En algún momento, hemos tenido la fortuna de acercarnos a las obras de esta colección singular de poesía; pienso en los poemarios de Rafael Ávila, también de Juan Gaitán. Hoy, el libro que nos ocupa lo firma la escritora gaditana, aunque afincada en Málaga, Teresa Antares. Un poemario que desprende tanta sensualidad como singulares vaivenes intimistas, con un fraseo preciso, contundente muy cercano, así al menos, lo ha percibido este lector, a la música jazz. El propio título nos remite a esa palabra desnuda y genuina, Sílabas descalzas. Un perfecto ejemplo de simbiosis entre música y forma poética que, curiosamente, se dispone tipográficamente a modo de prosa. Por un lado, conformando el deseo de profundizar en sus reflexiones que van de la identidad a la pasión, del aprendizaje al secreto y, con un voluntario acento interdisciplinar. Señalo la musicalidad suprema que desprenden sus composiciones y que vienen respaldadas por “Un blues que roza el silencio de un árbol”, la música new age en manos del extraordinario pianista surcoreano, Yiruma, la presencia verdadera y rutilante de la mitología a través de Afrodita, la revelación divina por Eros, el aroma de la belleza, y, como telón de fondo “los deseos de Píndaro”, quien se caracterizaba especialmente por establecer asociaciones tan imprevistas como expresivas entre elementos diferentes, aunque la victoria sobre la mediocridad debía reflejarse. “Dictando los códigos secretos del amor. Varear de pie la pasión, la inquietud consumida, descifrar y comprender todas las dulzuras sin deberes”, nos escribe la autora con tanta belleza como nitidez. Un poemario que parece escrito como si fuera un monólogo interior, aunque, constatamos ese estado aparente, pues buen número de los textos se inician con infinitivos (indagar, seducir, murmurar, quemar, repetir) y paralelamente lo conceptual (la luz, la fugacidad de la rosa, la búsqueda, la piel encendida, el aroma de las violetas, una pequeña habitación de hotel, estrellas y por supuesto, sílabas descalzas), recordando lo propio de una programación didáctica, si acaso, la importancia que tiene el discurso literario en general, y el poético en concreto, para la historia. Como eje vertebrador, “la libertad del desafío”, la intuición y la intensidad en cada acto: “la belleza de un arcoíris lunar y el húmedo sabor a electricidad en el antes y después de tu mirada”. Un poemario a todas luces musicable, cuando no directamente conlleva la música de manera natural, combinando la complicidad amorosa y la sensualidad, deslumbrante y cautivadora que nos sumerge en el seno, el corazón, el cuerpo, el alma de las emociones compartidas. Por esta razón, cada mirada y cada gesto se convierte en una declaración silenciosa. Sílabas descalzas nos descubre un delicado universo donde los deseos se entretejen y entrelazan para celebrar, precisamente, la belleza de los momentos fugaces y la profundidad que se revela en ellos. Un poemario, cuya danza lírica resalta la armonía de una imagen potente donde “espejos sin cobertura” y los gemidos nos invitan a explorar los matices de la pasión vibrante y auténtica. Abriendo de “par en par la desnudez”, he recordado las palabras de la canción “La vie en rose” que cantaba Edith Piaf desde el más supremo desgarro. “Ojos que me hacen bajar los míos/Una risa que se pierde en su boca/ Aquí está el retrato sin retoque/Del hombre al que pertenezco/Cuando me toma en sus brazos /Me habla en voz baja/Veo la vida en rosa/Me dice palabras de amor/ Palabras de todos los días/ Noches de amor que no llegan a su final”. Una propuesta de poesía conceptual, fragante, hedonista que nos atrapa en su equilibrado discurrir. Magníficas digresiones sinestésicas, que nos presenta la demencia, la perversión e incluso el canibalismo como una leyenda de luna llena, como el ronroneo de la seducción. Un permanente estado de alerta carnal y el ensimismamiento que lo transforma en texto poético. Un poemario que completa una línea editorial bien definida, donde lo emocional es protagonista indiscutible. El mundo, es posible, que quepa en un imagen sin parangón: “ Tus dedos bajando mis medias”. Puedes comprar el libro en:
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