¡La función del Historiador es comprender la Historia y hacerla comprender! Creo, no obstante, panegíricos al margen, que el compañero médico debe documentarse algo más, ya que sé , de forma fehaciente que está muy preparado en Historia. Página-271: “dos años después de Nájera, es en la villa de Montiel donde se decide el futuro del reino de Castilla…”. Debo indicar que no se puede definir de forma unilateral ese hecho; ya que los reinos son de Castilla y de León, y esa es la titulación de la diplomatura del Rey Pedro I “el Justiciero o el Cruel” de Castilla y de León. El resto de la narración nos acerca a esta época tan complicada, difícil y transcendente, ya que su muerte conllevó la entrada de una nueva y paradójica dinastía, la de los Trastámara, que por culpa de su fundador Enrique II “el de las Mercedes” y su endeudamiento con sus iguales, los magnates tendrán un gran poder y exigirán dominar y mandar sine die. Pedro I de Castilla y de León (Burgos, 30 de agosto de 1334-Montiel, 23 de marzo de 1369) y su madre la Reina María de Portugal (9 de febrero de 1313, Reino de Portugal-Évora, 18 de enero de 1357) han padecido todo tipo de desaires y humillaciones por parte del padre y esposo, Rey Alfonso XI “el Justiciero” de Castilla y de León (Salamanca/Reino de León, 13 de agosto de 1311-Gibraltar, 26 de marzo de 1350): “Otro dato histórico de interés, con respecto a la nunca desaparición del Reino de León, y toda su cultura, se encuentra en cómo se llama la Crónica del Rey Alfonso XI, y que paradójicamente está escrita en lengua leonesa o llingua llionesa y no en castellano, cuya copia se perdió, lo que demuestra que en la curia regia de dicho monarca todavía se utilizaba la lengua leonesa o llingua llionesa. Además de dejar bien claro cuál es la titulación del monarca. Es una copia-edición del siglo XVIII”: Cronica de D. Alfonso el onceno. Part 1 de este nombre de los Reyes que Reynaron en Castilla y en León (1787)”.
En esta obra se realiza un acercamiento historiográfico a las mujeres del Rey Pedro I de León y de Castilla, por lo tanto, en esta novela-histórica las féminas llevan la voz cantante, e influirán muy paladinamente en la vida del monarca. La época narrada es muy violenta, ya que los hermanos Trastámara tienen la convicción de que su derecho al trono es ineluctable y, por lo tanto, deben intentar llegar al trono de los dos reinos de forma indiscutible. Deseo indicar, de forma prístina, que en el Reino de León al rey Pedro I se le define como ‘El Justiciero’, siendo lo esencialmente vivencial definitoria, que se trata de una guerra fratricida. Por consiguiente, el autor realiza una novela-histórica correctamente estructurada alrededor de estas soberanas. Se reincide en el hecho inexacto de que las mujeres eran manipuladas como si fuesen una especie de adorno, desdibujadas o maltratadas, pero el hecho es inexacto, ya que parten del Reino de León, que es un prístino Señorío de Mujeres, y donde reinas como María de Molina, Berenguela de León, Urraca I de León, Violante de Castilla y de León, o Sancha I de León, entre otras de mayor o menor enjundia, presentan una acusada personalidad y capacidad de decisión.
«Pedro I de Castilla, hombre frío y vengativo, persiguió con saña a quienes amenazaban su poder. Y por sus atrocidades lo conocemos como Pedro el Cruel. Sin embargo, acabó sus días a manos de su propio hermano bastardo, Enrique de Trastámara… Pero ésta no es una novela sobre el rey don Pedro, sino sobre sus mujeres. Reinas que reinaron, otras que fueron repudiadas y alguna que ascendió al trono después de muerta. Es ésta una historia sobre barraganas, putas y bastardos, sobre mártires reales o imaginarios, sobre la guerra y la peste, sobre cadáveres que lideran ejércitos y otros que se proyectan incorruptos hacia el futuro. En esta novela que tienes entre manos, lector, la tierra tiembla, los cuerpos se estremecen, las venganzas se esculpen en piedra y se pierden unas cuantas cabezas… Porque el siglo XIV fue un tiempo violento y convulso, una época en la que a veces se podía ganar una batalla de forma aplastante y, al mismo tiempo, perder la guerra, y también un período donde la crónica se transforma en leyenda y es capaz de convertir a determinadas mujeres en santas o en diosas. Y aquí está todo, en sus protagonistas. Maestro de las letras como pocos, Álvaro Lozano nos lega en estas páginas esbozos de lo que fue y pudo ser, historias que no se olvidan. En definitiva, un pasado al que nos acercamos desde el presente como una posibilidad, para contemplarlo en toda su grandeza mutable e incierta. Sólo al lector corresponde darle su forma definitiva».
El primer capítulo se dedica a Urraca Ossorio de Lara, que es la progenitora de uno de los más dedicados enemigos del monarca, Juan Alonso Pérez de Guzmán y Osorio, ella gobernará el señorío, y el rey Pedro I decidiría condenar a la hoguera a la magnate indicada; la leyenda nos relata como su sirvienta Leonor Davalos se inmoló con ella, al impedir que el viento levantase la falda de su señora. La segunda mujer estudiada será Leonor de Guzmán, la que fue amante de Alfonso XI y madre de los Trastámara, quien, desde un poder muy importante, acabaría asesinada de forma inmisericorde, previamente torturada por Pedro I y María de Portugal, que le profesaban un odio inmarcesible, esta mujer tan destacada tratará de proteger a sus hijos y a sus derechos al trono, sobre todo el de su primogénito, el futuro Enrique II. La tercera mujer que se analiza en la obra es Blanca de Borbón, que fue obligada a casarse con un varón que no la quería como esposa, y que tampoco le iba a demostrar, en toda ocasión, el más mínimo respeto, y hasta tal punto es así que el alcaide del Alcázar de Jerez de la Frontera, Juan Pérez de Rebolledo aceptará y cumplirá la orden del rey Pedro I de Castilla y de León de asesinarla, la misma pasaría a mejor vida en 1361.
En su cenotafio se escribe que: “Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón, descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad”. Por consiguiente, todas estas mujeres aparecen llenas de matices, de sentimientos y de certezas o de dudas. El libro es una obra plena de sensibilidad y de pasajes rigurosamente históricos, que es lo que yo exijo a las novelas-históricas, 70% de historia, con aderezos de ficción. Recomiendo sin ambages esta obra sobre este rey extraño. «Magnus ab integro saeculorum nascitur ordo. ET. Hoc voluerunt».
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