Es el primer día de los juegos inaugurales del Anfiteatro Flavio, el primero de cien. El público en las gradas está entusiasmado, la más exquisita aristocracia llena las galerías. El emperador Tito está disfrutando de su obra maestra: un gigante de mármol y de piedra que desafía al cielo. Un legado para la gloria de Roma. En el umbral de la pista, que las futuras generaciones llamarán Coliseo, hay un gladiador roto y a punto para matar. Un hombre, Vero, al que han preparado para su destino que tendrá que luchar contra su mejor amigo para romper su pacto con la muerte. Hoy, después de años de entrenamiento, ha llegado su día y él no está dispuesto a caer en el olvido de los vencidos.
Una vez puestos en escena, no podría empezar sino diciendo que la novela está basada en una historia real y, en mi opinión, es la mejor historia que se podía seleccionar para hablar de la vida de los gladiadores con una precisión prácticamente absoluta. La trama comienza con un flashback en el que un gladiador está siendo animado antes de salir a la arena para enfrentarse a su mejor amigo, la única persona en quien ha confiado tras ser vendido como esclavo después de ser derrotado su pueblo en un enfrentamiento con las imparables legiones.
Tengo que reconocer que debido a las novelas de Santiago Posteguillo (quien dicho sea de paso sólo tiene buenas palabras para Colosseum, que nunca está mal tener la opinión de un autor experto en la temática de Roma), yo ya conocía los hechos que aparecen al final de la novela. Pero aun así, he disfrutado enormemente con su lectura y estoy seguro de que quienes no conozcan lo acontecido se asombrarán con esta novela.
Por otro lado, lo que más destacaría de la novela es el estilo del autor, basado fundamentalmente en frases cortas pero extremadamente sagaces y afiladas que hacen que leer este libro sea una verdadera delicia. De este modo, Sarasso disecciona la vida de los gladiadores con absoluta precisión y un genial realismo, para lo que se basa sobre todo en una simple idea que acompaña al protagonista a lo largo de todas las páginas y que define a la perfección la existencia de los gladiadores: “o todo o nada”.
Además, los combates que los gladiadores llevan a cabo se describen con todo lujo de detalles. Tanto es así que hacen que nuestra imaginación vuele a las arenas del Anfiteatro Flavio (vamos, el Coliseo, aunque como menciona el autor, no se empezó a llamar así hasta la Edad Media) para recrear pormenorizadamente los enfrentamientos de quienes buscaban la gloria bajo la atenta mirada de Roma.
Pero además de combates de una brutalidad excepcional (no sólo uno contra uno sino también legiones en acción o batallas navales celebradas en el anfiteatro), la novela también incluye muchísimos otros elementos como el amor, la amistad, una excelente ambientación en la Roma del siglo I o la descripción de las vidas de los britanos que aún no vivían bajo el poder de Roma y sus tácticas de defensa contra sus devastadoras tropas.
En definitiva, con una pluma magistral, la fuerza de Simone Sarasso consigue agitar nuestras emociones y permite al lector vivir dentro de la época que narra, buscando la esencia de las personas, intentando descifrar sus emociones para así recrear la vida de esa época y hacerla real a los ojos del lector.
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