las entrañas con una cadencia que nunca deja de crecer. Como sus protagonistas: adolescentes y jóvenes cuyos privilegios son en realidad un obstáculo para ese crecimiento. El miedo y la capacidad de superarlo, nuestra identidad y nuestras decisiones. ¿Cómo afrontar la melancolía del cambio? ¿Cómo abrazamos nuestros deseos? ¿Cuál es el precio a pagar para hacerse un hombre o una mujer?
En su primer libro de relatos, Alberto Marcos nos introduce en el apasionante e incierto viaje que todos realizamos por alcanzar el mundo real y, como consecuencia, alcanzarnos a nosotros mismos. Pero para ello debemos superar esa permanente sensación de que nuestros ritmos son diferentes a los de los demás, de cómo nos sentimos –lo que sospechamos que somos– no tiene nada que ver con lo que se nos pide que seamos. De que nuestra vida está continuamente en obras.
Los distintos relatos que componen La vida en obras están divididos en tres grandes grupos, los cuales corresponden a la adolescencia, la juventud y la madurez. Los cuentos de cada uno de los grupos logran mostrar una imagen fidedigna de la psicología de cada uno de los distintos grupos etarios, que a su vez es bastante completa ya que podemos verla representada en personajes que no tienen nada que ver entre sí (con la excepción de que son de edades similares, claro está).
Alberto Marcos no se queda en este punto, sino que va más allá y nos muestra una meticulosa disección de las relaciones que se instauran entre unos y otros, fundamentalmente en relación con la familia. Así, los relatos de esta novela han conseguido transmitir una visión muy acertada de las relaciones familiares de la actualidad en el mundo occidental.
Si me tuviera que quedar con un grupo de relatos, sin duda ese sería el de los cuentos centrados en la adolescencia. Aunque de entrada pueda parecer extraño, estos relatos son los más duros y veraces de todos en relación con las brutales tensiones que narran, entre las que se incluyen envidias fraternas, ausencias de los padres, el despertar de la sexualidad o los eventos que nos pueden marcar para toda una vida. A su vez, dicha tensión puede verse incrementada con los finales abruptos o abiertos de estos cuentos, que dejan bastante espacio para la reflexión.
En definitiva, La vida en obras es una genial recopilación de relatos cortos que logran reflejar de un modo más que acertado la psicología y las relaciones familiares del mundo en el que vivimos.
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