No es casual ni causal desde luego y más adelante lo
explicará este catalán bonachón y simpático que se ha convertido en uno de los
grandes especialistas en geobiología de nuestro país; aunque él, sinceramente
modesto, no lo llega a reconocer. Arquitecto de formación, era totalmente
agnóstico en estos temas, pero una vivencia personal le hizo cambiar de
opinión. Al cambiarse de casa, Pere León y su familia no conseguían
dormir bien. Su mujer se empeñó en llamar a un geo biólogo y éste con sus
varillas y péndulo les dijo que tenía que cambiar la ubicación de las camas.
Dicho y hecho. El problema se solucionó.
Lo mismo le pasó al reconocido escritor Álex Rovira. La
solución de sus males vino de la mano de Pere. Agradecido, escribió el prólogo
del libro. Para Pere León el lugar donde dormimos, la cama, "es el
taller de reparación celular de nuestro cuerpo", afirma tajante. Incluso más
que un taller sería un templo, un espacio sagrado donde pasamos una tercera
parte de nuestra vida. Si una persona llega a vivir 90 años, 30 de ellos los
pasa durmiendo. Así que no hay que tomarse a broma dónde colocar la cama para
descansar.
"Es muy importante saber dónde dormimos porque el sueño es
lo más importante de la vida", repite. No le importa repetirlo una y mil veces.
El sueño es fundamental. Y siempre huyendo de todo lo que huela a esoterismo,
"la geobiología es una ciencia que nada tiene que ver con ello", dice
convencido. "Si una cama tiene debajo de la misma corrientes de agua
subterránea y además cruces de líneas Hartmann y Curry, lo que nosotros
llamamos un punto estrella, la persona o personas que duerman en ella tienen un
85% de posibilidades de contraer un cáncer", afirma.
Para llegar a esa conclusión, además de otros
investigadores, él tiene documentados más de 800 casos fehacientes. En 150 de
ellos ha llegado tarde, como reconoce y en 50 de ellos les ha tenido que decir
que se fuesen a vivir a otra casa, que la suya es irrecuperable para vivir en
ella. Es lo que se conoce como casas enfermas. "Hay edificios enfermos. Uno muy
significativo de Barcelona, donde se ubican las oficinas de una conocida
empresa, está totalmente enfermo, sus trabajadores enferman", relata. Pero no
quiere decirme el nombre de la empresa porque "no quiero crearme enemigos".
No creo que se los cree porque tiene una simpatía innata que
en ocasiones parece que se ríe de todo, pero siempre con respeto. Se nota que
se toma la vida de una forma totalmente optimista. Claro, es una persona que
duerme bien y que sabe lo que ocurre cuando no se puede dormir, "lo he vivido
en mi propia piel, así que al final no me ha quedado más remedio que rendirme a
la evidencia", reconoce.
Gracias a padecer esos efectos de la Madre Tierra, de Gaia,
hizo un cambio de vida, y gracias a una premonición vendió todos los terrenos
que tenía para promociones inmobiliarias y, aunque sigue con el gabinete de
arquitectura, donde da trabajo a otras cinco personas, él decidió abandonar la
construcción de siempre para dedicarse a diseñar casas sanas, armonizadas y
bonitas. El interiorismo sigue siendo una de sus grandes pasiones, en él
conjuga su saber de geo biólogo y sus conocimientos de feng-shui y los aplica
tanto a los domicilios particulares como a los negocios.
"Aunque no hago tantas obras como quisiera, estoy en un
momento dulce y entrañable", subraya. Ese momento le ha llevado a escribir La
buena onda sin ningún ánimo de lucro, sólo con el fin de que la gente
conozca una ciencia que le puede ayudar en su vida incluso a cambiarla para
bien.
Pero no sólo hay geopatías de la tierra, aunque estas son el
85%, también las hay artificiales. Los electrodomésticos son los principales
causantes de las mismas. Los campos eléctricos y magnéticos de los mismos
afectan tanto el sueño como la salud. "Hay aparatos que utilizan frecuencias
muy bestias, por ejemplo el microondas que excita tanto las moléculas que
llegan a chocar entre sí. Hay que tener en cuenta que se están haciendo
pistolas de microondas, figúrate los peligroso que puede llegar a ser", afirma.
Pero aconseja que no se coloque ninguna cama cerca de esos electrodomésticos.
Además, "a las personas que no se encuentran bien, la libido
les baja en picado", cuenta sonriente. Cuando me lo dice no me lo puedo creer,
pero él sigue abundando en ello cuando le pido un consejo que no reproduzco
para que su libro no sea tachado de literatura erótica, como han hecho los
perspicaces redactores del periódico barcelonés La Vanguardia, que han
calificado el libro bajo ese epígrafe.
Ha tardado un año en escribir La buena onda y
ya tiene apalabradas traducciones en francés y portugués y en inglés está casi
al caer. Ha empleado un lenguaje muy cercano, como el que se utiliza en una
conversación de amigos. "Ante todo soy un divulgador, y desde la soberbia y la
arrogancia no se transmite ni se comunica bien", nos detalla este arquitecto.
Se lamenta de que "con el progreso hemos perdido el norte y
muchos saberes ancestrales", señala y añade "hemos perdido la percepción de
escucharnos más a nosotros mismos". De ahí que se hayan perdido saberes sobre
la arquitectura y la geometría sagrada. "La Iglesia Católica ha construido
infinidad de catedrales e iglesias sobre corrientes de agua, encima de
corrientes de agua. Cuando estás en su vertical te eleva la espiritualidad", desvela.
Para un próximo libro tiene pensado escribir sobre estos temas.
Para finalizar no puede por menos que dar otro consejo, ya
que si existen esas zonas patógenas, no
lo son menos las personas: "Apártate de las personas tóxicas que pueden ser tan
perjudiciales como las geopatías". Los políticos se encuentran en este grupo de
personas, de ahí que insista encarecidamente en que nos relacionemos con
personas positivas que den mensajes positivos. Pere León en su libro nos da
precisamente eso: un mensaje positivo de que todo se puede arreglar con un
simple cambio. Por ejemplo, el mover la cama de sitio.
Entrevistas
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