Javier Menéndez Flores es un periodista especializado en música y entrevistador cultural nato. Sus libros sobre Joaquín Sabina: Perdonen la tristeza y Sabina en carne viva fueron auténticos best-sellers, "Joaquín Sabina y Robe Iniesta son los dos grandes letristas del país", dice. También tuvieron mucha aceptación sus libros biográficos, sobre todo el de Miguel Bosé, aunque también fueron bien acogidos los que escribió sobre Lolita Flores y su familia y Dani Martín, el líder de El Canto del Loco. Además ha publicado dos novelas y varios libros sobre entrevistas.
Para el autor, "Extremoduro goza de un carácter universal y es el grupo de rock más significativo del panorama musical español", apunta. ¿Su secreto? "El secreto de Extromoduro es que en sus canciones aúna un gran lirismo, una carga poética muy grande, con una carga de nitroglicerina que si no está avisado el oyente puede, incluso, asustarse", cuenta. Para el grupo extremeño-vasco las letras de las canciones son algo fundamental y hay que reconocer que son muy sexuales, las más explícitas del rock español. Porque como señala Javier Menéndez Flores, "las letras del rock suelen ser muy simples y ramplonas. Las de Extremoduro son de alta calidad". Baste leer las letras de otros grandes grupos de rock como Barón Rojo para darse cuenta del acierto de su afirmación, sin quitar méritos musicales a este grupo madrileño.
En sus canciones hay tres temas principales: el amor sufriente y sus reveses, las drogas como forma de conocer el mundo, como evasión y el el hombre frente al mundo. "Sobre todo ha escrito sobre lo que conoce, pero siempre desde un universo muy personal", explica el periodista madrileño. Todas sus canciones tienen una carga filosófica muy fuerte, no da nada por sentado, son canciones "con mensaje y muy ambiciosas".
El sexo y el amor son temas recurrentes en sus canciones, baste oír "Necesito droga y amor" para entender su filosofía vital. Pero no se quedan en eso. Robe Iniesta ha estudiado a muchos grupos y autores para conformar un grupo a su imagen y semejanza, ahora ayudado por Iñaki Antón, entre los dos componen las canciones más agresivas y originales del panorama musical español, donde las letras y la música conforman un universo único y, por supuesto, muy cuidado. Su música se ha ido complicando, "su música es ahora más compleja que en sus inicios. En los conciertos han ido perdiendo la teatralidad de los inicios en aras de una mayor profesionalidad, pues lo único que les interesa es ejecutar las canciones a la perfección, para que suenen como en el disco", apunta el autor.
Muchas son las influencias de este Keith Richard extremeño, nacido en la aburrida e histórica ciudad de Plasencia. "Desde Hilario Camacho, un cantautor incomprendido que hizo unas magníficas canciones y que tuvo una época brillante junto a Manolo Tena en Cucharada, después Tena formó Alarma, grupo fundamental en el rock español que tenía un trasfondo social y muy urbano y también La Banda Trapera del Río, una banda catalana de los setenta rompedora. Lole y Manuel, a los que sigue Robe escuchando y han envejecido muy bien y Veneno son otras de las influencias del grupo extremeño", desgrana el periodista sobre lo que escribe en el libro más pausadamente.
Las influencias musicales extranjeras van desde ZZ Top hasta Queen, pero lo importante de Extremoduro son, realmente, las letras de las canciones. Siempre muy rompedoras y transgresivas, como ellos mismos lo definen. "Las mayores influencias vienen de poetas de la generación del 27, sobre todo Federico García Lorca, aunque en sus textos podemos encontrar también la huella de Antonio Machado, Miguel Hernández o Pablo Neruda o referencias hasta de Benito Pérez Galdós", describe el autor del libro. Si a eso añadimos influencias de Henry Miller o Charles Bukowski me darán la razón cuando digo que componen sus canciones con un combinado de nitroglicerina en la mano.
El libro es un repaso a la biografía del grupo, sus cambios de componentes, que en un principio era totalmente de origen extremeño, de Plasencia, concretamente, hasta que las bajas fueron dejando paso a Iñaki Antón, productor y guitarrista de otro de los grandes grupos del país, Platero y tú (otra referencia poética a Juan Ramón Jiménez) y a Miguel Colino, encargado de tocar el bajo y José Ignacio Cantera a la batería, todos ellos vascos, que han conformado una gran banda extremeño-vasca que quitan el hipo en sus directos. "Es la única banda española capaz de llenar un estadio de fútbol", afirma Javier.
