Un encargo editorial pone a Alejandra Varela, especialista en arte urbano, tras la pista de Sniper, un reconocido artista del grafiti, promotor de acciones callejeras al límite de la legalidad —algunas de ellas con resultados fatales— del que casi nadie ha visto jamás el rostro ni conoce el paradero. La búsqueda conducirá a la protagonista de Madrid a Lisboa, y de ahí a Verona y Nápoles en su intento por descifrar cuál es el objetivo al que apunta la mira mortal del cazador solitario.
En El francotirador paciente, Arturo Pérez-Reverte nos sumerge en el mundo del grafiti, fundamentalmente en su faceta más artística y menos vandálica, entendiendo por vandálicos esos grafitis que sólo ensucian las paredes y nunca se considerarían arte (aunque esta faceta artística que nos muestra la novela también tiene su componente de ilegalidad porque, por muy profundo y bonito que sea el grafiti, puede conllevar allanamientos o pintadas en propiedades públicas). Les diré que el grafitero al que alude el título de la novela, el francotirador paciente, menciona en la novela que “si es legal, no es grafiti”.
En esta novela, es bastante interesante ver cómo el grafiti tiene también su propia historia del arte y cómo muchos de los artistas callejeros son conocidos internacionalmente, aunque muchos de nosotros, entre los que me incluyo, no los hayamos oído mencionar nunca hasta el momento en el que leemos este libro.
Pese a que el planteamiento como thriller está bastante bien, me gustaría comentar unos matices que afectan negativamente a la novela. En primer lugar, Alejandra, la protagonista, “casualmente” es la persona que logra acercarse más a Sniper, ese francotirador paciente, en mucho tiempo. A pesar de que un millonario con todos los medios que el dinero puede comprar no ha conseguido una pista fiable en años. Pero no por ello hay que menospreciar la búsqueda de este individuo por parte de la protagonista, que está muy bien construida.
Por otro lado, en relación con el final, podríamos opinar dos cosas. La primera sería algo parecido a “menudo giro que ha dado la trama”. La segunda, más acorde con mi valoración, es “¿pero de dónde se ha sacado esto? Así que la novela tiene un final que puede asombrar y decepcionar a la vez, o una cosa más que la otra, eso lo dejo a su opinión.
En definitiva, El francotirador paciente es un thriller que nos muestra un muy buen duelo de inteligencias, un juego al límite entre perseguidor y presa, pero que se ve perjudicado por ciertos elementos que, de haberse modificado u omitido, harían una mejor novela.
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