Gemma Martínez, desde su puesto de trabajo, el diario Expansión, ha sido una testigo privilegiada de la crisis financiera de nuestro sistema bancario; ya antes como corresponsal del mismo rotativo vivió en directo la crisis de las subprimes, hipotecas de alto riesgo, que afectó a Estados Unidos en el año 2007. Con esa experiencia, no hay nadie mejor que ella para analizar la reciente crisis. Y lo hace con un lenguaje fácil, accesible y sencillo para todo tipo de lectores, que además encuentran muy entretenido el libro por la gran cantidad de ejemplos que contiene.
El principal motivo de la crisis se debe a que "las cajas no tenían a nadie que las controlase, sólo una pequeña supervisión por parte de las comunidades autónomas", señala, que no olvidemos que están controladas por políticos. "El banco de España hacía sugerencias sobre posibles fusiones entre cajas, pero personas como José Antonio Griñán, presidente de Andalucía o Alberto Núñez Feijoo, presidente de Galicia, no aceptaron que se hiciesen fusiones con cajas de otras comunidades. Perseguían unas grandes cajas de ámbito autonómico", explica la periodista valenciana, lo cual daba como resultado "entidades más grandes pero, a la vez, más débiles.
El caso de Bankia es paradigmático, "un gigante con pies de barro": la fusión con Bancaja y otras cajas más pequeñas dio como resultado que no quedase más remedio que la nacionalización. "El mayor error de Blesa, presidente de Caja Madrid, fue su exposición al boom inmobiliario. Se concedieron hipotecas a personas, muchas de las cuales inmigrantes, que no tenían capacidad de devolver los préstamos", apunta la especialista en periodismo financiero.
Otro de los errores fue la connivencia entre las empresas y la banca. Díaz Ferrán era consejero de la caja madrileña y buscó financiación para su empresa en condiciones ventajosas, cosa que no pudo realizar por tener pignoradas las acciones de su empresa en otra entidad bancaria. "La mala gestión no es delito y las conductas ilegales que se han denunciado, todavía no se han demostrado", apunta Gemma Martínez.
Esto vale para muchas conductas como puede ser la de Rodrigo Rato en Bankia. "Rato era accionista de Bankia, por lo que no se le puede achacar que obrase con mala fe en el caso de Bankia", afirma. Y cree que el castigo que sufrió fue excesivo por parte del ministro de Economía, Luis de Guindos. "Cinco meses fue un tiempo excesivo para resolver la crisis de la caja", señala. Aunque sí opina que tenía una visión distorsionada de la realidad.
Algo parecido le pasaba a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el popular MAFO, gobernador del Banco de España, "creía que la crisis se resolvería con reformas laborales y con la reforma del sistema de pensiones. En realidad no estaba en el día a día del banco central español y creía que la crisis era pasajera", recuerda. La realidad era bien distinta y tanto MAFO como Zapatero creían que el sistema financiero español era el mejor del mundo. En palabras del presidente estaba en la Champions League de las economías mundiales, y ha terminado desembocando en la mayor crisis financiera que ha sufrido España y va a costar el cierre de muchas sucursales bancarias y el despido de, aproximadamente, 20.000 trabajadores. Y en casos como Bankia, de la rebaja del sueldo de sus trabajadores de entre un 10 a un 40%.
Pero no todo comenzó con Bankia. El fuego lo rompió la Caja de Castilla-La Mancha, en manos de un político como Hernández Moltó, que hizo y deshizo a su antojo provocando la primera nacionalización de una caja. Los políticos son culpables de la mala gestión de las cajas, pero no sólo ellos: sacerdotes, ópticos, bailarinas, turroneros, llegaron a consejeros de muchas cajas. "Muchos de ellos, como han declarado en el juzgado, no sabían interpretar un balance", pese a ello estaban en los consejos de administración, cobrando suculentas dietas. "Alguna caja valenciana llegó a celebrar los consejos en Miami o pagaban cruceros por el Nilo", puntualiza la experta financiera.
"Todo lo relacionado con Ignacio González en Caja Madrid es sonrojante", afirma Gemma Martínez. El actual presidente de la comunidad autónoma madrileña llegó a hacer comprar a Caja Madrid los derechos televisivos del Atlético de Madrid y del Getafe. "Blesa se enteró de ello por la prensa", especifica. Quería que todos los madrileños pudiesen ver a los equipos madrileños en abierto y años después quiso ser presidente de la caja con el apoyo de Esperanza Aguirre, pero se cruzó en su camino Rodrigo Rato.
Al propio Rato le sugirieron a Ignacio Goirigolzarri como segundo de la caja. Ni uno ni otro aceptaron esa sugerencia, que vino avalada por la firma de cazatalentos Seeliger y Conde, que fue contratada por la Comunidad de Madrid, la misma empresa que fichara a Esperanza Aguirre meses después. ¡Qué casualidad! Los políticos, a veces, se niegan a ser asesorados. Siguen creyendo que son más inteligentes que nadie, pese a que la experiencia demuestra su pésima gestión al frente de las cajas.
Un ejemplo de esa gestión son las preferentes, "un producto netamente financiero dirigido a inversores institucionales", apunta la periodista. Al no cubrirse en ese tramo se ofreció a particulares que, en algunos casos, no tenían preparación y no sabían lo que contrataban, pero sí estaban atraídos por el alto interés que ofrecían. "En España falta cultura financiera", sentencia Gemma Martínez. Y también han faltado controles para los gestores de la caja. Todo esto, explicado de manera vibrante y brillante por una periodista que preferiría ver la crisis desde Nueva York, nos ha conducido a la mayor crisis económica que ha padecido España. Quien quiera conocerlo tendrá que leer Saqueo, un libro que se mueve entre la divulgación y el análisis más riguroso.
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