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"Ocho días de mayo", de Volker Ullrich

Ed. Taurus. 2023
viernes 07 de marzo de 2025, 17:12h
Ocho días de mayo
Ocho días de mayo
Un libro sobre el nacionalsocialismo y la Segunda Guerra Mundial, si está bien escrito y documentado, como es el caso del presente volumen, es un acierto y se lee con una fruición obvia. La obra comienza su enjundiosa narración el 30 de abril de 1945. En el inicio de ese trágico día, el Mariscal de Campo, Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de las Fuerzas Armadas del Tercer Reich, OKW u Oberkommando der Wehrmacht, anunciaba que el XII Ejército, que estaba mandado por el Coronel-General Walter Wenck estaba siendo bloqueado por el Ejército Rojo junto al lago de Schwielow, y para terror de los habitantes del bunker de la Cancillería del Reich ya sería nula la última esperanza de poder socorrer a la cercada y ensangrentada capital de Alemania, Berlín. Estaba claro que era el principio del fin para el denominado como el Reich de los Mil Días.

Solo en ese momento Adolf Hitler se decidió a hacer realidad la posibilidad con la que había amenazado una y otra vez a lo largo de su aciaga carrera: poner fin a su vida”. Detrás de aquella megalomanía genocida del Führer, el resto de los alemanes habían sufrido hasta perder más de 6 millones de seres humanos, y a continuación iban sus mujeres a padecer miles de violaciones y vejaciones, por parte de los indisciplinados soldados comunistas del ejército del criminal georgiano Josip Stalin.

«EL RELATO TREPIDANTE DE OCHO DÍAS QUE CAMBIARON EL RUMBO DE LA HUMANIDAD. UNO DE LOS MEJORES LIBROS QUE SE HAN ESCRITO SOBRE LA LOCURA NAZI. 30 de abril de 1945. En un búnker en las profundidades de la Cancillería del Tercer Reich, Adolf Hitler y Eva Braun se suicidan. Pero la Alemania nazi sobrevive: la guerra no ha terminado. Todo parece detenerse y, sin embargo, todo se mueve a un ritmo frenético. Volker Ullrich relata jornada a jornada este tiempo fuera del tiempo y adentra al lector en un mundo que se derrumba, lleno de drama, violencia, esperanza y miedo. Los siguientes ocho días, entre los más turbulentos de la historia, fueron testigos de las batallas finales de la Segunda Guerra Mundial y del colapso de la Wehrmacht, pero también de las últimas marchas de la muerte, de una epidemia de suicidios y violaciones masivas, de los intentos fanáticos de una última resistencia, de la desesperada huida de los peces gordos nazis, de la liberación de los campos de concentración… En esta narración vibrante y conmovedora, el prestigioso historiador y periodista Volker Ullrich nos lleva al régimen fantasmagórico del almirante Karl Dönitz, sucesor de Hitler, que huye hacia Flensburgo mientras las fuerzas aliadas avanzan inexorablemente. Berlín capitula, el científico y diseñador de cohetes Werner von Braun es detenido, Marlene Dietrich busca a su hermana en Bergen-Belsen. El relato de estos ocho días de mayo, basado en una asombrosa variedad de nuevas fuentes primarias y elaborado a partir de miniaturas históricas que forman un amplio mosaico, resulta más cautivador que muchas novelas de suspense». Es muy esclarecedora la descripción que realizara el doctor Ernst Günther Schenck, médico del hospital provisional instalado en los bajos de la Cancillería del Reich, sobre el aspecto de Adolf Hitler, quien ya no es más que un espectro: “Llevaba una guerrera marrón con el emblema nacional-socialista bordado en oro y la Cruz de Hierro en la parte izquierda de la pechera, y pantalones largos de color negro, pero el hombre que vestía aquella ropa se hallaba increíblemente abatido y hundido en sí mismo. Bajé la mirada y vi una espalda encorvada en la que sobresalían los omóplatos y sobre la que a duras penas lograba levantar la cabeza”.

Hitler les indica, sin ambages, que se va a suicidar, les exime de su juramento de fidelidad y les recomienda que se dirijan hacia el oeste, para entregarse a los norteamericanos, y de esta forma librarse de caer prisioneros de los rusos. Las reuniones con los generales Mohnke y Weidling fueron mucho más sombrías, ya que le indicaron que el ejército rojo estaba a 400 metros del bunker. Martín Bormann manifestó al ayudante personal de Hitler, Otto Günsche, que el Führer se iba a suicidar con su esposa Eva Braun, y como sus cadáveres deberían ser incinerados, se debería conseguir la mayor cantidad posible de gasolina para quemarlos y hacerlos desaparecer; hecho que demostraba el brutal egoísmo de Adolf Hitler, al que no le importaba quitar el combustible a los soldados alemanes, que lo necesitan indefectiblemente, para borrar su propia muerte, y evitar caer en manos de Stalin. Todavía tuvo un rasgo de gratitud, en este caso hacia aquella mujer (Eva Braun) que había decidido morir con él. Como siempre, nunca asumiría sus responsabilidades, y así todavía, manifestaría que: “¡Mis generales me han traicionado y me han vendido, mis soldados ya no quieren seguir adelante, y yo ya no puedo más! Mañana mismo (…) millones de personas me maldecirán, pero el destino había querido que así fuera”.

Este volumen presenta una importante y escogida bibliografía, incluyendo fuentes impresas. Joseph Göbbels aceptó el deseo de su esposa Magda, una mujer nacionalsocialista convencida y dogmática, para que realizase el crimen nefando de asesinar a sus seis hijos, ¡unos niños inocentes! A priori escribió una carta a su hijo, Harald Quandt, único vástago de su primer matrimonio, donde le indicaba sin el más mínimo remordimiento que: “No merece la pena vivir el mundo que venga después del Führer Adolf Hitler y del nacionalsocialismo, y por eso me he traído también aquí a los niños. Son demasiado buenos para la vida que vendrá después de nosotros, y un Dios misericordioso comprenderá que yo misma les dé una solución. Había jurado lealtad hasta la muerte al Führer, y el que ella y su esposo pudiesen terminar su vida con él constituía, en su opinión, un favor del destino con él que no nos habíamos atrevido a contar nunca…”.

El testamento de Hitler dejaba su mando al Gran Almirante Dönitz, a quien su lealtad a Hitler le haría comportarse de forma más que dubitativa. Su primera intención sería la de luchar y resistir, utilizando los nuevos submarinos que no eran detectados por los barcos enemigos. Lo que se pretendía era separar a los soviéticos del resto de los aliados, intentando ganar tiempo. Todos los nombres sonoros del Tercer Reich y del NSADP desfilan por este libro fuera de serie. Deseo finalizar con las inexplicables, amorales, pero positivas calificaciones de Karl Doenitz hacia Adolf Hitler, y realizadas ante el tribunal militar de Núremberg: “En el Führer había visto una poderosa personalidad, un hombre dotado de una inteligencia y una energía extraordinarias, de una cultura verdaderamente universal y un carácter que irradiaba fuerza, y que poseía una capacidad de atracción enorme”. En suma, una obra completa y sobresaliente sobre el final del Tercer Reich, recomendación. «Iustitia est unicuique dare quod suum est. ET. Quod omnes tangit ab omnibus approbari debet».

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