La novela sobre la que nos habla en esta entrevista es una parábola sobre el desamparo de los más vulnerables en una sociedad que es hedonista y, para mucha gente, directamente hostil narrada con un estilo sencillo en el que predominan la sátira y el humor negro, pero sin apartarse un ápice de lo que está ocurriendo en la realidad.
¿Qué le llevó a escribir Alehop?
La necesidad de denunciar algunos comportamientos de esta sociedad, que prefiere mirar hacia otro lado ante las grandes injusticias que existen. Pero no quería escribir ningún tratado moralizante, sino un libro que pudiera entretener y que fuera profundo a la vez.
¿Encuadraría esta novela en algún estilo en particular?
Es una sátira social, una comedia negra. Para mí el sentido del humor es fundamental, tanto en la vida diaria como para tratar de contarle al lector según qué cosas sin que a éste le dé un infarto. Pienso que, además, la trama engancha y es bastante original.
¿Cómo definiría su estilo de escribir?
Cada historia te pide un estilo diferente. Con Alehop he buscado un estilo sencillo, fácil de leer, para facilitar el ritmo, frenético a veces, y la acción.
¿Cómo ha logrado reflejar temas tan profundos con un estilo tan sencillo?
Lo he trabajado mucho, esa es la verdad, corrigiendo y reescribiendo. Hay algunos temas que los he vivido en carne propia y otros de muy cerca, y por tanto son conceptos a los que he dado muchas vueltas en mi cabeza, quizá por eso se reflejen de una manera inconsciente en lo que escribo.
¿Cuál es el principal mensaje que quiere transmitir con el libro?
Que no nos dejemos engañar por lo que nos dicen, que no nos dejemos vencer por el conformismo. Entre todos podemos cambiar las cosas, construir una sociedad más solidaria y justa. Depende de nosotros. Soy consciente que escribiendo un libro no voy a transformar la realidad, pero es lo que yo sé hacer, mi granito de arena.
¿Por qué no ha querido dar nombres propios a muchos de los protagonistas de la novela?
A menudo, cuando alguien tiene algún problema, sobre todo si es alguna enfermedad o discapacidad, tenemos tanto miedo que lo apartamos de nuestros pensamientos, preferimos creer que a nosotros no nos va a suceder. Quería diluir un poco esta frontera que a veces ponemos entre "nosotros" y "vosotros". Parece que cuando pones un nombre circunscribes el problema sólo a esa persona, cuando lo cierto es que todos, tarde o temprano, vamos a pasar por lo mismo.
¿Sería capaz de elegir uno de los personajes de Alehop como su personaje favorito?
Todos los personajes tienen su papel en la novela, no sabría con cuál quedarme. Quizás con el anciano, por su ingenuidad.
¿Por qué decidió situar su novela en un pueblo y no en una ciudad?
Hubiera podido situarla en una ciudad perfectamente, pero me pareció que en un pueblo los acontecimientos se viven de un modo más acusado, la vida cotidiana se ve más alterada por algún suceso extraordinario que en una ciudad.
¿Qué importancia diría que la metáfora tiene en la novela?
Alehop es como una parábola moderna, llena de símbolos como los caramelos que desaparecen, el árbol en el centro del huerto, etc.
¿Qué ha querido simbolizar exactamente con el circo?
El circo es un símbolo muy utilizado en nuestra era, que representa la diversión, el espectáculo. Ya lo decía el poeta romano Juvenal: "pan y circo". Eso sí, quiero aclarar, porque sé que hay gente que siente animadversión ante todo aquello relacionado con el mundo circense, que el circo que aparece en la novela nada tiene que ver con la idea que tenemos de un circo tradicional. Bajo su enigmática carpa, no hay payasos ni fieras, sino algo más sutil e inquietante...
¿Cómo es posible que hayamos llegado a la situación que se plasma en la novela?
Aunque hemos avanzado como sociedad, sigue imperando el egoísmo, la ley del más fuerte, las ganas de lucrarse a toda costa. Hemos hecho leyes que no se cumplen, creado sistemas políticos que no funcionan, ya que no hay una redistribución justa de la riqueza. El ser humano es capaz de cosas horribles, pero también de lo mejor. En esto es en lo que hay que creer. A pesar de todo, yo quiero creer aún en el ser humano. Si no tuviera esperanza, no hubiera escrito este libro.
¿Cómo animaría a personas con una dificultad grave como su enfermedad a escribir si es lo que realmente quieren hacer?
Creo que es vital tratar de encontrar pequeñas motivaciones para seguir viviendo, para levantarse cada día de la cama. Yo escribo para mantenerme mentalmente en forma, es un ejercicio extraordinario, y también para comunicarme con los demás. Me sigue sorprendiendo que, sin apenas poder salir de esta habitación, algo de mí pueda llegar a otra persona situada en la otra punta de España. Hay que agarrarse a lo que sea.
¿Tiene algún nuevo proyecto en mente?
Tengo que vivir muy al día a día. Ojalá llegue a escribir otro libro, pero si no es así... hasta aquí hemos llegado. Tengo algunas ideas, pero muy poco definidas. Lo más valioso que te puede dar un lector es su atención y su tiempo, por lo que tengo muy claro que la historia que yo le pueda ofrecer a cambio tiene que valer la pena.
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