Pues según mis indagaciones en base a fuentes, además del uso del razonamiento, lo cual siempre viene muy bien, pienso que Daniel se dio cuenta que en ese momento que disfrutaban era el mejor, y en definitiva, el último donde Edwin dispondría de mucho dinero para invertir y siempre lejos de España. O dicho de otro modo: semanas después de su cita en Tailandia, Edwin tendría más negocios oficiales y viviendas/despacho que líquido efectivo. ¿Se me comprende?
¿CÓMO es capaz de, después de asesinarle, descuartizar su cuerpo y diseminar sus restos, echarse una siesta, tomarse unos cócteles con un par de chicas y hasta darse un masaje?
Sinceramente, el ser humano, a veces, es incomprensible. Asumo que su sangre fría es digna de estudio. Por eso siempre me pregunto qué otras maldades habría podido haber hecho Daniel antes de la matanza contra Edwin. Habría que sumar, además, que se duchó horas después bajo la misma ducha donde casi acaba de desangra a Edwin y que tras depositar los diecisiete trozos de Edwin entre el fondo del mar y un cubo de basura, se fue a desayunar, tan tranquilamente, que hasta estuvo subiendo fotos a sus redes sociales, como si tal cosa. Echarse a dormir con la mitad descuartizada de tu pareja en el frigorífico es simplemente alucinante. Ni los hermanos Cohen habrían llegado tan lejos.
¿CUÁNDO cree usted que el hijo de Rodolfo Sancho decide tirar por la calle del medio? Se lo pregunto principalmente porque en “Muerte en Tailandia” narra que días antes del asesinato llega a pedir cita en un gabinete psicológico; cita a la que, si bien es cierto, al final no se presenta.
Cuando premeditas tal locura –con varias semanas de antelación– imagino que alguna vez, aunque sea por un solo día, te deben entrar las dudas. Pero en su caso, no lo suficiente como para cambiar su destino, el cual desconocía, tan altivo él.
A Daniel Sancho le fueron salvando el culo a lo largo de su vida
Respecto a la pregunta del DÓNDE, llama la atención que Sancho decidiera perpetrar su crimen en Tailandia, un país que contempla la pena capital para este tipo de delitos y cuyas condiciones carcelarias no son las mejores, sobre todo para un occidental. ¿No hubiera sido más práctico hacerlo en Chinchón o incluso en Colombia? ¿Tan convencido estaba de que el asesinato iba a quedar impune?
La altivez de Daniel es tan extrema como sus violentas acciones. Una persona que jamás ha trabajado como cocinero, sin un contrato anual, horarios, jefes y supervisores, deseando el final de mes para el ingreso del salario, contando los días para cobrar cuando vives de las propinas –a mí me pasó muchísimas veces–, no entiende la realidad vital. A Daniel le fueron salvando el culo a lo largo de toda su vida. Y posiblemente pensó que su última travesura, en realidad una animalada, no le acarrearía consecuencias.
¿QUIÉN es Alice?
Una ilegalidad. La última locura del padre y la defensa tratando de revertir lo que era un clamor. Mira, si no vuelvo a Tailandia hasta dentro de unos meses será sólo por ella. Algo así como sus padres, que van camino de los ocho meses sin visitar a su hijo, cuando Silvia Bronchalo no tenía nada que ver con esto. Y qué curioso, desde que Alice les exigió altísimas cantidades de dinero aún no se sabe en qué concepto –aunque se imagine–, Daniel no sabe nada del amor paternal tras el metacrilato, tan necesario cuando te han endosado una cadena perpetua. Alice fue el último error, tras Nilson e Iván Velasco, entre otros, de la tétrica defensa.
¿POR QUÉ Juan Gonzalo Ospina, representante legal de la familia Arrieta en España, no ha tratado de averiguar dónde está el dinero, imagino que una fortuna, que el colombiano envió a España para invertir en una sociedad de hostelería, abrir una clínica de cirugía estética en Barcelona y poner un techo sobre la pareja?
Pues muy posiblemente porque parte de la procedencia del mismo tiene que ver con personas poderosas que no quieren salir a la palestra; gente con tanto dinero que perder unos cientos de miles de euros no les preocupa tanto. No existe un sólo caso en la historia de la humanidad donde tras un deceso los interesados no pregunten por las cuentas y las propiedades del difunto. Y más cuando era vox populi que Edwin estaba abriendo un restaurante y buscando piso para una vivienda y despacho, y cuando nos quedó claro a todos que la familia de Arrieta, tras su ausencia, se había quedado en la más triste pobreza.
Y ya por último, si usted tuviera un hijo al que acusaran de asesinato y un abogado, narra usted que de Marcos García Montes el padre de Daniel Sancho asegura que “lo importante es la chicha que hay detrás”, le prometiera estar en condiciones de lograr una condena mínima, ¿no habría cruzado todas las líneas rojas habidas y por haber con tal de salvar a hijo de la muerte o de la muerte en vida, que es casi peor? Trate de ponerse en el lugar de Rodolfo Sancho y dígame con la mano en el corazón si en el fondo no le comprende.
Al no ser padre podría estar en desventaja con Rodolfo a la hora de sentir lo que él siente. Pero, si me lo permites, te voy a realizar yo dos preguntas que en realidad son dos respuestas encubiertas: ¿es que acaso la madre, Silvia Bronchalo, erraba al tratar de buscar una estrategia basada en el perfil bajo y el pedir perdón a la familia del asesinado a la vista de las tropecientas pruebas definitorias en contra de Daniel? Y sobre todo, ¿se imagina que cada vez que alguien asesina, sus progenitores utilizaran, por eso del amor paternofilial, todas las estratagemas, legales y sobre todo ilegales, para sacar a sus vástagos de los presidios? Mire, si finalmente se demostrara que alguien pudo haber tratado de comprar un tribunal, o al menos un fiscal, ese alguien no volvería a pisar Tailandia en toda su vida, con lo que su hijo quedaría huérfano. Y ya puestos, que se compre Rodolfo un helicóptero y trate de sacarlo con una cuerda.