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Entrevista a Amós Milton. “Seguimos sin aprender de la historia”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Por Javier Velasco Oliaga

Amós Milton
es un escritor y abogado almeriense. Compagina las dos profesiones porque sabe que no son buenos tiempos para la lírica. Sin embargo puede más la pasión, y la que siente por la literatura le hizo en un momento dado convertirse en investigador del sevillano Archivo de Indias. “Un diamante en bruto”, según sus palabras y no le falta razón.


Su primera novela El abogado de Indias es un recorrido por la Sevilla de finales del siglo XVI, una de las más populosas ciudades de Occidente. Ciudad por donde pasaba casi todo lo que llegaba procedente del Nuevo Mundo y en donde se certificaban las tropelías que se cometían al otro lado del océano. Alonso, como un auténtico hombre de ley, intenta y consigue influir sobre algunos personajes más excepcionales de aquella colosal época donde el oro y la sangre corrían como un caudaloso río. Ha escrito Milton una novela histórica que nos sirve para conocer y comprender una época donde la justicia y la ley la dictaba el oro que venía de las Américas.El libro ha sido publicado por la editorial Almuzara.

¿Qué le llevó a escribir El abogado de Indias?
Fueron un par de causalidades que acontecieron el mismo día, pero el desencadenante fue saber que Miguel de Cervantes había sufrido prisión por deudas a la corona española en el año 1597. Nada se sabía del personaje anónimo que fue el abogado que lo sacó de prisión y decidí rendir un homenaje a aquel “letrado antecesor” y recrear su vida.

¿Su experiencia de abogado le ha venido bien para escribir la novela?
Indudablemente. Existen muchas reglas no escritas en el mundo de la abogacía y de la justicia en general. Después de veinte años de ejercicio te das cuenta de que sabes muchas cosas que son ignoradas por la mayoría. En la novela descuelgo algunas.

¿Es así como concibe usted la abogacía o es como se la imagina en aquella época?
Un poco de cada.

¿Cuál es su opinión de la Sevilla del siglo de Oro?
Creo que muy pocas ciudades pudieron dar tanto en tan poco espacio de tiempo. Podrían escribirse veinte mil novelas con hechos cotidianos de aquella ciudad fulgurante y nunca dejaríamos de sorprendernos.

¿Qué supuso para Sevilla dejar de ser la puerta de entrada de productos americanos en el siglo XVIII?
Fue el final de una paulatina decadencia. El Guadalquivir era cada vez más inseguro e impracticable y los barcos de gran calado ya no podían llegar hasta el corazón del mundo. Un corazón que fue poco a poco apagándose (desde el punto de vista económico). Eso sí, Sevilla siguió conservando su grandeza y su brillo hasta hoy día.

¿Qué le gustaría transmitir con su magnífica visión de la ciudad del Guadalquivir?
La misma sensación que sentí yo al escribir la novela: transportar al lector a otra época, otros sabores, otra gastronomía, otras costumbres… Y no a otra época cualquiera, sino al momento culminante de una de las ciudades más fascinantes y enigmáticas de la historia.

¿Se dieron muchos casos de estudiantes sin beca que llegaron a doctores por aquella época?
No que yo conozca, durante el S. XVI solo lo alcanzaron alumnos becados por la Universidad. Alonso es una excepción que sí se repetiría a lo largo del S. XVII.

¿Cuál es su opinión de la justicia del periodo en el que transcurre el libro?
Es difícil tratar de ser objetivos y no caer en la perspectiva que nos da la historia. Ahora hay ordenadores que corrigen textos y mandan escritos por multimedia. Antes si te equivocabas en un escrito, subsanarlo era costoso y caro, existían escribanos cuya misión no era más que la de servir de meras fotocopiadoras humanas… Son demasiadas diferencias pero en general la gente, el pueblo llano, confiaba muy poco en la imparcialidad de la justicia. Recurrían a ella solo en ultimísima instancia, cuando no quedaba otra. Eso es una realidad.

¿A partir de qué época pudo un abogado enfrentarse a la Inquisición en igualdad de condiciones, si es que alguna vez alguien pudo?
Sinceramente creo que eso no fue posible. En la defensa de la Fe Católica sus administradores gozaban casi de la infalibilidad. Contra eso es muy difícil combatir en igualdad de condiciones.

¿Qué opina de la justicia para los colonos de América?
Colonos y encomenderos hacían un poco lo que les convenía. El rey no paraba de promulgar leyes en defensa de los indios que luego rara vez se aplicaban. Los Virreinatos eran auténticos reinos de taifas casi inaccesibles para la justicia real que vivía muy alejada o que no quería mirar lo que estaba pasando allende los mares.

¿Y para los nativos americanos?
Cualquiera puede decirlo hoy día si intenta saber qué ha sido de ellos.

¿Cuál es su opinión de la justicia en la actualidad?
Difícil pregunta para alguien que vive de ella. Digamos que es muy mejorable.

¿Para cuándo la continuación de la novela?
Ya estoy en ello. Por las críticas que estoy recibiendo y el agradecimiento de los lectores que ya la han leído, voy a tener que acabarla cuanto antes. Pero no me gusta forzar las cosas. Espero que fluya como lo hizo la primera.

¿Qué obras que tratan del mismo tema le han parecido interesantes?
Mi lectura ha sido más bien de documentos, pero hay dos excelentes tratados de la Sevilla del XVI y XVII de los profesores Don Francisco Morales Padrón y Don Antonio Domínguez Ortiz que son verdaderas joyas del conocimiento.

¿Qué opina del Archivo de Indias?, ¿es el gran desconocido de la actualidad?
Es un diamante en bruto. Nadie puede imaginarse la de tesoros que encierra, intrigas, grandezas y vilezas del ser humano y de la formación de un Nuevo Mundo como fue la América post-colombina.

¿Va a seguir compaginando la abogacía y la novela?
Corren malos tiempos para la lírica aunque nunca se sabe.

¿En esta época de crisis la literatura da para vivir?
El abogado de Indias lleva poco más de un mes en el mercado aunque ya aparece en listas de los títulos más vendidos. No sé, se lo diré dentro de un año cuando me liquide los derechos de autor mi editorial.

¿Cuáles fueron los principales errores que cometió España en su relación con las Indias?
Más o menos los mismos que cometieron otras potencias de la época. Explotar y dominar sin tener que rendir cuentas a nadie los recursos naturales, el sudor, la sangre y el sacrificio de esclavos, colonos e indios. Ni más ni menos. Además, muy poco de aquello revertió en mejorar las condiciones de vida del pueblo llano.

¿Se siguen cometiendo los mismos errores?
Si. Seguimos sin aprender de la historia.



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