Mozo ha escrito una novela, que partiendo de esos recuerdos, hace un recorrido por los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, de los albores de la Guerra Civil y del comienzo de la posguerra. Un friso donde las situaciones vividas mueven a los protagonistas como marionetas en situaciones que no pueden controlar pero que les ha tocado vivir. La venganza mueve este microcosmos onubense y la novela es un fiel reflejo de una época no muy lejana, donde la cotidianidad de la vida está en un primer plano y nos sobresalta y sorprende en todas las páginas del libro. En la entrevista, el autor se muestra tal y como es, auténtico. Esa autenticidad que le agrada en todo y en todos. Como a él le gusta decir “me gusta lo auténtico, si eres tonto, mejor que seas un tonto auténtico”.
¿Cómo surgió la idea del libro?
Yo había publicado varios libros pero nunca una novela y como a veces ocurre, la idea me vino del subconsciente, brotó bajo la forma de una historia del tiempo pasado. Parte de la niñez la había vivido en la posguerra, así que empecé por preguntar a mi familia, recuperé sus recuerdos, busqué fotos, tomé apuntes, y al final todo ese material lo tamicé para completarlo con las vivencias que aún recordaba, junto a otras historias que había leído sobre los peores años de la historia reciente.
Entonces es verdad que lo primero que se escribe es sobre los recuerdos de la infancia.
En este caso, así es. El subconsciente es una máquina potente que funciona incluso, cuando el feto está en el vientre de la madre y ya recoge la información para almacenarla, hasta que un día sale al exterior. Hay que recordar que existen millones de neuronas, que nacen y se renuevan cada día.
En este libro se nota que usted ha tenido una experiencia marina como pescador.
Mi familia de Huelva se dedicaba a la pesca y concretamente, uno de mis tíos que era almadrabero marchaba cada año a la zona de El Rompido donde instalaban la almadraba; a veces yo le acompañaba a principio del verano, en la época que llegaban los atunes bordeando la costa y guiados por el influjo de la luna, venían a desovar y era la oportunidad para pescarlos al caer en las trampas que les tendían los pescadores.
¿No era un poco violenta esa forma de pescar?
Bueno, es tan violento como matar ovejas o cerdos de los que sacrifican en los mataderos industriales. Pero sin duda, ver a los atunes revolverse y dar coletazos para escapar de de las trampas donde habían caído, daba pena.
En la novela se trata el tema de los pescadores y el tema principal es la Guerra Civil.
He intentado que la guerra civil y la posguerra fuera sólo el escenario en donde se desenvolvían los personajes. Jamás he querido polemizar sobre los buenos y los malos, esa posibilidad corresponde a los historiadores o a los escritores rencorosos. En mi caso la guerra civil sólo es la disculpa para mostrar las miserias humanas.
La Guerra Civil está en un segundo plano, como escenario de la trama, pero después la posguerra sí que pasa a un primer plano.
Sí, digamos que hay un antes y un después. El después es a partir de que el protagonista de la novela sale de la cárcel, esa es otra historia. La primera parte representa el triunfo del hombre creativo y trabajador. La segunda muestra su fracaso, por culpa de las envidias y los odios. Pero como ya he dicho, nada de entrar en valoraciones políticas.
En ningún momento toma partido por nadie.
La Guerra Civil fue una guerra entre dos bandos incivilizados, no me interesaban los pormenores de aquel desastre, ya existen demasiados libros de todas las tendencias para que yo añada uno más.
¿Esos momentos sí que eran malos para amar?
Por supuesto, no se daban las circunstancias ideales que se dan hoy, pero la naturaleza humana se adapta a todas las situaciones y el amor no entiende de barreras ni de credos.
Este libro tiene algo algo también de novela de frontera, los personajes pasan de un lado a otro y sus vidas van cambiando según están en un país u otro.
Sí, los límites de un territorio marcan a los personajes que viven en él. Portugal era el país vecino y la situación económica con Salazar era mejor que la de España, donde faltaba de todo; yo recuerdo que acompañaba a mi tío a cruzar la frontera del río Guadiana para comprar tabaco y café que cuando volvíamos yo camuflaba entre la ropa, él sabía que por ser un niño nunca me registrarían los policías de la aduana
Igual que al hijo del protagonista que le acusan de contrabandista, que no lo era. Muchas de las situaciones de la novela son reales.
Durante esos años y en esa zona el contrabando era una forma natural de sobrevivir. Cada noche se registraba un trasiego de gentes que cruzaban el río a nado arriesgando sus vidas. Esa frontera y los dos castillos situados uno frente a otro en las orillas hizo que yo imaginara la existencia de un túnel bajo el cauce del río. Casi todas las situaciones que expongo pudieron ser reales.
