Tengo un gato. El gato.
Se llama Amancio. No sé por qué, pero se llama Amancio
Amancio y yo siempre tuvimos una relación gatuna. El hace lo que le apetece. Te quiere o no.
Yo le digo:
-Oye Amancio, ¿cómo me ves? Así como si tal, y el que es muy suyo... me mira, a veces si, otras no. Se estira y vuelve a mirar.
Amancio... Me he maquillado, tengo las cejas depiladas y me he quitado el bigote. Llevo rímel y los labios rojos. Amancio continúa observándome.
Y yo... y?
Amancio se da la vuelta, estira una pata, después la otro, coge el mando y cambia de canal.
Casi puedo oír sus pensamientos... Chica, ¡tú estás muy mal!!!
Continuará…