Si, además a esa historia de enfrentamiento, le añadimos la especulación de la vivienda, de la gentrificación, de los odios entre dos bandos, aunque sean a nivel casero, tenemos la tragedia servida. Esa tragedia basada en Romeo y Julieta, de William Shakespeare, pero en la que Fernando Ferrer, el autor y director, muestra en nuestros días y en un barrio caracterizado por sus viejos inmuebles y por sus habitantes procedentes de todas las partes del mundo. Lavapiés. En este caso, los personajes son argentinos, pero pudieran ser de cualquier frontera de la que se han exiliado y ahora conforman el territorio de Lavapiés, que es donde se desarrolla la acción y, también, donde se representa la función. Y donde, también, esa relación amorosa aún no está bien vista incluso por el género de las protagonistas.
Lavapiés, Lavapiés perdido y encontrado, las huellas de edificios en peligro de derrumbe o al acecho de fondos buitres, o damas conservadoras que solo buscan especular para tapar, quizás, otros pecados.
Todo el elenco que interpreta este contundente texto se eleva sobre la escena en un dramatismo que no se exagera, aunque el hecho de la situación trágica de algunos de los personajes hace que la tensión suba como en un pistoletazo seco e inevitable. Y, a pesar de ello, no está exento de humor, algo escabroso, difícil, sin dejar de lado un deje romántico o, mejor, barroco de la situación.
Una situación donde los personajes se arrodillan ante los cuerpos sin vida, ante un destino que no tenían previsto, porque, en estos días, lo normal es que todo transcurra por cauces, aunque difíciles, de consenso, tregua, amoldamiento, para que a todos les beneficie de alguna manera. De perdón, no. No, por más que uno de ellos pretenda apaciguar con esa consigna que los acuerdos y el perdón es lo necesario entre personas civilizadas. Pero cuando se mueven las entrañas por hechos pasados, cuando no se comprenden los sentimientos de los demás por estar solamente pendientes de los propios, entonces es cuando la jauría hace su aparición, cuando la paz huye despavorida, cuando se encienden las alarmas y nada es creíble. Así surgen las guerras, las cotidianas, las del vivir de cada día con los vecinos, con los amigos, con la familia, con los barrios, hasta ir aumentando hasta las insidiosas inquinas de las naciones.
Lavapiés nos viene mostrar que las viejas historias se repiten, maquilladas por otros trasuntos parecidos y modernizados, que cambiamos poco en cuanto hay intereses personales, económicos, sociales, donde se aceptan muchos desmanes, displicencias, negocios, tráficos de influencias… hasta que nos tocan las narices y la degradación del ser humano hace acto de presencia.
FICHA ARTÍSTICA
LAVAPIÉS
Dramaturgia y Dirección: Fernando Ferrer
Intérpretes: Lis Berenguer, Eugenia Carnevali, Majo Cordonet, Quique Fernández Villar, Natalia López, Agustina Rodriguez Eyras, Lucas Ferraro, Amelia Repetto, Paula Salva
Compañía: La que va
Coproducción: La Ensemble Teatro
Movimiento y Lucha Escénica: Goyo Pastor
Espacio: Teatro del Barrio