CAT: El día de la guerra es una novela polémica que está teniendo problemas en algunos sitios para poder ser presentada. Unos conocidos grandes almacenes no consintieron la presentación en su sede de Barcelona, después de haber realizado la de cuatro de sus anteriores libros. “La reacción está siendo muy dispar. Ha habido de todo, pero algunas de las mejores críticas son catalanas”, nos cuenta en la charla que mantuvimos y añade “las críticas que aportan algo las tengo en cuenta y las estudio”.
La novela está fechada en un futuro cercano, concretamente, en 2019. La independencia de Cataluña parece un hecho, llegando al mismo por la fuerza. En Cataluña ha habido bastantes reacciones, “pero es porque no se han leído el libro. En el libro hay seis protagonistas muy dispares entre ellos que defienden sus posturas hasta llegar al extremo, cada uno defiende sus opiniones. Con ello, pretendo abrir un debate, no provocar un berrinche o pataleta que no conduce a nada”, explica el escritor zaragozano.
“Mi libro hay que leerlo con la mente abierta. Los que tienen ideas fijas que adoptan la postura de la tribu, mejor que no se molesten en hacerlo”, señala seguro. El libro mantiene seis posturas. Unos mantienen el independentismo de forma pacífica, otros de forma violenta y, por la otra parte, igual. Es pues, una obra muy valiente que mete el dedo en el ojo en muchas cuestiones que parece que nadie quiere tratar.
Una de ellas es la historia: “a ver cómo se le dice a un ciudadano catalán que toda la historia que le han enseñado es mentira. Ya son muchos años de manipulación y adoctrinamiento que no se pueden quietar de un plumazo”, opina. Y lo hace con argumentos, para escribir la novela se ha basado en varios estudios de los reputados historiadores José Luis Corral, autor del prólogo y Marisa Azuara, que le facilitaron muchísima documentación. Gracias a ellos no tuvo que estar documentándose, como suele, para escribir sus obras, ya que como todos sabemos sus novelas históricas tienen una rigurosidad elevadísima.
“La novela surgió en una conversación con estos historiadores que me dieron muchísimo material”, reconoce, así que la parte histórica la tenía bien fundamentada, los personajes de la novela surgieron de amigos y anécdotas reales, sólo que modificadas. “Yo amo Cataluña, amo la cultura catalana, tengo familia catalana, pero no entiendo bien la situación a la que estamos llegando”, se sincera.
Por eso no entiende a los historiadores a sueldo de la Generalitat, que hablan de la Corona Catalano-aragonesa. Algo que todos sabemos que nunca existió. Sí, la Corona de Aragón y, posteriormente, el reino de Aragón, que unido al reino de Castilla conformaron la actual España. Eso por no hablar de los historiadores que afirman que Cataluña fue en cierto momento independiente. “Esas cosas me hacen revelarme. Nadie dice las cosas como son. Por desgracia, hoy no se puede hablar. Hay miedo”, opina dolorido. “Cataluña no necesita una historia inventada, la tiene y es muy rica, no necesita todas esas estrategias manipuladoras”, expresa el autor de El color del cielo.
Por ello, ha escrito esta novela y ha utilizado un futuro cercano. “Me encantan las ucronías, para mí era un reto importante este proyecto”, afirma. Sin embargo, dice no sentirse pesimista respecto al futuro, sobre todo con los políticos a los que acusa de manipuladores. “Pero he intentado que la novela tenga verosimilitud, que tenga perspectiva, sentido común y un análisis muy trabajado. Algo a lo que estoy acostumbrado, gracias a haber escrito varias novelas históricas”, cuenta.
En CAT: El día de la guerra da la impresión de que lo que se cuenta en ella puede ser inminente, que puede suceder en un tiempo próximo. “Creo que los políticos pueden llegar a hacer lo mismo que ocurre en la novela. La izquierda nacional está muy predispuesta a negociar y ofrecerá un estado federal, mientras que la derecha nacional está más remisa a la negociación. Si se ofrece el federalismo, supongo que los vascos dirán que sí, pero los catalanes han llegado a un punto en que va a ser muy difícil que lo acepten”, cree. Y mantiene que el federalismo nunca será justo, ya que la redistribución de la riqueza será desproporcionada de una provincia a otra. “Los nacionalistas, piden sólo para ellos”, remacha.
La solución, a su entender, sería “una intervención positiva del Estado partiendo de la educación y de la factura económica. Por desgracia, no hay una ley de transparencia”, señala. El mensaje que llevan dando los nacionalistas es demasiado extremista, “amparado en un marketing del odio hacia todo lo que venga de España”, aprecia. Ese marketing que llevan a cabo está dando buenos resultados fuera de España, “están preparando al mundo como antes hicieron los palestinos o el IRA por si hay un conflicto bélico”, expone. De hecho, ya hay ciertas informaciones que nos llevan a suponer que ya han formado un servicio de inteligencia y un germen de ejército basándose en la policía autonómica.
En la novela hay terrorismo y Santiago Morata cree que “violencia va a haber. De hecho ya hubo un intento por un nuevo grupo denominado Nova Terra Lliure, pero tuvieron que desdecirse”. Lo que no cree es que haya un conflicto armado, porque “España, al final, se va a bajar los pantalones”.
Desde luego, su crítica es brutal, tanto a los políticos como a los nacionalismos exacerbados y lo repite las veces que haga falta, “no me meto con los catalanes, sino con los políticos que los manipulan. Es una lástima, porque Cataluña podía ser la cabeza de un león y parece que quiere ser la cabeza de un ratón”, estima preclaro.
Con esta novela está teniendo problemas, como hemos dicho, con las presentaciones y en la difusión del libro. “Hay medios de comunicación que no me han hecho ni caso”, manifiesta. La verdad es que cada vez quedan menos medios libres e independientes de los poderes económicos y públicos. Nosotros somos uno de esos pocos. Somos de los que creemos que el diálogo y la difusión de la cultura nos hacen más libres y que las personas, cuantas más opiniones distintas valoren, será mejor para ellas. Desde aquí defendemos a escritores valientes como Santiago Morata y nos oponemos a la manipulación tanto cultural como política, teniendo la certeza de que la verdad prevalecerá por mucho que sigan quemando libros.
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