Entendimiento es la palabra clave, y los dos protagonistas, Tornell y Alemán, se entienden, lo hacen poco a poco, según se van conociendo. Por eso, Tristante ha escrito una novela de reconciliación, de superación de diferencias. Con un lenguaje áspero, real y claro va contando en su novela una trama de asesinatos incomprensibles en un primer momento. La investigación para resolverlo hace que los dos militares, nacional y republicano, se conozcan a fondo y terminen comprendiéndose. Después de varios giros inesperados, todo termina explicándose y entendiéndose. Es un buen ejemplo: la reconciliación es posible entre hombres de ley.
Ahora que parece que nadie sabe qué hacer con el Valle de los Caídos, ¿por qué ha querido proporcionarle el protagonismo que le da?
Precisamente porque necesitamos saber lo que fue, cómo se construyó, para tomar decisiones basadas en el sentido común y no en el más mísero electoralismo.
¿Valle de los Caídos o Cuelgamuros?
Cuelgamuros era un hermoso paraje natural que fue aprovechado por Franco para construirse un mausoleo que superara al de Felipe II.
¿Qué significa para usted el Valle de los Caídos?
Es un monumento que no me gusta pero que quiera o no, forma parte de la reciente historia de mi país.
¿Está de acuerdo con la Ley de la Memoria Histórica?
Hombre, pues no me la he leído. Si se refiere a si estoy de acuerdo en que se localicen los restos de fusilados en la guerra civil que yacen por esas cunetas de Dios, pues todos estamos de acuerdo en que se les entierre debidamente y se restaure su buen nombre.
¿Qué haría usted con el Valle de los Caídos?
Creo que deberíamos crear un centro de interpretación del propio monumento, de la guerra civil y del propio franquismo. Con fotos, material audiovisual, planos, etc, para que la gente vea cómo trabajaban los presos, la obsesión de Franco etc,...
Las condiciones fueron muy duras durante la construcción del Valle, pero sin embargo los presos querían trabajar allí, ¿era por la reducción de pena o por otra causa?
Fundamentalmente era porque las cárceles y los campos de concentración en la inmediata posguerra eran horribles: desnutrición, hacinamiento, enfermedades...querían salir de aquello como fuera. En Cuelgamuros, al ser el proyecto estrella del régimen, se comía mejor y se estaba al aire libre. Eso no quiere decir que las condiciones no fueran durísimas, que lo eran, además, la redención de penas por trabajo también les empujaba a querer trabajar, fue un "invento" del movimiento que les permitió usar a los presos como mano de obra semiesclava.
Unos afirman que en las obras murieron muy pocas personas, otros que muchas. ¿Se puede saber de verdad cuántas fueron las víctimas?
Don Ángel Lausín, médico del destacamento estimaba que entre 14 y 18. Ojo, accidentes graves hubo muchos, por las malas condiciones y las prisas. Los casos de silicosis fueron muchos pero no pudieron ser censados.
En su novela no hay buenos buenísimos ni malos malísimos. Son protagonistas muy humanos, ¿qué ha buscado con ese comportamiento?
En la guerra, un tipo que se había quitado un trozo de pan de la boca para dárselo al hijo de un compañero durante una huelga, que arriesgaba su vida por defender a los desposeídos, luego igual violaba a una monja. El ser humano es capaz de lo peor y de lo mejor, y eso en las guerras se acentúa.
¿Ha buscado la objetividad en lo que cuenta?
Lo he intentado. Hay que contar las cosas como fueron, el lector es suficientemente inteligente para sacar sus propias conclusiones.
El narrador se muestra duro con ambas partes, con los vencedores, y con los perdedores que huyeron del país, ¿Cuál es su opinión de ambos bandos?
Pues que los sublevados se levantaron en armas contra el Gobierno legítimo y eran unos golpistas. Representaban a la reacción: el capital, la iglesia, la banca.... Pero el Gobierno de la República, desde el primer momento, se vio superado por elementos de corte revolucionario que hicieron imposible la victoria debido al descontrol y a las luchas internas.
Los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas se mantuvieron después de la Guerra Civil y se hacen patentes en Cuelgamuros ¿Realmente sucedió así?
Esos enfrentamientos fueron una constante en la guerra civil pues los comunistas eran partidarios de ganar primero la guerra y luego, hacer la revolución. Los anarquistas luchaban contra la República a la que consideraban burguesa, eran muy idealistas pero no entendieron que enfrente tenían un enemigo con un mando único, con militares profesionales, al que tenían que vencer primero. Esas rencillas continuaron incluso en el exilio.
En su novela, los protagonistas Tornell y Alemán se reconcilian y se hacen amigos. ¿Por qué la sociedad española tardó tanto en reconciliarse?
Aún hoy día hay gente que vive esto muy visceralmente. Dicen que tras una guerra civil son necesarias 5 o 6 generaciones para que la gente se tome las cosas en clave histórica.
Esa situación de amistad, ¿se pudo dar en la realidad?
Por supuesto, todos conocemos casos de un tío, un abuelo que fue escondido por un vecino o un amigo a pesar de militar en bandos rivales. Es una de las pocas cosas que podemos salvar de aquel desastre. Por ejemplo, Lorca es detenido en casa de los Rosales que eran falangistas.
Nunca ningún país vivió una posguerra tan larga, ¿A qué cree que fue debido?
Franco pudo acabar la guerra antes pero no quiso, intentó someter a la zona roja a un durísimo castigo. Luego, su diseño autárquico del estado, el aislamiento internacional, la guerra y que España no era un país rico, hicieron el resto.
¿Fueron los mayores errores de Franco, la venganza y el no reconciliar a ambos bandos, terminada la guerra?
Franco quiso arrasar, literalmente, cualquier atisbo de rebelión interna. La represión tras el fin de la guerra fue durísima y de hecho durante cuarenta años aquí nadie se atrevía hablar de política.
¿Faltó el perdón?
Obviamente.
¿Cuánto tiempo tardó en documentarse para escribir la novela?
Suelo tardar un año, más o menos.
¿Qué fuentes consultó?
Pues como siempre todo lo que cae en mis manos: libros, fotografías, hemeroteca, archivos y todo lo que encuentro fiable en la red.
¿Cree que su novela levantará pasiones encontradas por lo que cuenta?
Creo que no, la gente me está felicitando porque políticamente la ven en su sitio. Tanto lectores de derechas como de izquierdas me han alabado el que la historia esté contada con honestidad y eso me hace muy feliz.
La novela comienza siendo histórica y se convierte en policíaca con tintes de novela negra, ¿por qué ese cambio?
Es una novela policíaca ambientada en otra época. Es mi estilo personal, hibridar la novela histórica con la detectivesca. En principio se hace necesaria una inmersión del lector en la época y en Cuelgamuros, luego, nos centramos más en la trama policial y en la amistad entre los dos protagonistas.
¿Se encuentra a gusto en estos géneros? ¿Cuál prefiere?
Me gusta mezclarlos los dos.
¿Cuál es su opinión sobre el libro de Barbara Probst Solomon y la fuga de Nicolás Sánchez Albornoz y Manuel Lamana?
Pues que en la vida las cosas no cambian y los pobres pagan siempre. No todos los presos tuvieron la oportunidad de que vinieran a sacarles del país en coche. La fuga refleja lo que era aquello, no había vallas, España era una inmensa prisión, pero un hombre pobre, vencido y sin amigos no podía soñar con lograr abandonar el país a pie o en tren.
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