Esos recuerdos sobre la Guerra Civil Española que torturan al protagonista son el leit motiv de una obra valiente y valerosa, original y fresca, que el escritor malagueño ha urdido de forma brillante y, a la vez, cercana. La superación de los odios, que son todos irreflexivos y que por desgracia seguimos viendo todos los días en nuestra sociedad, como reflejan ciertos programas de televisión, demostrarán que nuestra sociedad necesita de herramientas como esta novela para salir de la profunda inmadurez que padecemos.
Usted es biólogo. ¿Por qué ha decidido dedicarse a la literatura?
Porque siempre me ha atraído hacer cosas que en teoría no tenían nada que ver y me ha gustado romper moldes, como esa anticuada separación entre personas de ciencias y de letras. A mí me ha ayudado como persona y pienso que no estaría nada mal recuperar en la sociedad una visión mas global de las cosas. La hiperespecialización lleva a la ignorancia.
¿Cómo ha influido su formación como biólogo a la hora de escribir?
Todo lo que uno es, a la hora de escribir, se nota. En ese sentido forma parte de mí el hecho de ser consciente de la grandeza y omnipresencia del medio natural en nuestras vidas junto con la idea de que no somos más que una especie más, peculiar, eso sí, en el engranaje. Eso, como no, queda reflejado en mis novelas.
¿Qué le ha llevado a escribir Ancestra particularmente?
Ancestra comenzó, tal vez, cuando, al igual que el protagonista, en los viejos álbumes familiares las fotos del pasado, de nuestros abuelos, bisabuelos y si eras afortunado tatarabuelos, eran simples páginas que se pasaban con rapidez para recordar momentos que sí se habían vivido. Entonces quizás en algún momento, no sé por qué, uno se interroga, a uno le pica el gusanillo. ¿Quiénes eran? ¿Qué hacían? ¿Cómo vivían? Eran preguntas que convertían aquellas fotos en algo ya más interesante y a aquellos seres humanos caídos en el olvido en protagonistas. Eso, junto con otras muchas cosas, llegó un momento en el que me pidió salir y salió.
¿Qué opina del anarquismo individualista?
Antes de nada decir que, en “Ancestra”, el contexto socio político es sobre todo el detonante que provoca una gran explosión emocional en los personajes, que es lo que a mí como autor me interesa. Dicho esto, el anarquismo individualista fue, en la realidad, un movimiento muy minoritario, que en mi opinión tenía cosas positivas que aportar, como tantos otros de los que nadie se acuerda, pero que fue devorado por los odios y el fuego cruzado de una y otra orilla en aquellos terribles años. En toda la historia no ha habido ningún país o ninguna organización política anarquista.
¿Cree que hubiera tenido éxito de haberse producido?
Pienso que no. Eso sí, éxito creo que, hasta ahora, ningún sistema político pueda decirse que lo haya tenido, si no es el éxito de lo menos malo, aunque decir esto sé que es controvertido. No pienso que una ideología de ese tipo nos deba interesar como sistema político que articule la sociedad, pero sí que podría aportar muchas ideas positivas en un contexto más amplio.
¿Cómo se ha documentado para escribir la obra? ¿Le llevó mucho tiempo?
Una novela siempre tiene muchas horas de documentación detrás. Si tu trama transcurre en un lagar andaluz debes documentarte sobre cómo es un lagar andaluz. Es quizás la parte menos vistosa del proceso creativo pero es imprescindible a la hora de darles a tus lectores una narración de calidad.
¿Qué opinión le merece la inmortalidad?
Creo que es una de las ansias más fuertes del hombre desde que es hombre y que no debemos de tener miedo a asumirlo. En realidad pienso que no debemos de tener miedo a nuestros miedos y “Ancestra” es una catarsis para conjurar esos miedos que escondemos en el sótano pero que nos condicionan día a día.
¿Qué piensa acerca de que se guarden recuerdos para que las siguientes generaciones no nos olviden?
Debería enseñarse en la escuela, a los niños, una vez se les enseñe a lavarse los dientes, por ejemplo. Es una cuestión de higiene social.
En Ancestra usted aparece en su propio libro como un personaje, algo que también hizo don Miguel de Unamuno. ¿Qué influencias tiene de este autor?
Para mí es uno de los más grandes autores en castellano que han existido. Lo he leído desde pequeño y me ha influido mucho al escribir, sobre todo al escribir Ancestra, ya que es una novela que comparte muchos de los dramas que motivaban a escribir al bilbaíno. Creo que es sano que un autor reconozca sus influencias, su ADN literario. Somos lo que leemos.
¿En qué se basa para dar vida a sus personajes?
Siempre digo que en cada uno de los personajes hay mucho de quien los escribe pero nunca ninguno llega a ser uno mismo ni muchísimo menos. Uno va cogiendo cosas de aquí y de allá hasta que la criatura toma forma. Después suelen cobrar vida propia y ya no tienen remedio.
¿Por qué incluyó las imágenes de arte abstracto de María Dolores Olea como ilustraciones de la novela?
Porque ella ha sabido leer como nadie el alma de la historia y de los personajes. Ha plasmado cosas que a mí como autor me han dejado alucinado, ya que estaban muy profundas en el subconsciente de la trama.
Son desgarradoras y a la vez sencillas y frescas y esto es lo que las hace, a mi juicio, irresistibles.
¿Está trabajando en una nueva novela?
Aun no, pero espero ponerme pronto, una vez acabe con la vorágine de la promoción de Ancestra. Es lo que me gusta, escribir.
¿Cuando escribe escucha música?
A la hora de escribir ninguna, salvo a veces algún instrumental. Pero en los momentos previos me motiva escuchar algún clásico de artistas como Nacho Vegas, Quique González, Javier de Torres o algún que otro genio de esos que pululan por el paisaje patrio no siempre justamente reconocidos.
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