Las cuantiosas misivas que aparecen en la obra no superan las cinco o seis líneas cada una, lo que permite leer varias de una sola tacada, o disfrutarlas en cualquier momento en plan “vamos a hacer una pausa en el trajín diario”. Sobre las letras pequeñas se encuentran breves biografías sobre el escritor o escritora en cuestión, su vida en general o la de la época en la que se escribió la carta. A la izquierda de estos dos pequeños párrafos, una fotografía de la carta, para apreciar la letra del escritor o, en algunos casos, también sus dibujos.
Como suele ocurrir en estos casos, las breves biografías pueden llegar a resultar más interesantes que las propias cartas, o viceversa, pero lo que está claro es que el conjunto de unas y otras nos va a enriquecer intelectualmente, y además las misivas pueden actuar como piedra de toque inicial para buscar si el escribiente siguió produciendo más textos relativos a este género.
Las copias escaneadas de las cartas son una auténtica pasada. Ahí se puede apreciar la caligrafía de los escritores, y si estos tenían un tipo de escritura clara o, al contrario, tempestuosa y llena de correcciones y tachones. En cuanto al primer grupo podríamos destacar, por poner un ejemplo, y siempre aludiendo a un manuscrito, ya que algunas de las cartas que se presentan están mecanografiadas, la carta que el poeta y novelista austríaco Reiner Maria Rilke envió a Lou Andreas-Salomé, psicoanalista, discípula y colaboradora del círculo más estrecho de Sigmund Freud, el trece de mayo de mil ochocientos noventa y siete. Supone una delicia observar su trazo uniformado y su caligrafía exquisita escrita con pluma.
Si nos referimos a las misivas escritas como si fuera a llegar el apocalipsis, podríamos citar la que escribe Franz Kafka a su padre Hermann Kafka en 1919. Una carta sentida del escritor checo compuesta como un acto confesional de autoanálisis y explicación, y que por cierto nunca fue entregada al destinatario. Suponemos que el nerviosismo a la hora de expresar sentimientos tan sinceros tuvo que ver en la escritura nerviosa y emborronada que en ocasiones dificulta bastante su lectura.
En ocasiones también se nos presentan otras epístolas que vienen acompañadas de ilustraciones, como una de las cartas que escribió el poeta, bibliotecario, novelista y crítico de jazz británico Philip Larkin a su novia Monica Jones el siete de junio de 1951, donde éste le dedicó unos dibujos al estilo Beatrix Potter acompañando sus reflexiones hipocondríacas y las quejas sobre sus colegas.
En general hallamos una gran cantidad de escritores trabajando a destajo el género epistolar repartidos en varios capítulos encabezados con títulos de lo más variado: "antes de ser famosos", "entre amigos", "esto es historia", "todo por amor", "cuando llegan los problemas", "negocios literarios", "la voz de la experiencia", y "La retirada". Sin lugar a dudas, una de las mejores cartas incluidas es la nota de suicidio de Stefan Zweig (él y su esposa se suicidaron juntos en 1942), que nunca antes había tenido la oportunidad de leer. Seguro que se podrían citar otras cartas igual o más interesantes, pero esta fue la que más me conmovió. El párrafo biográfico que precede a esta carta señala que cuando "se descubrieron sus cuerpos, el de ella aún estaba caliente. Casi nada. Una nota realmente desgarradora.
Añadimos algunas más que no deberían pasar desapercibidas por su condición de memorables: la vívida descripción de la novelista británica Frances Burney sobre la extirpación de su mama cancerosa sin analgésicos (¡brutal!); la carta de Norman Mailer a sus padres desde Filipinas en 1946, donde explica sus ideas para una novela que se convertiría en Los desnudos y los muertos; o la carta de Jane Austin a su hermana mayor Cassandra que parece un capítulo suelto de Sentido y sensibilidad u Orgullo y prejuicio porque está escrita con la misma ligereza de tacto que estos clásicos de la literatura.
En definitiva, hay mucho por descubrir en este compendio ilustrado de cartas escritas por grandes novelistas, poetas, dramaturgos y ensayistas, desde Cervantes hasta la actualidad. Para los amantes de la literatura, estos documentos excepcionales ofrecen una visión fascinante de la vida cotidiana, las relaciones y el trabajo de los escritores.
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