Deseo indicar, a priori, que la obra presenta dos anexos de gran calidad y muy esclarecedores: uno de ellos nos ofrece una importante pléyade de personajes que participaron en esta conflagración bélica; y el segundo nos presenta la cronología de la guerra en el Frente Occidental entre 1914 y 1918. La bibliografía tiene todos los que son y deben estar. UNA OBRA RIGUROSA Y ESCLARECEDORA AD INFINITUM. La guerra que comienza en agosto de 1914, ya contaba con unos ejércitos muy móviles para las batallas campales, verbigracia como la de Cannas entre cartagineses y romanos en la Edad Antigua, pero tenían un problema importante y que estribaba en que todavía utilizaban un importante número de caballos y de mulas. Pero, esta forma de combatir no podía tener mucha duración, y por ello enseguida se transformó en una guerra estática, que limitaba totalmente la libertad de movimientos. En los albores del malhadado año de 1915, comenzó lo que se denominó como ‘guerra de trincheras’, hasta la primavera-verano de 1918, en el que los beligerantes decidieron pasar nuevamente a luchar en campo abierto, tratando, sobre todo los prusianos o alemanes, de dar por terminado con una plausible y más que necesaria victoria aquella condenada guerra, en la que, apoyados por los austriacos, se estaba transformando en un desastre de proporciones incalculables. Austria y Prusia-Alemania preveían qué si caían derrotadas, ello sería la caída definitiva de sus águilas imperiales.
“En la esfera sociopolítica, el Frente Occidental fue también un lugar decisivo en donde, al margen de sostener el esfuerzo de guerra desde la retaguardia, se forjó el mundo del mañana. La ilusión inicial de las élites que se convirtió en una decepción constante, la movilización industrial, la represión de los movimientos pacifistas y las conferencias de alto nivel fueron algunos de los puntos tan inherentes a la propia contienda como lo fueron el ruido de la artillería, los asaltos a la bayoneta y los campos de muerte. Todo ello culminó entre noviembre de 1918 y junio de 1919, cuando los plenipotenciarios firmaron el famoso Tratado de Versalles, que cerró de manera definitiva la lucha en este teatro”.
El libro se ha dividido en varios capítulos. Desde el estudio de los avances tecnológicos, que se vieron forzados a desarrollar ambos enemigos, para tratar de acabar lo antes posible con el enemigo. Otros, nos aproximan a los aspectos sociales que se produjeron en el inicio de la guerra: desde las estereotipadas declaraciones de guerra, con todo tipo de descalificaciones lanzadas hacia el contrario, que luego produjo una importante cantidad de síndromes ansioso-depresivos entre todos aquellos seres humanos, que contemplaban la ingente cantidad de muertes producidas en los campos de batalla, y asimismo se estudia el rol protagonista que adquieren ya las mujeres. La guerra en su estado analítico es la aproximación a las diversas instituciones que se suelen enfrentar en los campos de muerte bélica, a lo largo de las diferentes épocas de la historia.
«Cuatro años de guerra que cambiaron el mundo. Entre 1914 y 1918 se libró la mayor guerra que el mundo había conocido, y los ejércitos de Europa se desangraron a una escala inédita mientras en el frente se revolucionaba la forma de combatir; los ejércitos se atrincheraron y, en Francia y Bélgica, la región fronteriza entre los Aliados y las Potencias Centrales se convirtió en una letal tierra de nadie surcada de alambre de espino, castigada por los proyectiles y sembrada de cadáveres. En el Frente Occidental, como se llamó a este teatro de la guerra, los soldados decidieron el destino de Europa y el mundo. Con firme pulso narrativo, y respaldado por una profunda investigación que ofrece nuevas perspectivas sobre la Primera Guerra Mundial, Ismael López acomete una auténtica hazaña y nos sumerge en cuatro años de combates para conocer la historia completa del Frente Occidental, desde el empuje inicial alemán y el terror francés hasta la precaria paz de Versalles, pasando por la heroica resistencia belga y las grandes batallas y ofensivas, como el Marne, Verdún, el Somme o la Kaiserschlacht. Todo ello, sin perder jamás de vista el componente social del conflicto, pues la Gran Guerra también se libró en los hogares, ciudades y fábricas del continente, con consecuencias que se dejan sentir hasta nuestros días. ‘La guerra de las trincheras’ es la obra de referencia sobre la brutal trituradora de carne que fue el Frente Occidental».
En este momento histórico, los ejércitos de Alemania-Prusia, Austria, Francia, Bélgica, Rusia y el Reino Unido ya habían ido conformado sus peculiaridades diferenciadas a lo largo del siglo XIX, con los enfrentamientos contra Napoleón I Bonaparte, que habían sembrado de cadáveres la Europa de ese ensangrentado siglo. En las Españas, no beligerantes en esta guerra mundial, se habían producido las guerras carlistas dinásticas, con gran cantidad de odio y saña. Cuando aquellos jóvenes europeos, de toda condición, se movilicen para destrozar al enemigo diabólico, mayoritariamente los prusianos, comprobarán en sus propias carnes sus limitadas posibilidades de autodefensa. Por lo tanto, será preciso que en el año de 1915 nazcan otros ejércitos que se puedan adaptar a las nuevas condiciones impuestas por el devenir vivencial bélico.
“Sin embargo, no se puede obviar que la primera fase de la guerra se luchó con estas fuerzas militares, y por ello se debe examinar su disposición y quienes las integraban. Solo así podrá el lector configurar sus propias opiniones ante lo que se expondrá después”. El día clave lo será el 28 de julio de 1914, y se definiría como a partir de esa fecha, Europa sería muy diferente en valores políticos y esencias militares. Se realizaron todo tipo de alianzas para llegar al triunfo bélico, y entonces serían los militares los que recogerían el testigo para “continuar la política por otros medios”.
Esta guerra con un componente revolucionario, desde 1870 hasta 1914, conllevó que la tecnología militar a utilizar fuese una nueva forma de desplegar lo necesario, para que se produjese un uso masivo de armamento. El pistoletazo de salida sería el enfrentamiento entre el Segundo Reich alemán del canciller Otto von Bismarck, y la Tercera República francesa, nacida de las cenizas de aquel paradójico Segundo Imperio de Napoleón III Bonaparte. El resto del concienzudo relato literario está en toda la obra, que debe ser recomendada ad integrum, por su calidad y su rigor histórico. «Qui cum sapientibus graditur erit amicus stultorum efficientur similis».
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