Lo primero que quise saber cuándo llegó a mis manos este libro, es qué quiere decir el título, qué significa Rave, y según el diccionario, por definición, es una fiesta clandestina, fiesta ilegal. Evento donde gente joven baila música electrónica y a veces toma drogas o sustancias. Claro está que no ha sido una definición contundente, ni reveladora, porque quizás el título que toma el autor quiere sugerir algo más. Para saberlo, tuve que leer el libro. No sé si será que estamos en diciembre y el cuerpo nos pide fiesta, pausa, relax, placer, pero al leer este libro tengo la sensación de haber sido invitada a esa fiesta, a una fiesta de los sentidos. Actualmente estamos rodeados de informadores, de vendedores de humo, de embusteros, de creadores de contenido, pero un poeta va más allá; no se queda en la superficial banalidad de lo que encuentra en el camino. En un mundo tan acelerado, tan agobiante, hemos de buscar la pausa para encontrar la belleza. Tendremos que procurarnos el tiempo para disfrutar de esta fiesta. Quizás, casi sin quererlo, pudiéramos quedar en “shock” al leer estos poemas y descubriríamos lo que pretende hacernos saber el autor con tantas referencias al cine, a la música o la literatura. Un shock al escuchar la música que nos hace felices, nos hace volar, levitar o evadirnos… La realidad supera la ficción y de cine y ficción, "Rave" viene cargado. El autor nos invita a dejarnos llevar, pero a la vez nos reconduce por el camino correcto en busca de la belleza, con cada uno de los versos que conforman estos poemas cargados de seducción y profundidad poética. El corazón del poeta sufre, el poeta persigue lo efímero, pero a pesar de ser un oficio ingrato, cada poema es una celebración que nos recuerda que estamos de paso y que el carpe diem sigue siendo la mejor receta. Disfrutar del momento aunque sea poco, pero vivirlo, será la mejor opción siempre, aunque algunos, a la vez que se contentan con ver el vaso medio vacío, optarán por quedarse en su zona de confort, sin ir más allá. El primer verso del primer poema “La ceniza que nos resta”, nos advierte: “Hoy un poeta es como una insignificante/ mosca/ en la pared” que va con su cámara en mano fotografiando los instantes cotidianos del día a día, intentando descifrar los códigos de esta travesía. Es el decimoctavo libro del autor, poeta consolidado, un explorador de mundos que no se repite, que no se doblega, ni se desintegra ante los continuos ataques de la realidad amenazante y aturdidora. Y nos dice, en los últimos versos “Hoy un poeta es como esa insignificante mosca/ en la pared/ que solo Grace/ fue capaz de imaginar/ en movimiento”. El movimiento es vida y la vida es cambio. Cambio silencio por música, cambio quietud por compás. Cambio de película o de personajes mientras se reescriben de nuevo historias como la de cada uno, historias que nos dejan a las puertas del tiempo, limpiando los restos de la Rave, mientras algunos duermen la borrachera al ritmo de esas canciones que jamás nos abandonarán. Y quizás entonces, volvería a sonar God’s Plan, para quien quiera oír, claro. Leer este libro, además de un desafío, es un regalo mágico, y los invito a disfrutarlo siguiendo el consejo de Fran Soto, autor del prólogo: “dispóngase, estimado lector de poesía, a disfrutar de la alta fidelidad de una partitura de versos escrita como es muy probable nunca haya “leído-escuchado” antes. Puedes comprar el libro en:
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