Entonces, lo que cuenta en el libro del túnel del castillo es una leyenda.
Sí, es una leyenda. Se ha hablado mucho de ese túnel, quién sabe, quizás existió.
El trato que da a las mujeres es un poco despectivo, sin llegar a ser cruel. ¿Por qué?
Rosa es la mujer del protagonista y es la hija de un anarquista, un maestro de escuela como se les llamaba, serio, culto, amante de los libros, un personaje rebotado de cura. Su hija Rosa, era una maestra de la República. Yo creo que no está mal tratada, al contrario destila sensatez y tesón.
La novela destila un poco de tristeza. Cuando parece que se va a arreglar la situación, luego vuelve a estropearse. ¿Era un poco lo que pasaba en la realidad?
Eran años difíciles en la que una parte de la sociedad estaba enfrentada a la otra. Acabábamos de salir de una guerra con miles de muertos en los dos bandos.
Esto es lo que refleja una telenovela que ponen en la Uno a mediodía.
Sí, alguien me reprochó que yo hubiera puesto el título, de Malos tiempos para amar, porque recuerda a esa popular telenovela de Televisión Española. Pero la palabra amar es universal, nadie puede arrogársela en exclusiva...
Me ha sorprendido cuando Rosa quiere educar a Juan y le da libros para que él se vaya preparando intelectualmente. Empieza con los cuentos de Calleja, con las fábulas y lo va complicando hasta llegar a Galdós, a Dickens, a Baudelaire. ¿Esto en cierto punto se acerca a su trayectoria?
Yo estudié en un colegio de curas, no tengo coincidencias con la trayectoria que siguen mis personajes. Desde luego he leído mucho, pero nunca bajo la presión que lee el personaje de mi novela. Lo que pasa es que cuando imaginas la trayectoria de un personaje ficticio te preguntas: ¿cómo un pescador tiene que empezar a transformarse en un hombre culto? Entonces vas y le das a leer los cuentos de Calleja, luego a Collodi con Pinocho, después a Samaniego… y así vas subiendo el nivel, hasta que al final Rosa, la mujer con que va a casarse, se pasa de rosca y trata de imbuirle sus ideas con libros de ideólogos comunistas y es entonces cuando él se rebela ante una ideas que no son las suyas.
Esta parte en la que interviene el capitán Kemish me recuerda a pasajes de Baroja en los que el protagonista británico tiene una filosofía muy diferente a la nuestra, a nuestra mentalidad. ¿Cómo surgió este personaje?
En una ocasión en los años cincuenta, mi tío me llevó a conocer a un inglés que era coronel retirado de la Real Marina Británica, tenía un pequeño barco bastante deteriorado en un puerto del Algarve; aquel tipo era un borracho empedernido y quizás de aquel recuerdo surgió el personaje del capitan Kemish
Estuvo usted durante años colaborando en La Codorniz. ¿Qué recuerdos tiene de aquello?
Yo colaboré tres años en La Codorniz. Estaba encantado de tener como compañeros a humoristas como Máximo, Mena, Pablo, Chumy…pero la revista pagaba poco por las colaboraciones. Yo estaba casado, tenía un hijo y otro que esperaba, necesitaba más recursos, por este motivo fui dejando el humor y entrando en publicidad.
Después de esta novela, ¿Qué proyectos tiene?
Tengo a punto una segunda, sólo pendiente de la última corrección que pienso revisar a fondo.
¿Qué tal está funcionando Malos tiempos para amar?
Según me dice el editor Basilio Rodríguez, va muy bien. Si tiene calidad, un libro que se distribuya en los centros de El Corte Inglés siempre funciona.
¿Cuál sería la música que podría acompañar a esta novela?
Es una pregunta curiosa, pero me siento incapaz de acertar con la respuesta. Hubo una cantante que se llamaba Conchita Piquer, tenía unas letras increíbles. Por responder yo diría que podría ser esa música española y esa letra la que encajaría mejor en el ambiente que describo.
¿Qué tipo de literatura le gusta, qué escritores prefiere leer?
Creo que una función importante de la literatura es entretener, si no lo hace, mal asunto. Si vamos a los clásicos, debo mencionar a Gustave Flaubert y su Madame Bovary. Actualmente Michel Houellebecq, me parece un gran provocador, mientras que el portugués Saramago con su novela El año de la muerte de Ricardo Reig, me parece genial, para mi gusto es un escritor lleno de ternura, aunque su apariencia sea otra. Tampoco hay que olvidar la Sombra del Viento.
¿En qué género ubicaría su novela?
Pues es complicado, no sé si es una novela de amor o una novela de intriga o una novela de guerra, no estoy seguro. Discúlpeme, pero no la puedo definir con una palabra. Creo que lo más importante es que esté bien escrita y entretenga.