Pese a la aparente frialdad del protagonista, en el fondo el personaje demuestra una gran autenticidad vivencial y a veces deja entrever por dónde discurren los cálidos caminos del corazón.
Durán es impetuoso y no consiguen frenarle ni las personas para las que trabaja. Sus averiguaciones, sus prontos persecutorios, olvidan el vetusto consejo del oráculo de Apolo: “No entres aquí, no indagues”.
El protagonista es un arquetipo del hombre obsesivo e inevitablemente nostálgico. Romero se recrea morosamente en dibujar a su protagonista y consigue un relato fascinante y entretenido, capaz de sorprender a sus lectores.
Tiene en sus manos una novela de ficción, de intriga y acción. Tómese un momento. A continuación, mire sus manos. Sí, sí, las que sujetan el libro. ¿Cómo están? ¿Limpias? No puede ser de otra manera. Reflexione ahora sobre la frase de Cicerón. ¿Qué tal? ¿Sabe usted diferenciar el bien del mal? ¿Son sólidos sus principios? Si lo son, deje entonces, que en boca de Durán, le repita las palabras que Hoederer le dirige a Hugo en la obra “Les Mains sales” de Sartre.
José Romero “Romel”: Nació el 21 de mayo de 1961, en el seno de una familia humilde que emigró de Andalucía a fínales de los cincuenta. Su padre, pintor de oficio, inculcó en él su otra gran pasión: la pintura, el gusto por la luz y el color.
A los diecisiete años, cansado de estudiar y trabajar, se enroló en la Infantería de Marina, donde permaneció hasta 1982. En ese año opositó para la Policía Municipal de Madrid, donde presta sus servicios desde entonces. Ha sido condecorado en cinco ocasiones por su indudable valor, y tiene cuatro hijos, fruto de sus cuatro matrimonios.
Desde muy joven, escribió poemas, novelas e incluso alguna pieza de teatro representada en el instituto. Esta es su primera novela y la culminación de una gran pasión: expresar con palabras una historia.
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