La historia de "Muerto el viejo se acabó la rabia" narra el extenso descenso al infierno del protagonista, conocido como Moi. A lo largo de su vida, ha desempeñado diversos roles: repartidor, camarero, guardia de seguridad y mensajero para el Viejo. Sin embargo, un tropiezo desafortunado lo lleva a cruzar los límites impuestos por la sociedad. Hasta ese momento, siempre había tomado decisiones correctas y caminado por la delgada línea que no corta; pero ahora siente que la vida lo ha arrollado como si fuera un tren de mercancías. Todo empezó en el instante en que comenzó a percibir el hedor de la miseria que intentaba remover para encontrar algo que le permitiera cubrir sus gastos.
El escritor expresa su incomodidad con las etiquetas que dividen las obras en géneros literarios, ya que considera que estas limitan la riqueza de las historias narradas por su rigidez y falta de flexibilidad. A pesar de esto, es innegable que Muerto el viejo se acabó la rabia encaja dentro del género negro, aunque no se trata de una novela centrada en la investigación de un crimen. “Es una novela urbana –afirma su autor–, una historia oscura, protagonizada por personajes que habitan los márgenes y cuyas vidas nos permiten vislumbrar el lado más desconocido de nuestra sociedad”.
Enmarcada por una cita del aclamado y recordado Jim Thompson, figura emblemática en la creación de personajes memorables en la literatura, el cine y la televisión, se encuentra el comienzo del libro. Esto representa una clara declaración de intenciones para un autor que se niega a ser encasillado. Con cada nueva novela, este escritor explora nuevas dimensiones de su capacidad expresiva y busca relatos que inciten al lector a cuestionarse, aunque no sin provocar cierta incomodidad.
Guillermo Alemán, originario de La Laguna y nacido en 1968, es autor de obras como El fantasma del viejo arlequín (Ediciones Idea, 2007), Paté de foie (Los 80 pasan factura, 2013) y LalaZ (Fatiga Books, 2018). Su trayectoria literaria abarca al menos dos décadas y se caracteriza por la narración de temas que le apasionan, sin limitarse a un solo género. Este enfoque revela su compromiso con el arte de contar historias. Eduardo García Rojas ha descrito a Alemán como un autor consolidado “aunque viva al margen del circo literario canario”, una visión con la que el escritor se siente identificado. El crítico y periodista tinerfeño también ha señalado que la voz de Alemán es “fresca y novedosa” y que, “por ser tan auténticamente canaria, universal”.