Nerea Riesco, pese a su juventud, lleva desarrollada una carrera muy sólida, de una madurez prodigiosa. Su novela, excelentemente escrita, tiene todos los aditamentos para convertirse en un gran éxito editorial. La trama engancha desde las primeras páginas: la descripción del terremoto sevillano, las descripciones de los protagonistas, las vicisitudes por las que tienen que pasar éstos y, por supuesto, el gran juego de ajedrez que se encierra en la catedral sevillana son las claves por las que se desenvuelve la obra apasionadamente. Si a esto añadimos a una protagonista, doña Julia, que se mueve por las páginas con una pujanza desbordante, con una forma de ser muy moderna y adelantada a su tiempo y si además añadimos lo innovadora que resulta en su trabajo, tenemos un personaje ciertamente interesante. Muchos y variados son pues los alicientes para no dejar de leer esta novela. Estamos seguros de que en el futuro Nerea Riesco nos va a deparar muchas sorpresas.
¿Qué es lo que la ha llevado a escribir su libro El elefante de marfil? Creo que las novelas te atrapan. Son ellas las que te buscan a ti y no tú la que las buscas a ellas. Yo estaba estudiando el doctorado y de repente me llegaron los textos de ese terremoto terrible que asoló Lisboa y se vio afectado todo el sur de Europa. Es, curiosamente, muy parecido al que ha ocurrido ahora en Chile, porque también hubo un tsunami posterior y el tsunami arrasó Cádiz y fue un terremoto grande. Una de las cosas que me hizo empezar a imaginar toda la historia fue la descripción de ese terremoto que aparecía en La Gaceta de Madrid, pero la que más me gustó fue la descripción que hacía una imprenta de Sevilla regentada por una mujer, la viuda de Haro. Estaba narrada en verso y contaba el desastre del terremoto con una pasión increíble. A mí me gustó mucho eso porque soy periodista, ver la diferencia de información que uno recibe, entre un medio de comunicación y otro. La verdad es que cuando leí la noticia de la viuda de Haro, la novela se me representó entera. Se ha documentado muchísimo para escribir la novela.
Sí, yo pienso que cada novela se plantea como una tesis. Luego la “visto” con un vestido bonito para que los demás me la compren. El periodo de investigación de la novela es para mí igual de satisfactorio que el periodo en el que estoy redactándola. Cuando estoy leyendo documentos de la época y me entero de que en Sevilla no había cementerios y había que enterrar a la gente de la manera que había que enterrarla o que había habido una peste de fiebre amarilla y la gente murió a puñados… Todo este tipo de información que una te lleva a otra y te lleva a otra es muy satisfactoria para mí. ¿Cuál es la tesis de su novela? Yo creo que la tesis es que los seres humanos no son tan distintos, ya sea el siglo XII, el siglo XIII o el siglo XXI. Da igual, todos nos movemos por lo mismo, por las mismas pasiones, por las mismas intrigas. El amor, el odio, el deseo de venganza, el deseo de poder. Tampoco somos tan diferentes en cuanto a las culturas. Pensamos que el otro es muy diferente porque tiene otra religión, porque tiene otro tono de piel o porque vive en otro país o en una sociedad oriental, pero en realidad somos muy parecidos.
En esta novela se tratan estos temas. Hay una protagonista negra, hay musulmanes, etc. ¿Se puede decir que es un crisol de culturas? ¿Quizá lo que quería Fernando III o Alfonso X el Sabio con Toledo? Sí, de hecho, en la tumba de Alfonso X el Sabio y de su padre el rey Fernando, allí en Sevilla, el epitafio está en los tres idiomas. Ahora están de moda los thriller históricos y también está de moda Sevilla, porque Matilde Asensi ha sacado una novela de Sevilla. También Julia Navarro acaba de sacar otra novela. ¿Están de moda las escritoras que tratan estos temas? Se habla de que hay muchas escritoras, pero al final no somos tantas. Si hiciéramos un recuento, sigue habiendo una minoría de escritoras españolas. Pienso que hay muchas más lectoras. Cuando hacemos encuentros con lectores, el ochenta por ciento del aforo son mujeres. En Sevilla participo en un proyecto que se llama “el placer de leer”, que es para fomentar la lectura en jóvenes y de los quince autores que estamos sólo somos dos mujeres, Elvira Lindo y yo. ¿Es su libro una mezcla de varios géneros literarios?Sí, en el fondo, eso es lo que he buscado. Es una novela histórica porque empieza en el siglo XVIII, es un thriller histórico, hay aventuras, novela negra, un poco de novela de costumbres y mucho de novela romántica, el amor está muy presente en la novela. También su libro nos revela algunos enigmas, algunas claves de la catedral de Sevilla, como si fuera un gran tablero de ajedrez. Sí, de hecho, la novela está planteada como una partida de ajedrez. En la catedral, en cada esquina hay una torre. En el cabecero están enterrados el rey, la reina, Alfonso X el Sabio. La novela tiene una apertura, medio juego y final, como en el ajedrez. Los personajes tienen los roles de unas piezas de ajedrez. La catedral en sí es también un tablero de ajedrez. Este juego es muy novelesco, tiene sus reglas pero nunca es igual. Desde el principio, la idea de la historia de cómo se tomó Sevilla: un rey intentando acosar a otro rey, los musulmanes utilizando la Torre del Oro para que no pudieran cruzar el río, era todo como muy ajedrecístico y de hecho, Alfonso X el Sabio, que estuvo en la conquista, era amante del ajedrez. Así que, si quería hablar de la historia de Sevilla, se me hacía imposible no hablar del ajedrez. ¿Por eso