“En estos tiempos se manipula la historia y está muy ideologizada. Yo he querido dar una visión más equilibrada de lo que ocurrió en los años treinta y cuarenta en nuestro país y en Europa. He pretendido seguir la estela de historiadores independientes y ecuánimes como Xosé Manuel Núñez Seixas y otros”, razona el escritor de Bueu, municipio de la costa pontevedresa. Hizo un gran trabajo de documentación sobre esos años y la División Azul. “Se ha escrito poco sobre ella. Entrevisté a un superviviente de la División, Alfonso Pimentel Pérez que tenía 102 años y que contó jugosas anécdotas, como que los soldados españoles no se llevaban bien con los alemanes y que no gustaba a los españoles lo que hacían con los judíos en los campos de exterminio. Las mujeres judías eran muy guapas e íbamos a bailar con ellas, me contó”, recuerda Otero. La intención de Álvaro Otero al escribir el libro fue “novelar la historia de esa generación perdida que vivió el ascenso del comunismo, del anarquismo y del fascismo. Sus protagonistas vivieron cuarenta años machacados por aquellos acontecimientos”, razona el autor de Galaxia Gutenberg. “Se suele decir que los miembros de la División Azul eran todos falangistas y no fue así, hubo personas que se enrolaron para reducir sus condenas, otros habían sido militantes del POUM, que lo hicieron para vengar todo lo que sufrieron por los comunistas españoles. Cuando cayeron prisioneros, tuvieron que vivir en penosas condiciones en los gulags soviéticos. No fue hasta el 2 de abril de 1954 cuando los 229 supervivientes de lo campos rusos llegaron a Barcelona en el barco Semíramis”, recuerda. Se calcula que más del 90% perecieron en los campos soviéticos. “Me gustan mucho utilizar flash-backs; ayudan a comprender mejor las tramas”Por las venas del escritor gallego corre la sangre literaria de Ramón María del Valle-Inclán y Álvaro Cunqueiro y se percibe en su prosa barroca, afinada y rigurosa. La estructura de la obra lo denota, En la primera parte, se alternan hechos de 1932 en un pueblo indefinido de España, y los de 1944 en el campo de exterminio de Auschwitz. “En las tierras de la península no se habla de un sitio definido. Lo que relato podría haber ocurrido en cualquier sitio de España. Quería que la gente tomase conciencia de que podría haber ocurrido en cualquier población de nuestra tierra”, apunta con una sonrisa. En el segundo, se va a tierras rusas, desde Moscú a Leningrado, pasado por Siberia. Los protagonistas viven la realidad de esas tierras donde impera la política más sangüinaria. “Se le rompe la idea del paraíso soviético”, puntualiza. Y en el tercer capítulo, vuelven a alternarse las tramas. “Me gustan mucho los flash-backs, ayudan a comprender mejor la trama”, señala. “Soy un escritor obsesionado por la estructura. El discurso narrativo está en constante transformación y cada vez más fragmentado. Mi estilo demanda un discurso más roto. Quizá por efecto de las telenovelas del siglo pasado y de las actuales redes sociales”, explica Álvaro Otero durante nuestra conversación, y agrega “siempre estoy preocupado por no hacer una obra manierista”. Busca la originalidad y el romper con estructuras ya demasiado utilizadas.
El horror que trata en la novela, también huye de lo convencional. “Todo horror es oscuro y hay que tratarlo así, aunque cueste leer ciertas partes de la novela. Por ejemplo, la historia de amor que narro en el escenario del campo de Auschwitz es totalmente real”, afirma taxativamente. Álvaro Otero ha querido escribir una novela como “si yo hubiese sido testigo directo de lo narrado. Me gusta escribir con mucho apego. Escribir es un lugar en el que vivir, donde hago un viaje personal literario”. Continuamos hablando sobre su pausado estilo de escritor que le gusta “cocinar las obras a fuego lento. Intento romper el relato para que no se perciba una linealidad. La historia, como he dicho, es muy dura y en ocasiones densa, pero creo que la he dotado de una estructura bastante dinámica. Los escritores tenemos mucho que aprender de las series de televisión. Hay que saber captar la atención del lector y que no se relaje. Quiero llevármelo siempre conmigo”, analiza el autor pontevedrés. Para concluir, habla sobre su estilo. “La luz que nos guía es una novela coral, donde hay muchos protagonistas; yo me considero un escritor de personajes. Mi libro va sobre la lealtad y la amistad y, también, es una crítica sobre la luz de las ideologías, que casi siempre suele ser engañosa, lo que conlleva a un proceso de desencantamiento”, sostiene Álvaro Otero. El escritor apuesta en su novela por el “equilibrio”, olvidándose de bandos e ideologías. Finaliza con una recomendación a los jóvenes escritores: “La vocación y el talento no es suficiente para escribir. Hay que ser obsesivo”. Puedes comprar el libro en:
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