Puede que tenga razón, pero lo que sí es innegable es que vende discos como rosquillas. Con su sexto álbum, Agíla, vendieron más de 400.000 copias, con su siguiente libro Canciones prohibidas la cifra subió hasta las 700.000. En total se calcula que han vendido un total de más de dos millones de discos. Y eso con la crisis de los discos que nos ha caído gracias a la poca visión de esas empresas. "Las discográficas han sido demasiado codiciosas, cortoplacistas sin pensar en el mañana y ahora están recogiendo lo que han sembrado. El mundo del disco ha tocado fondo, la música seguirá existiendo pero tendrá que partir de cero", diagnostica con acierto el especialista musical. Pese a ese negro presente que vivimos y aún más oscuro se asoma el futuro, Extremoduro publicó en 2011 su último disco Material defectuoso. No quisieron hacer publicidad y pese a eso consiguieron ponerlo como el disco más vendido del año. "Cuando necesitábamos los medios de comunicación nos dieron la espalda, ahora y no les necesitamos", declaró en su momento el cantante y poeta Robe Iniesta. Todo un carácter, pero no falto de razón. Extremoduro es un grupo que es prácticamente imposible el oírlo por la radio. Sus canciones no suenan salvo en raras ocasiones en la emisora autodenominada del rock, Rock FM, una emisora que es la radio fórmula del rock más casquivano.
El libro es también un repaso a toda su música, pero, sobre todo, a todas sus letras. Éstas han sido diseccionadas y estudiadas por Javier Menéndez Flores, casi una a una. "Tiene el libro una voluntad enciclopédica, en el que he cuidado la prosa en extremo. Un trabajo que me ha costado seis meses en hacer", dice. Y eso que ha sido un libro "difícil de hacer, ya que al ser el primer libro ilustrado de un grupo de rock, he tenido que unir el texto con las fotografías", recuerda. Algo que ha quedado muy cuidado, con una calidad innegable e incuestionable. Ya que hasta el tipo de papel utilizado en los libros es de la máxima calidad. El problema mayor que surgió fue que Extremoduro no es un grupo muy fotografiado. Algo de lo que ahora se arrepiente su líder Robe. "Ha habido que rescatar fotos prehistóricas que tenía guardadas Iñaki", reconoce el escritor.
Seguro que a partir de ahora cuidarán más esta faceta y se dejarán fotografiar fuera de los escenarios. Las fotografías son lo que más trabajo ha dado al autor, "ponerlas en su sitio ha sido muy laborioso", cuenta el autor. Pero una vez hecho eso con acierto, el libro ha quedado en su justa medida, uniendo texto e imágenes. Al fin y al cabo, Javier ha huido de las anécdotas del lado oscuro del grupo para, como él mismo dice, "lo que hay que destacar es su obra". Su música y sus canciones.
Por eso a Javier Menéndez Flores le cuesta destacar la mejor canción del grupo. "Quizá su mejor letra sea la larga canción de La ley innata", dice. El disco es un álbum conceptual con una larga canción dividida en seis piezas, algo extremadamente original en el mundo del rock. También le gustan las canciones del disco Yo, minoría absoluta. Yo no me resisto a recomendar alguna canción imprescindible del grupo. Escuchen si tienen la oportunidad So, payaso del disco Agíla y comprenderán el espíritu del disco y por qué no, del libro, un libro que en un mes ha agotado la primera edición y ya están preparando la siguiente. O escuchen canciones del último CD Material defectuoso como Tango suicida, Si te vas o Otra inútil canción para la paz. Terminamos con algunos de sus versos:
Pide un deseo
Que haga del mundo un lugar más ameno
Pide un deseo
Quiero cambiar este mundo tan feo.
El libro Extremoduro. De Profundis. La historia autorizada consigue ambas cosas. Es ameno y quien lo lea estará en un mundo menos feo y, por supuesto, ameno. Porque el libro lo es: ameno, pero también riguroso y espectacular. Un gran libro ilustrado que esperamos no sea el último de la colección y que Grijalbo siga por ese camino que empezó con la gran Patti Smith.
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