Sólo ha habido cuatro personas que han ganado el premio Nobel en dos ocasiones, y tan sólo dos en categorías diferentes: el gran Linus Pauling que ganó el de Química en 1954 y el de la Paz en 1962 y nuestra protagonista Marie Curie que consiguió el premio Nobel de Física en 1903 junto a Henri Becquerel y a su marido Pierre Curie; en esa ocasión estuvieron a punto de no dárselo, ¡qué atrevimiento dar un premio Nobel a una mujer! Y si no llega a ser por su marido no se lo hubiesen concedido. Los sagaces suecos al final transigieron, pero tuvo que compartir la mitad del premio con su marido y no llegó a levantarse a recogerlo, tuvo que ver el acto desde la platea.
En 1911 volvió a conseguir el premio Nobel, en esta ocasión de Química. Sus descubrimientos sobre el radio y sobre el polonio la hicieron conseguirlo. "Siempre me ha encantado su vida, fue fascinante, una vida de alucine", así nos la describe la periodista madrileña, que no sólo no la importa reconocer la gran valía de una mujer que luchó contra los elementos, sino que hasta reconoce una pizca de envidia porque lo que la escritora hubiese querido ser es científica. "Muchas de mis novelas tratan sobre temas científicos como La función Delta o sobre ciencia-ficción, como "Lágrimas en la lluvia", nos dice en la entrevista que mantuvimos en una céntrica librería madrileña.
El libro surgió en una época de sequía gracias a una #coincidencia, cuando la editora de Seix-Barral, Elena Ramírez, la hizo llegar un diario de la científica francesa. Eso dio pie a la realización de una obra, que no es novela ni ensayo, sino una narración, una creación artística muy literaria, que se parece mucho a sus colaboraciones en el dominical del diario El País. "Mis artículos son cada vez menos periodísticos y más literarios. El libro me da la libertad de tener más espacio y, consecuentemente, hacer algo más arriesgado. Visto desde distintos puntos de vista, el libro es más una novela, pero a los libreros les recomiendo que lo pongan en la mesa de novedades", razona.
No es un libro biográfico, ni sigue una estructura cronológica. "Es un libro que habla del duelo", del duelo que sufrió Marie cuando su marido Pierre murió arrollado por un coche de caballos, pero también del duelo de la propia autora tras el fallecimiento de su marido Pablo: "no me gusta la narrativa autobiográfica, es la primera vez que escribo sobre cosas concernientes a mi vida, pero quiero dejar claro que no es un libro testimonial", nos explica con su característica voz afable que quiere darse a entender.
"La propia vida es un cuento, un invento, una creación artística en la que nos narramos a nosotros mismos", señala la escritora, de ahí que en el libro intercale la biografía de la científica francesa y pasajes de su vida, de la vida vivida junto a Pablo, veinte años, los más dichosos de su vida, los más significativos. Un libro que es el pequeño libro de todas las cosas y que "La vida de Marie Curie me sirvió de catalizador. ¿Dónde está el sentido más profundo de la vida?", se pregunta. "Lo vi reflejado en la vida de Marie", es la respuesta que se da así misma.
Para Rosa Montero la estructura de La ridícula idea de no volver a verte es distinta a sus otras novelas. Ella se define como una escritora arquitectónica, "hago mapas sobre los contenidos de mis novelas", nos desvela y sobre esos mapas o puzzles que luego une y les da un preciso sentido, construye las estructuras de sus obras. En ocasiones esos desarrollos son cíclicos, "aparece un tema y lo retomó después". En el libro hay mucho de eso, pero hay también mucho cariño.
Cariño por una persona a la que admira, cariño a quien amó, pero también cariño hacia todos los personajes que pasan por el libro y eso, pese a recoger muchas injusticias que se han hecho, tanto a la protagonista como a otras mujeres científicas. El ser mujer en la ciencia se veía casi como una enfermedad. Había mucha hipocresía en el mundo científico, sobre todo con las mujeres y también lo hubo en Francia, donde tardaron años en reconocer sus méritos y en darle la cátedra de Física que tenía su marido en la Sorbona y eso que tenía ya dos nobeles y, cosa insólita, fue madre de otra mujer, su hija Eva, que consiguió junto a su marido el premio Nobel de Química.
En Francia no les quedó más remedio que reconocer su valía y su heroísmo, cuando comenzada la Primera Guerra Mundial, se llevó las provisiones de radio en tren hasta Marsella. Sorprende su valentía, pero también su ingenuidad. "No quería darse cuenta de algo tan evidente como la peligrosidad de manipular el radio; sería porque lo había parido. Descubrir ese fuego prometeico fue su vida, no podía admitir que fuese tan peligroso", explica la escritora con su sempiterna sonrisa en los labios.
El libro tiene la pasión de su autora y la pasión de la protagonista, dos pasiones que se unen y son altamente radioactivas. "El libro me ha salido en apenas once meses, cuando mi media es de un libro cada tres años", cuenta Rosa Montero. Para la maestra de periodistas "el sentido más profundo de la vida lo vi reflejado en la vida de Marie Curie". Y ese sentido se nota, se siente en el texto.
Otro de los factores fundamentales de la obra es la voz de la misma: "está escrito en primera persona, porque la voz sale del corazón de la historia. Es lo primero que suelo decidir, la voz narrativa, cómo va a sonar. Lo segundo que se me ocurre es la historia, el olor de la historia, la música de la novela, que intento pasar a lo real", así monta sus novelas, sus obras, sus artículos, que cada vez son más literarios.
En esta ocasión ha utilizado hashtags en el libro, porque cree que "es un signo que avisa al lector de que hay un tema en construcción. Te ahorra muchísimo espacio y así se sabe que se va a seguir desarrollando ese tema", apunta. Al lector le vale para conocer los temas importantes del libro. Pero también lo que mueve al protagonista.
#HacerLoQueSeDebe fue una de las grandes obsesiones de Marie Curie, pero también de la escritora. "Realmente no vivimos nuestro ser. Vivimos en seres prestados, impuestos; si cambias el relato de ti mismo se puede cambiar la sensación de tu propia vida", finaliza la escritora, que sí ha conseguido vivir su vida con pasión y esa pasión se muestra en cada página y en cada palabra de su libro. Siempre tendremos la sensación, no precisamente ridícula, de que la seguiremos viendo en sus libros.
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