En esta entrevista con el autor, hemos comentado una serie de temas relacionados con El paso de la hélice como las segundas oportunidades de las buenas novelas que en un primer momento no reciben todo lo que se merecen, las dificultades de la vida del editor o la importancia que puede llegar a tener una novela en la vida de alguien.
¿Qué le llevó a escribir El paso de la hélice?
En su día, con 23 años, la curiosidad de si podría escribir una novela. Pero luego se me mezclaron otras cosas: La historia, el trabajo, el mensaje... Pasé año y medio escribiendo la primera versión de casi 500 páginas y todavía recuerdo ese momento mágico de acabar el primer borrador y sentir que había cumplido mi propósito. ¡Entonces todavía no sabía lo que se me vendría encima!
¿Qué se siente cuando una novela en la que se tienen puestas tantas esperanzas pase en un primer momento desapercibida?
Bueno, cuando la publicamos con la editorial Tabla Rasa en 2004, no se puede decir que pasase desapercibida, en realidad. Vendimos 8000 libros, tradujeron al libro al japonés y fui a los Festivales de Budapest en Hungría y de Kikinda en Serbia, además de la gira de promoción en Japón. Naturalmente, cuando editas en una editorial pequeña, tus perspectivas son otras, pero todo fueron alegrías. Ahora, que volvemos a las tablas con una editorial grande como Destino, sólo esperamos que el libro llegue todavía a más gente.
¿Y qué se siente cuando se le da una merecida segunda oportunidad?
Ha sido una sorpresa preciosa. Llevábamos 10 años recibiendo fantásticos comentarios del libro, sabíamos que tenía ese “algo” que hacía que mucha gente se enganchara a sus páginas de una forma muy personal. Cuando la Editorial Destino nos hizo una oferta fue sentir que el libro tenía su propia vida y que el interés que despertaba continuaba igual que el primer día.
En su opinión como escritor, ¿sería alguien como David el editor perfecto?
Podría serlo en el sentido de que se preocupa por la gente y está dispuesto a hacer sacrificios para alcanzar sus objetivos. El editor perfecto debe estar al lado del escritor por si éste tiene problemas y aconsejarle en sus dudas. Es una mezcla de compañero de trabajo y confidente, algo que requiere también mucha mano izquierda.
¿Cuáles son las principales dificultades de la vida del editor?
Bueno, quizá esa sea más una pregunta para un editor, que para nosotros, los escritores. En “El paso de la hélice”, donde un editor se ve obligado a buscar a un escritor anónimo y eremita a un pueblo en los Pirineos, debe ir con pies de plomo, hacerse casi más detective de editor. Pero sobre todo debe saber que detrás de cada libro hay una persona que lo ha escrito, y que aunque estén juntos, son entes separados.
¿Conoce a alguien que se jugaría todo lo que ha construido en la vida como él para sacar adelante una novela?
Creo que para conseguir algo, tienes que arriesgar algo: Tu tiempo, tu esfuerzo, tu dinero, incluso tu cordura. Y a veces, algunas, tienes que arriesgarlo todo. David, como editor, se ve obligado por la extraña situación a poner su vida personal en el tapete, y por consiguiente debe esforzarse por intentar ganar la partida. No sé si todos los editores lo harían, es una decisión muy personal.
¿Y cuáles son las principales dificultades para las editoriales?
El mundo editorial es complicado, debido a que se editan muchísimos libros, muchos de ellos son libros de paso, como recetas de cocina con famosos o bricolaje con deportistas. Esto hace que otros libros más interesantes tengan menos visibilidad, y que el pobre lector, bombardeado por promoción y publicidad, tenga que escoger entre unos y otros. En su día, “El paso de la hélice” funcionó por el boca a boca, como está funcionando ahora en esta nueva segunda vida. Y es que cuando un amigo te recomienda un libro, sabes que lo hace por algo.
¿Hay alguna novela de enorme éxito que haya servido de inspiración para la saga de “La hélice”?
Un compendio de muchas, la verdad. Al ser “La hélice”, el libro del que trata la novela, una saga de varios volúmenes leída por millones de personas, no se ha podido evitar compararla con “El señor de los anillos” o la saga de Harry Potter.
¿Hay alguna novela que le haya marcado tanto como “La hélice” marca a los personajes de este libro?
Yo creo que todos los escritores tenemos libros que nos han marcado y nos sirven como referentes, no tanto a la hora de escribir sino de tratar de crear una honda huella al lector. En mi caso recuerdo con gran nitidez lo que sentí cuando leí “1984”, “El conde de Montecristo”, “Ensayo sobre la ceguera” o “El juego de Ender”.
En una novela que ensalza las virtudes del campo y la ciudad no puedo dejar de preguntar esto. ¿Qué prefiere: la gran ciudad o un pequeño pueblo alejado de todo?
Yo vivo en un pueblo de la sierra de Madrid, aunque he vivido toda mi vida en Madrid ciudad. Creo que cada uno tiene cosas buenas y malas. Mucha gente me insiste en que viviendo en un pueblo debo escribir muy tranquilo, a lo que yo contesto que siempre he escrito tranquilo en cualquier parte. Si tú estás bien, creo que el lugar donde estés es un poco lo de menos.
¿Cuál diría que es la principal dificultad a la hora de dejar las drogas?
Para documentar la trama del drogadicto Fran en “El paso de la hélice” estuve varios meses en un servicio de intercambio de jeringuillas en las barranquillas. El principal problema es que no se pueden dejar de golpe, necesitan un sustituto para hacerlo de forma más gradual. Para esto está la metadona, pero no es siempre sencillo acceder a los servicios sociales que la distribuyen. La droga es un problema muy muy serio, y personalmente creo que no se están haciendo los esfuerzos necesarios para que la gente pueda dejarla y reinsertarse en la sociedad.
¿Está trabajando en alguna nueva novela actualmente?
Bueno, la editorial Destino ha adquirido mi siguiente novela, “La lluvia de Ionah”, que ya está escrita. Ahora escribo una novela corta mientras termino de organizar la novela más larga que escribiré un poco más adelante. No soy alguien que lleve bien lo de estar parado.
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