El autor de Annual. Una guerra sin tumbas nos describe la vida de esos héroes, pero también la de los militares de carrera, los empresarios, etc. Conforma una novela escrita desde diversos puntos de vista, lo cual enriquece la visión del lector, para que cada cual extraiga sus propias conclusiones. Con trazo firme, pero delicado, nos sumerge además en una trama casi policiaca sobre alguno de los culpables de esa corrupción que imperaba. Algo que sigue ocurriendo en nuestro país. Parece que no hayamos aprendido.
¿Por qué le interesó hacer un libro sobre el Desastre de Annual?
Me interesan mucho esas “líneas” en los libros de Historia que pasan como un brochazo y que encierran miles de historias particulares y colectivas. Y Annual es una de esas líneas. Y, en concreto, aquel episodio creo que encierra todo en lo que se había convertido aquella España y que aún tendría que vivir un episodio más sangriento aún.
¿Cómo se mantiene la atención de los lectores ante hechos ya conocidos sin que decaiga la acción?
Precisamente porque la Historia se explica con trazo grueso y la novela histórica permite describir situaciones y contar detalles que escapan al conocimiento general y que aportan nuevas perspectivas y piezas al puzle. Todos sabemos que el “Titanic” termina hundido y Jesús de Nazareth en la cruz, pero siempre podemos descubrir algo que no sabíamos. La Historia es indestructible, pero los detalles y matices que la conforman son infinitos.
Usted introduce personajes ficticios como Jacinto Cadenas. ¿Cómo se le ocurrió este personaje? Y ¿de dónde salen tantos conocimientos de arquitectura contemporánea?
Jacinto Cadenas es el personaje necesario que va descubriendo lo que sucede en el ejército y que se verá envuelto en el desastre. El hecho de que sea un arquitecto es para poner de manifiesto algo que igual es desconocido para muchos, la presencia del Modernismo en Melilla. Y más que conocimientos en arquitectura son en Historia del Arte, ya que soy historiador y especialista en esa materia.
José, Niceto y Arnau son prototipos de las distintas clases de soldados de nuestro ejército de entonces. ¿Cómo los construyó? Y, ¿conoció en su infancia a personas que vivieron aquellos hechos?
Comenzaré por la segunda. Tengo cincuenta años así que mis abuelos y su generación vivieron todo aquello en primera persona, todos sabían lo que significaba África y todos conocían directa o indirectamente alguien que había estado. Y en cuanto a los soldados que salen en la novela me basé en el estudio del ejército de la época y en mi experiencia en la “mili” allá por los años 80 donde coincidías con personas de todo tipo y condición.
Como especialista en el primer tercio del siglo XX, ¿cuáles fueron los hechos históricos más representativos de esos años?
La historia del sistema político de la Restauración está jalonado de una serie de crisis que van debilitándolo hasta su desaparición: la guerra de Cuba de 1898, la crisis del Cu-Cut de 1905, la Semana Trágica de 1909, la crisis de 1917 y el desastre de Annual de 1921. Todo ello trufado de nombres: Maura, Dato, Canalejas,…
¿Por qué le interesan esos años?
Quizás por lo que ya he dicho, haber escuchado directamente las historias de aquella época. Primero las de la vida cotidiana y la percepción que se tenía de la política desde la clase trabajadora. Y después, ya como profesional de la Historia, es una época que me resulta fascinante en la que España se encuentra en una encrucijada con nuevos actores y donde están presentes todas las convulsiones del siglo. Un momento en el que se plantean muchos de los temas candentes actualmente y donde se forja nuestra clase política.
¿Cómo definiría al general Silvestre? ¿Fue el auténtico culpable del Desastre de Annual?
Un hombre que aparentaba una cosa y era otra. Aparentaba de soldado de caballería, arrogante, socarrón, valiente, displicente ante el peligro (presumía de tener tres cojones) y acostumbrado a que todo le saliera bien. Y, en realidad, una persona insegura, llena de dudas e incapaz de tomar una decisión cuando la situación se torció. En cuanto a su responsabilidad en el desastre es evidente que es el comandante en jefe y responsable de la operación. Sin embargo, no se puede centrar en él solamente. Algunos más pudieron evitarlo y no lo hicieron.
