¿Y tú quién eres?
Cuatro palabras que me abrieron los ojos.
¿Y tú quién eres?
Cuatro palabras que me rompieron el corazón.
¿Y tú quién eres?
Cuatro palabras de despedida.
Te habías ido.
Sin despedirte. Sin pamplinas.
Sin contemplaciones. Sin retorno.
Sin aspavientos. Sencillamente.
Como tú eras.
Ni siquiera te oímos salir.
El tiempo, tu tiempo, se había desvanecido.
Sin memoria no hay contornos,
los rostros se desdibujan,
las palabras suenan vacías.
Y en ese baile de neuronas desquiciadas
se te borraron nombres y caras,
desaprendiste todo,
se te borró la vida.
Y tu alma buena y sencilla
se diluyó para siempre en un maldito fluido
de historias perdidas.
Así estuviste muchos años,
muerta en vida.
Perdida en tu laberinto de desmemoria,
necesito creer que ya sin penas,
sin consciencia ni amargura.
Yo te iba a ver de cuando en cuando,
otros te acompañaban cada día.
¡Cómo dolía verte y ya no verte!
La muerte en vida nunca termina.
Te lloré tantas veces de forma prematura
que cuando finalmente te fuiste
lágrimas no tenía.
Eva Veneros Hernández. Mayo. Madrid. 2016.