escogió Sevilla para la novela? Vivo en Sevilla, pero sobre todo el punto de partida fue la lectura de los textos sobre el terremoto. ¿Sabe jugar al ajedrez? Yo juego muy mal, pero la gente que me rodea sabe jugar muy bien. ¿Qué literatura le ha podido influir como escritora? La latinoamericana. He leído mucho, me gusta mucho. ¿Sus autores favoritos? Gabriel García Márquez. Es mi ídolo. Soy una persona que confío mucho en los escritores que escriben en su propio idioma. Desconfío de las traducciones. La novela ya se ha vendido a cinco países y tengo un poquito la espinita de pensar si el traductor será tan meticuloso como yo, porque hay muchas ocasiones en las que no es tanto la palabra como su sonoridad en la frase o el ritmo que le da. Hay que ser muy coqueto a la hora de traducir para que esto sea así. Encuentro en la literatura latinoamericana mucha riqueza de vocabulario, y me gusta mucho. En su novela se aprecia también una gran riqueza de vocabulario, con palabras que no son de uso común. Sí, me gusta la riqueza del castellano. Su libro anterior, Ars magica, ¿a cuántos países lo ha vendido? A ocho países. El último a Finlandia, que lo ha comprado hace dos o tres semanas y ha comprado también el anterior libro. Fue usted finalista del premio Espartaco ¿qué experiencia le reportó? Este año soy jurado del Espartaco. Es el premio que entrega La semana negra de Gijón, que es quizá la más divertida del mundo. Es una feria muy especial, muy pintoresca, hay muchos autores y además hay muy buen ambiente de autores. Casi es una semana de vacaciones en Gijón y la experiencia es maravillosa. ¿Ejerce el periodismo? Más como hobby. Creía que iba a ser al revés cuando estudiaba, yo escribía en mis ratos libres, pensaba que iba a ser periodista, pero al final el periodismo no me acogió con la misma fuerza que lo hizo la literatura. Creo que ha sido el destino: Escribí un libro de relatos por casualidad, presenté una novela a un premio y lo gané, el Ateneo de Sevilla, y luego ya lo siguiente ha sido Ars magica y El elefante de marfil, editadas por Grijalbo y con una gran acogida. Soy una persona afortunada en el mundo de la literatura. ¿Cómo planifica el desarrollo de sus novelas? La primera novela la escribí un poco a tientas, porque no tenía experiencia. Al final de redactarla, me sobraron como ochenta o noventa páginas y me di cuenta que era información que solo necesitaba yo y que en realidad, para la consistencia de la novela no necesitaba solo eso. Empecé a hacerme ideas y esquemas de cómo se dosificaba la información y se organizaba. Saber desde el principio qué quieres decir. Hacia dónde te quieres dirigir. Hay autores que escriben con brújula. Se sientan delante del ordenador y escriben hasta la palabra fin, como si las hadas les hubieran tocado la cabeza con una varita mágica. Ese no es mi caso. Yo soy más de mapa. Yo sé lo que quiero decir, sé quienes son los personajes, hago líneas del tiempo, hago fichas de personajes, resúmenes de capítulos. Estoy muy estructurada, lo que no quiere decir que algún personaje se me escape de las manos y al final le deje fluir. Soy muy organizada. También me di cuenta de que todo eso que yo hacía se lo podía enseñar a la gente. Para escribir hay que tener talento y también constancia. Yo he estado dos años largos para escribir esa novela. Doña Julia es un personaje muy moderno. En el rectorado, en Sevilla, hay un montón de documentos impresos en la imprenta de la viuda de Haro. Me sorprendió. Fue una mujer que dirigía una empresa en Sevilla en el Siglo XVIII. ¿Se ve reflejado su propio carácter en algún personaje de la novela? Yo creo que en doña Julia. Las dos vendemos palabras y no podemos vivir sin la literatura. ¿Por qué cree que ahora hay un auge de la novela histórica? Porque somos un poco cotillas. Queremos saber qué es lo que fue nuestro pasado y cómo era la gente. No nos interesa tanto cómo conquistaba Napoleón, sino qué es lo que comía o qué relaciones tenía con su pareja o cosas de ese tipo. Eso el novelista te lo ofrece. Después, del conocimiento de tu obra, al lector le lleva a otra obra porque quiere saber más. Después de esta novela, ¿qué tiene en mente? Seguramente seguiré haciendo novela histórica. Lo que tú escribes es una esencia del ser humano. Da igual el encuadre o el marco en el que tú les coloques. Yo lo que hago es colocarlos en un marco que me resulte muy evocador. Me gusta el pasado, no me veo escribiendo novela futurista. Me gusta ese tono, ese color que tiene el pasado y por eso escribo ahí, pero en realidad, esta historia se podía haber contado en el siglo XXI. ¿Va a seguir ubicando la trama en Sevilla? No, yo creo que me muevo, las dos novelas anteriores estaban en Méjico y en el País Vasco. Tengo ya la idea de lo que será. ¿A sus alumnos les da una fórmula mágica para escribir novelas? No. Más que nada les digo que nunca se fíen de las críticas de nadie. Muchos de los alumnos te dicen: esto es lo que yo escribo, dime si tiene valor, porque si no, no pierdo más el tiempo, porque yo tengo una familia. Les digo: que nadie te diga si tu obra tiene valor o no. Yo, hay grandes obras literarias que si hubiera sido yo misma editora, nunca las hubiera editado nunca. La opinión es subjetiva. Les digo que no se rindan, que yo les puedo decir si me gusta a mí o no, pero que nunca se rindan en lo que hacen. El mundo de la literatura tiene muchísimo para experimentar. Puede comprar el ebook y el libro en:Noticias relacionadas+ 0 comentarios
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