¿Y el general Dámaso Berenguer? ¿Fueron los celos los causantes de la misma?
A Berenguer, Alto Comisario del Protectorado y, por tanto, superior de Silvestre, no le hace ninguna gracia la presencia de éste como capitán general de Melilla. Son amigos, compañeros de academia y le conoce perfectamente. Es todo lo contrario de Silvestre, pausado y reflexivo, y ve la presencia de éste como una amenaza para su autoridad y prestigio. Un fracaso de la campaña abre la posibilidad de librarse de él. Sin embargo los acontecimientos le sobrepasarán.
¿Cómo un militar “negligente” como Berenguer, pieza clave en el expediente Picasso, pudo llegar a presidente de Gobierno con Alfonso XIII?
Nada extraño en un país dirigido por oligarquías. Tras los siete años de la dictadura de Primo de Rivera era difícil encontrar a alguien que pudiera hacerse cargo del gobierno. Incluso pudo ser recomendación del propio dictador en una maniobra nada inocente tras el abandono que sufrió por parte del monarca. Si el siguiente es peor que tú siempre se acordarán bien de uno.
¿Había tanta corrupción en el ejército como la que usted describe en sus páginas?
La realidad siempre supera a la ficción
¿Qué responsabilidad tuvo el rey Alfonso XIII?
Es difícil decirlo, aunque un rey como él, acostumbrado a intervenir en la vida política y, por supuesto, militar, no parece que no tuviera intervención directa. Amigo personal de Silvestre, éste fue su ayudante de campo, deslumbrado por militares como ese y con muchas ganas de ser el monarca que conquistara el Rif. Posiblemente presionó y lanzó a Silvestre al desastre, todos los indicios conducen a ello, sin embargo no hay pruebas, son suposiciones.
¿Cuál fue la responsabilidad de políticos como el Vizconde de Eza, ministro de la Guerra?
Los gobiernos tenían una media de vida de seis meses y los ministros no entendían su función como de servicio público, se trataba de personajes que representaban intereses oligárquicos. En el caso de Eza se movía como pez en el agua en pasillos y despachos. Sin embargo, es persona intuitiva y llega a escribir que la rivalidad entre Berenguer y Silvestre causará algún problema, para no intervenir, es cierto, y por lo tanto tener parte de responsabilidad. Incluso toma la iniciativa antes que Berenguer cuando llegan las primeras noticias del desastre dándose inmediatamente cuenta de las dimensiones.
¿Tuvieron también alguna responsabilidad los empresarios que suministraban al ejército?
Todos tuvieron responsabilidad, pero era una situación de años donde todos ganaban. Mientras funcionaba no había problema, nadie pensaba que algo así pudiera pasar. Sería mucho decir que tuvieron responsabilidad directa en el desastre, pero sí en el mantenimiento de una situación colonial insostenible por intereses económicos.
¿Se disfruta cuando se escribe una obra como ésta?
El tema es duro pero disfruté escribiendo, como lo hago cada vez que me pongo, y tratando de retratar lo más fielmente posible lo que sucedió en aquellas terribles jornadas.
¿Cuáles serían las conclusiones que deberíamos sacar?
Dos principalmente. La primera es que la historia la escribimos todos y tras un nombre hay muchas historias. Y la segunda, las consecuencias que una decisión, o no decisión, puede tener sobre miles de personas de manera directa o indirecta. Es el péndulo, en la parte superior apenas se mueve, mientras que abajo el golpe es enorme. En el caso de Annual, como el juego de pasillos y rivalidades personales dio al traste con catorce mil vidas y cuyas consecuencias para los responsables fueron nulas, no era un tema de oficiales, como dijo vergonzosamente determinada prensa, fue la tropa que no supo comportarse con gallardía.
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