En la escuela, la niña se desploma y cae en coma. Según los médicos que la atienden, Katia sufre un síndrome misterioso, que está relacionado con la grave crisis en su familia y la pérdida de toda seguridad. A esta enfermedad se le conoce como “síndrome de la resignación”, y se caracteriza por un estado de letargo y apatía, que aparece sobre todo en personas que han sufrido un trauma migratorio. Así, si Sergei y Natalia quieren seguir teniendo derechos de visita para su hija, deben evitar todos los temas críticos o negativos mientras depositan sus esperanzas en Alina, cuyo testimonio decidirá su solicitud de asilo.
Apenas existe seguridad en la vida de la familia que muestra el cineasta griego Alexandros Avranas en el que es su quinto largometraje hasta la fecha. De manera paradójica, la incertidumbre es la única constante en una vida que es esencialmente temporal y que sólo parece normal en la superficie. Así, en tomas serenas de la cámara, vemos imágenes costumbristas que podrían retratar a cualquier familia europea de clase media: todos los miembros de la familia reunidos en la cena, los niños acudiendo a la escuela y realizando actividades extraescolares en el club de natación... pero todo esto forma parte de un tiempo finito, como lo muestran los dispositivos electrónicos instalados en el apartamento de la familia, y es que en pocos días van a tener que pasar un examen definitivo en el que su futuro y felicidad penden de un fino hilo.
Existe una atmósfera aséptica muy bien buscada que acaba por empapar cada fotograma del film. El sielncio que esconde el drama en su interior se impone de manera fría y distante en todos aquellos que han escondido su enojo y su tristeza tras una máscara que quiere sugerir a los funcionarios migratorios algo que el sistema exige, pero que desde hace mucho tiempo no han podido darse ni a sí mismos ni a sus hijas. El espíritu de supervivencia prevalece y lógicamente los que más lo sufren son los más pequeños, ya que ellos no entienden ni de entelequias, ni de guerras, ni mcho menos de la coacción y el apremio de quienes supuestamente les deben mostrar cariño y afecto.
Cuando la tragedia hace acto de presencia y la presión se torna agobiante, la explicación escapa a toda lógica y la culpa recae nuevamente sobre los progenitores; es entonces cuando la historia adquiere un tono extraño y hasta un punto absurdo, como por ejemplo cuando Sergei y Natalia tienen que practicar la sonrisa para no poner en peligro el bienestar de su hija. Pero esto no significa que los males hayan acabado y vayan a conseguir el ansiado asilo, sino que se producirá un efecto dominó de consecuencias insospechadas.
Uno de los aspectos más interesantes que uno puede extraer del visionado de la película es el enfrentamiento directo que se produce entre las personas y el sistema imperante. Las primeras aún tienen los sentimientos como algo muy a tener en cuenta, mientras que el segundo deviene un aparato demoledor donde la burocracia y la obediencia al orden establecido excluye por completo todo rasgo humano, dejando completamente aislado al individuo.
Eso se transmite muy bien gracias auna puesta en escena donde los actores se mueven de forma acompasada como si fueran robots recién salidos de un viedeoclip de Kraftwerk. Los distintos encuadres y distancias de la cámara también ayudan a crear ese ambiente desapasionado que parece necesitar una desinfección inmediata. Para hacernos una idea nos hallaríamos en un universo muy parecido al que observamos en la aclamada serie Separación, que se puede ver en la plataforma Apple TV.
La verdadera cuestión que se plantea Vida en pausa es la de que cómo los refugiados traumatizados se ven inevitablemente sometidos a una angustia burocrática para conseguir asilo político. La reputación de Suecia de ser notoriamente liberal sugiere que la alfombra de bienvenida, incluso en los países supuestamente más progresistas, es una mentira bien disimulada, y ver la experiencia en cuestión sugiere que es casi mejor quedarse con lo malo conocido, porquecomo se suele decir: “hecha la ley, hecha la trampa”, y aquí se demuestra que el remedio puede llegar a ser bastante peor que la enfermedad.
- País: Francia Suecia
- Duración: 99 Minutos (1 hora 39 min)
- Género: Drama
- Estudios: Les Films du Worso
- Distribuidora: LAZONA