Claudia y Sebastian disfrutan de unas vacaciones de verano en un pueblo habitado exclusivamente por viudas y donde no es posible conectarse a internet. Mientras él se dedica a recordar por escrito a todas las amantes de su vida, ella recorre el pueblo y los alrededores y acaba interesada por un suceso acaecido hace casi treinta años: el incendio de la iglesia mayor. Un crimen espeluznante servirá de insospechada catarsis para su vida en común.
La novela está ambientada en un futuro inmediato en el que la literatura ha desaparecido de la sociedad, partiendo de la base de que la literatura tal y como la conocemos desapareció de la faz de la tierra en el 2013 debido a que el vertiginoso aumento en el número de escritores tuvo como consecuencia que hubiera más autores que lectores.
Con esto, Alberto Olmos realiza una importante crítica al mundo de la literatura, donde parece que se baja cada vez más el listón y las oportunidades de publicar tengan que ver cada vez más con el azar que con el talento y lo que vale la obra.
Además de esta crítica al mundo de la literatura y al mundo editorial, lo mejor de Alabanza es el hecho de conseguir relacionar en una trama múltiples ideas que aparentemente no tienen relación, pero para las que Olmos acaba encontrando un nexo de unión. Así, nos distrae de la trama principal pero de un modo profundamente realista.
Por ejemplo, personajes que están manteniendo una conversación pero que están pensando en otra cosa, hechos que marcan a los protagonistas profundamente en los que pueden pensar en cualquier momento o simples distracciones que terminan siendo reflexiones de un tamaño colosal.
De este modo, Alberto Olmos logra aunar suspense y autoficción, narrativa minimalista y estilo vigoroso en una novela llena de reflexiones y de monólogos interiores que llegan a superar en cuanto a protagonismo a la misma trama principal. ¿Y cuál es esta trama principal? El intento por parte de un escritor de escribir un libro de cuentos y las dificultades y bloqueos que va encontrando en el camino, lo cual, aunque quede en un segundo plano en partes de la novela, no deja de ser una historia muy buena.
En definitiva, Alabanza es la obra más lograda y personal de Alberto Olmos, una apasionante reivindicación de la literatura que devuelve el protagonismo al lector y a las reflexiones internas.
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