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Viejos tiempos
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Viejos tiempos (Foto: Lucía Romero)

VIEJOS TIEMPOS

"Hay cosas que yo recuerdo que quizá nunca sucedieron, pero como las recuerdo, suceden”
jueves 20 de marzo de 2025, 11:54h

El eco de las palabras queda suspendido en el aire, hasta que se rescata en forma de recuerdo y, entonces, esas palabras cambian, modifican la realidad, dejan de ser el reflejo de lo que ocurrió o, por el contrario, reflejan lo que no ocurrió nunca, pero así se sienten en forma de vivencia pasada.

Viejos tiempos
Viejos tiempos

Digamos que, de alguna manera, nos forjamos nuestra propia autobiografía en función de nuestros intereses, del momento que estamos viviendo, de lo que percibimos siempre de manera distinta a quien con nosotros estaba.

En Viejos tiempos de Harold Pinter el autor se adentra en estos recuerdos distorsionados según quién los ha vivido. De los tres personajes de la escena, hasta se recordará la muerte de uno de ellos, y no es que aparezca como fantasma, sino que se desvanecerá más en lo estímulos anteriores en sincronía con los actuales para crear una nueva realidad que, a su vez, también será fugaz y efímera.

Eso nos hará preguntarnos si son sombras, como la de Kate (Mélida Molina), mientras se baña, si aún se conserva la huella en una cama o si el destino ha propiciado que Anna (Marta Belenguer) haya reaparecido después de veinticinco años ausente.

Además de estas dos inmensas actrices está también el gran Ernesto Alterio queriendo aparentar una realidad que más se asemeja a un sueño, y entre los tres, ninguno se escucha, cada uno va a lo suyo, dando la impresión de que están pasando las páginas de tres libros distintos con tres personajes comunes, pero con acciones diferenciadas.

Beatriz Argüello los sitúa frente a sí mismos, pero son incapaces de verse, cada cual tiene su pared de la memoria. Contemplan su pasado a través del presente que ninguno de los tres reconoce, y hasta se habla como si Kate ya hubiese fallecido.

Son sombras tenaces y corpóreas, que miran y hablan sin haber visto, en unas palabras y acciones que se difuminaron de forma fugaz como nubes que disipa el viento.

Teatro de texto, Pablo Remón se encarga de la traducción y la versión, procurando mantener esa esencia del premio Nobel en la sutileza de la monotonía de un matrimonio que ven la oportunidad de salir de su rutina anodina con los recuerdos convertidos en sueños, con la apariencia transformada en ilusión, intentando reconstruir una felicidad pasajera y misteriosa.

Se convierte en un privilegio poder asistir a esta puesta en escena elegante y sutil, no solo por el ambiente creado, sino por la naturaleza de los personajes a los que los intérpretes dotan de un temblor y una humanidad que quizás no tengan en el original. Es decir, los dotan de alma, en el esfuerzo de una supervivencia a la que se aferran representando estos extraños papeles de crédula apariencia.

Viejos tiempos entrecortados y simbolizados por el carácter de cada uno, habitando en un desierto social sin aparatosos gestos, con ambages intrincados en la personalidad que los delata. Lo que quisieron ser, y no llegaron, pero creyeron que sí, cada cual a su manera.

FICHA ARTÍSTICA

VIEJOS TIEMPOS

Texto: Harold Pinter
Dirección: Beatriz Argüello
Reparto: Ernesto Alterio, Marta Belenguer, Mélida Molina
Traducción y versión: Pablo Remón
Escenografía: Carolina González
Iluminación: Paloma Parra
Vestuario: Rosa García Andújar
Producción: Entrecajas Producciones y Teatro de La Abadía

Espacio: Teatro de La Abadía – Sala José Luis Alonso

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