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Entrevista a Martín Aldadur autor de "Clandestinos"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h


“La inmigración ilegal forma parte de un discurso falaz”

Por Javier Velasco Oliaga

Martin Aldadur
es un vasco nacido en 1982 en Zarautz. Quizá el haber nacido en una tierra de grandes viajeros le haya llevado a preocuparse por un tema tan complejo y tan mal tratado como es la inmigración subsahariana. Ha escrito el libro Clandestinos, donde trata de arrojar luz a un tema tan espinoso.



Aldalur es licenciado en lenguas modernas por la Universidad de Surrey, Inglaterra. En 2006 obtuvo título de periodista en la Universidad de Barcelona y Columbia de Nueva York. También realizó estudios de cine en Buenos Aires. Desde 2006 ha viajado por África Occidental y Sudamérica tratando de desentrañar algunos de los conflictos de mayor actualidad. Como periodista y documentalista ha colaborado tanto para medios locales como globales, tales como Berria, La Nación de Argentina, Clarín, BBC o la coreana KBS. Su juventud no le impide tener una visión ecuánime y, sobre todo, bien documentada del fenómeno de la inmigración, por eso suele afirmar tajante que “a todo el mundo le preocupa el tema de la inmigración, pero a nadie le interesa”. En el libro deja claro la importancia de los intelectuales en este fenómeno y la hipocresía de los políticos y de una gran parte de la ciudadanía.

¿Por qué se fijó en la inmigración para publicar su primer libro?

El propio fenómeno me llevó a escribir este libro: en verano de 2006 fui a cubrir como periodista freelance la llegada de los cayucos a Canarias. Miles de subsaharianos llegaban en embarcaciones artesanales, atravesando el océano, en condiciones tremendas.

Yo, como cualquiera, percibía la inmigración subsahariana de una manera muy mediatizada, marcada por prejuicios y estereotipos. Este trabajo me dio la oportunidad de conocer el fenómeno en profundidad. Di el salto y, en un primer viaje al África Occidental, fui a Senegal y Gambia. La historia, las motivaciones y la propia manera de emigrar eran mucho más complejas de lo que yo me imaginaba…

Pero… ¿Cómo surgió la idea de escribir un libro?
Escribí bastantes reportajes para un par de medios, pero llegó un momento en el que el interés informativo decayó y no encontraba dónde colocar mis historias. Fue un momento duro, era más que darle una salida a mi trabajo, tenía un compromiso con cada una de las personas que había entrevistado. Perseveré hasta que di con esta editorial, que
apostó por mí. Mi objetivo ha sido crear una narrativa que represente el fenómeno en su justa dimensión.

¿Cuántas entrevistas tuvo que realizar para documentar el libro?
En estos años he realizado más de trescientas entrevistas, no sólo a inmigrantes, sino también a sus familiares, además de a los distintos actores que aparecen en el proceso migratorio: miembros de la Guardia Civil, médicos que los atienden, personal de la Cruz Roja, periodistas, antropólogos, políticos… incluso el enterrador del cementerio Antigua, en Fuerteventura.

También recoge los testimonios de distintos escritores. ¿Por qué los incluyó?
Este trabajo pretende reconstruir el fenómeno migratorio y los intelectuales juegan un papel fundamental: ¿dónde se posicionan frente al discurso de poder? Saramago, Iñaki Gabilondo, Juan Goytisolo o Juan Madrid articulan respuestas más que interesantes.

¿Qué hay realmente detrás de la inmigración ilegal?

Las palabras no se eligen al azar. La inmigración ilegal forma parte de un discurso falaz, porque ingresar en un país por un lugar que no es la frontera o permanecer en él sin la documentación requerida no supone delito, sino falta administrativa. No existen personas ilegales, aunque en la práctica así lo parezca. En este caso, se trata de una reconstrucción sistemática y profunda del proceso, desde el origen.

¿Existen mafias organizadas en el tráfico humano de emigrantes?

Claro que existen grupos que desde la clandestinidad se aprovechan con la venta de pasaportes falsos, contacto con pasadores, etc. Pero la migración africana es demasiado amplia como para reducirla a las mafias. No podemos olvidar que la clandestinidad es una respuesta a las políticas occidentales que restringen la migración; si los africanos pudieran emigrar en aviones no habría mafias. Desde luego, las medidas europeas que restringen la inmigración son criminales.

¿La sociedad está concienciada sobre este problema?
Este fenómeno no está justamente representado y, consecuentemente, tampoco es justamente percibido. Tanto la sobre información como la censura están al servicio de velar la auténtica dimensión de los hechos.



¿Cree que los españoles que han sido un pueblo inmigrante han olvidado su pasado?
Vivimos una época de grandes olvidos, políticos –con la guerra civil y la represión franquista- y social, con nuestro pasado pobre y emigrante. Esto sí que es un problema, porque sin pasado no tendremos futuro.

¿Nos hemos vuelto un país intolerante ante este problema?
No creo que la migración sea un problema. Es un reto, una oportunidad para crecer como sociedad. La palabra libertad es hueca si no va acompañada de diversidad.

¿Qué opinión le merecen los postulados del político catalán Josep Anglada?
No son originales. Tratan de reducir al “otro”, en este caso al inmigrante, por su diferencia de origen a algo que no es un semejante. Es un acto de barbarie absoluto. Son muchas las voces que han analizado y denunciado que la Modernidad trajo consigo una manera de enfrentarse a la diferencia de manera conflictiva.

¿Los políticos han sabido acometer el problema de la inmigración?
A los políticos les interesa representar la inmigración como un problema, porque le sacan un suculento rédito electoral. Sus políticas de integración son nulas: criminalizan al inmigrante. Percibo una gran falta de sensibilidad. Creo que los medios de comunicación también tienen gran responsabilidad en este proceso.

A su modo de ver, ¿cuáles son los principales factores de la emigración?
Hay muchos factores, pero el fundamental es la desigualdad. El 30 % de la población mundial concentra el 95 % de la riqueza. A día de hoy, global no quiere decir universal.

¿Cuál sería su receta para enfrentarse de una forma eficiente al fenómeno de la inmigración?
No existe un resumen fácil, ni soluciones mágicas. Debería terminar la explotación que sume en la miseria a las tres cuartas partes de la población mundial. Deberíamos acoger a ese “otro” como un semejante y juntos definirnos como sociedad, hasta entonces imperara la barbarie, puede que disfrazada de razón.

¿Qué soluciones aporta en su libro?
Tomo una posición definida, pero no realizo juicios cerrados, presento las múltiples verdades de cada actor. Trato de fomentar el juicio crítico.

¿Cómo definiría su libro?
Este es un libro testimonial, de denuncia, también de aventuras, en la forma de lo que se conoce como literatura de viaje. Pero sobre todo pretende construir puentes dando voz al estigmatizado.

¿Volverá a escribir sobre este tema o cambiará de registro?
Ahora mismo estoy en otro proyecto y espero que cuente con la misma fantástica acogida que ha recibido este trabajo, no adelanto nada por aquello de que es mejor no hablar de proyectos inconclusos.

¿Qué autores le han influido para escribir el libro?
Son muchos los autores que me influyen, por nombrar a algunos: Adorno y Horkheimer, por sus ideas, y por la manera de hacer periodismo: Tom Wolfe, Truman Capote y por supuesto Kapuscinski.

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