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Puente de Carlos desde el Moldava
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Puente de Carlos desde el Moldava (Foto: Maudy Ventosa)

PRAGA SIN TI

Por MAQUE
MAQUE nos cuenta en un sentido relato su segundo viaje a Praga donde no estaba él.

Me conto su historia. Una historia de emociones, personal, muy personal. Su mirada, mientras me hacía participe de sus sentimientos, no dejaba lugar a la duda, sobre el relato, sobre lo que había vivido. No sabemos lo que somos, ni de dónde venimos ni cuál será nuestro final. Yo solo fui su confidente y así como me lo conto, así os lo cuento.

Entre dos tragos de absenta soñábamos con ella, la ciudad donde nuestros deseos se cumplirían, donde seriamos libres para amarnos o como él me susurraba a veces... libres, libres para amarnos como sólo nosotros sabemos.

Imaginábamos sus estrechas callejas llenas de historias, cruzar el puente de Carlos cogidos de la mano, sin prisa, escuchando canciones únicas de músicos y poetas callejeros. El Moldava nos regalaría sus arcoíris, su curso de plata.

Los pequeños cafés obsoletos y llenos de encanto oirían nuestras risas, sentirían nuestros besos. Praga, nuestra ciudad deseada.

PRAGA SIN TI

He paseado sus empedradas calles, sus callejones y pasadizos, he mirado desde el puente el largo camino que lleva hasta el viejo castillo. Lo he hecho con ansia. Estoy aquí sin ti, con otras gentes, con otros besos. Escudriño cada hueco y en cada uno grito tu nombre.

¿Dónde estás? Te busco, peregrino los lugares qué imaginamos y la hambruna que siento no la calman otros besos.

Acaba el día y se van apagando las luces, las campanas del viejo reloj hace rato que sonaron sin ti. Aunque nadie lo oye, estoy gritando tu nombre. Te busco en la ciudad donde juramos qué seriamos eternamente felices.

La esperanza de encontrarte me quema; me queman las sonrisas del disimulo. La hambruna no cesa.

PASARON LOS AÑOS

Con un amor sereno, hoy de nuevo estoy en la ciudad, la qué soñábamos, la que nunca fue nuestra. Mis manos reposan tranquilas. Querido compañero de vida.

Han pasado los años y aún hoy todavía creo descubrir una forma, una silueta. ¿Sera tal vez la tuya?

He vuelto a pasear sus calles, sus recodos, pero ya no es nuestra ciudad.

Tiendas nuevas de todo tipo ocupan los viejos lugares, los grupos de turistas corriendo como pollo sin cabeza buscando la inmediatez de la foto. Una carrera hacia ninguna parte lo ocupa todo, ahoga la música.

De nuevo llega la hora del regreso. Hora de partir... pero una inquietud, una llamada un desasosiego se va apoderando poco a poco de mí.

Imposible definir qué era aquello que me urgía, que me impide pensar con claridad.

Con una excusa absurda he corrido hacia el muro. Bajo las escaleras sin resuello desde el puente hasta la isla de Kampa.

Y ahí sigue, el símbolo de la expresión libre, Lennon, su imagen y su música.

Trataron de echarlo abajo, borraron sus consignas sus grafitis una y otra vez, pero ahí continúa desafiante.

Recuerdo aquella tarde entre tus brazos, recuerdo tu risa...

-Iremos allí y pondremos sus canciones a tope, bailaremos y haremos el amor, !!!Qué se jodan!!!

Pero tú no estás. Su música sigue sonando, los mensajes se amontonan y yo los recorro, los escudriño. Quizá alguno fue tuyo. Tal vez lo borraron.

De pronto una luz potentísima me deslumbra, me ciega, una luz que marca un camino. Cierro los ojos con fuerza. Todo se tambalea.

-No tengas miedo, estoy aquí. A tu lado.

Su voz, es su voz. Mis ojos siguen cerrados, el corazón me llena la garganta, no puedo respirar.

-No tengas miedo.

Después una paz infinita, un silencio sin eco´. Poco a poco mis parpados se abren.

-Estas aquí, estas aquí.

-Sí, esperándote. Estoy esperándote toda TU vida.

- Pero, ¿no me dejaste? ¡¡Me olvidaste!!

Su sonrisa, única jugando en su hermosísimo rostro, la profundidad de su mirada llena de luz.

No fue mi culpa, una bala suelta se llevo mi mundo, los gritos de libertad, los amores lejanos... La primavera continuaría en Praga, pero ya sin mí.

Recuerdo su sonrisa, recuerdo sus últimas palabras.

Te seguiré esperando, en algún momento escucharas mi voz y tendremos un abrazo infinito.

Llego el día de partir, me voy ligera de equipaje. Tuve una buena vida y un gran amor.

Estoy segura, me está esperando. Lo prometió. Allá donde estemos, allá dónde vayamos podremos amarnos como solo nosotros sabemos.

Recibí este mensaje al poco tiempo de haber sido su confidente. Cuando me preguntaron si la historia era real, solo pude contestar:

¿Es real el amor eterno? Solo en vuestros corazones encontrareis la respuesta.

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