Aun así, “no todos los hombres son iguales”, “no todos los hombres son maltratadores”, afortunadamente, porque entonces no habría opción a denunciar lo que está ocurriendo, lo que niegan unos cuantos, lo que todavía no se ha erradicado.
Pamela Palenciano, en un monólogo donde da voz tanto a la mujer maltratada como al hombre que abusa de su condición de machito nos relata en lo que puede convertirse este infierno. Porque No solo duelen los golpes en estos hechos y situaciones, también hay violaciones encubiertas, bestias que se hacen pasar por benditos, piel erizada ante la sola presencia de quien está ejerciendo un poder opresivo.
De repente, visto así, el hombre se convierte en el gran falo que tiene que castigar sin motivo, solo porque así lo considera él, y ahí ya hablamos de ese estatus otorgado por roles, por las costumbres, por lo que se espera, la agresividad, el derecho a insultar, los celos que trastornan, el equivocado sentido de la propiedad, la victoria del energúmeno, aunque después venga con arrepentimientos que no duran, con lascivos deseos para intentar apaciguar lo que anteriormente ha sucedido. Lamentablemente, siempre queda alguien por debajo.
La interpretación, la puesta en escena, el texto en sí mismo, se desarrolla con un acelerado ritmo, el que imprime Pamela Palenciano, sacando a relucir todos los escombros relacionados con el derrumbe del maltrato, incluso de comentarios que ha ido recabando a lo largo de cada representación. Es la desnudez de la tortura que ha dejado marcas y no solo en la piel, sino en los fantasmas del aire que se respira, en la desconfianza adquirida hacia otras personas que, quizás, no sean de la misma calaña, la transmisión a los hijos de los temores y la desconfianza generalizada.
Es hora de desoxidar esos tabúes, de incendiar cada platea y cada escenario con la verdad por muy descarnada que sea, que no se convierta en liturgia aprendida ni en conformismo, y que la sensación que quede luego sea la del descanso, la paz interior, la huida de los miedos.
Y la cuestión no está en las leyes que se promulguen y las condenas o las órdenes de alejamiento, el principal valedor de que esto empiece a adquirir otros derroteros, es que hay que acabar con esos micromachismos de chistes, esa asunción de roles masculino o femenino, con la complicidad en las hazañas de petulantes que presumen ante los amigos de llevar los pantalones y los demás les ríen las supuestas gracias, de terminar con las manadas que se escudan en la cobardía y el anonimato del grupo, con el enorme vacío de la callada por respuesta, con los disfraces de hombres de bien que, en realidad, se creen con la potestad del aquí se hace lo que yo digo.
FICHA ARTÍSTICA
NO SOLO DUELEN LOS GOLPES
Autora y actriz: Pamela Palenciano
Guión original, dirección e interpretación: Pamela Palenciano
Producción: Iván Larreynaga
Diseño de Iluminación: Tony Sánchez
Escenografía y vestuario: Pamela Palenciano
Diseño de iluminación: Tony Sánchez
Espacio: Teatro del Barrio